Habían pasado las dos horas y efectivamente oyeron el chocar de las armas y el McKeltar cogió su espada y se dirigió a donde se oía el clamor, los otros sin dudarlo hicieron lo mismo.
Cuando llegaron al lugar de la contienda, y vieron a la muchacha que luchaba toda ensangrentada y que se notaba que estaba muy agotada entraron el liza sin pensarlo, en menos de lo esperado habían acabado con esos bastardos o al menos eso creían, cuando de repente Esther corrió en dirección a un MacGregor y lo tiró al suelo los guerreros iban a reírse cuando vieron el cuchillo clavado en el costado de la muchacha de inmediato se pusieron en modo convate y localizaron al soldado que la había herido, cuando lo acabaron vieron al hombre que hacía lo imposible por protegerla y cuidarla mientras sus amigas lloraban y suplicaban que la salvasen.
- Mi niña te vamos a sacar de aquí, en cuanto sientas que estas a salvo pide a las hadas de la curación y la protección su ayuda, ellas no dudarán en venir en tu ayuda, te necesitan para que protejas a las fades y hadas.
- No quiero que nadie muera por mi culpa, señora.
- De señora nada, maldita sea soy tu abuela. De aquí a un rato llegará tu abuelo, te ha visto pelear y se que cuando te recuperes, querrá entrenarte, en cuanto estemos en un sitio seguro los guerreros McKeltar harán lo que este en su mano para sanarte, pero si tienen ayuda mejor que mejor.
- Como digais abuela.
- Asi me gusta ahora se buena chica y descansa después vendrá un guerrero por tí.