Esto solo se puede describir con una palabra: incomodidad.
Desde que Charlotte despertó para cenar, el ambiente ha sido tenso, ella se limita a comer sentada en las piernas de su madre. Roderick no deja de mirar a su hija, esperaba que lo mirara solo una vez, pero eso no pasaba.
Sabía bien qué a pesar de no ser la Charlotte original, Camila había renacido como ella, tenía esos recuerdos y momentos en su mente, quería tener esos preciosos momentos para si misma. Nunca creyó que había sido tan mala hija como para que su padre odiara esa vida.
—Está rica la cena, ¿no es así, Lottie? Toma, la carne ya la corté, puedes comerla.
La niña niega.
—No puedo comer eso, tiene salsa de duraznos y soy alérgica.
El hecho de que su hija le tuviera que recordar sobre eso, hizo que la herida se abriera mucho más para Roderick. No conocía a Charlotte, solo lo que quiso ver, nada más.
—¿Qué tal si dejamos los vegetales y esta comida elegante y vamos por unas hamburguesas? Sé que te gustan.
La niña niega.
—El doctor dice que si no me alimento bien puedo enfermar y no quisiera que mamá se preocupara.
Sentir esta actitud d parte de su hija, le dolía de forma profunda en el pecho a Roderick, ama a su hija, ver esta fase tan fría y distante solo le duele más.
—No… no digas que solo ella se preocuparía por ti, eres mi hija y te amo.
Charlotte sabía que no, era a Amelia y a Jackson a quien entregaría ése amor que dice tenerle, si no ama a su madre menos a ella, ya que Lottie es el vivo retrato de Cecilia.
—¿Lastimaste a mami?
Cecilia se atragantó con lo que dijo su hija, nunca imaginó que ella si escuchó por completo la conversación de esa noche. Esa discusión no fue necesaria para que Charlotte hablara de ello, es una lectora, ella conoce la historia y sabe bien que los malos terminan mal.
—Yo… eh, si, herí a tu madre.—Admitió dejando a Cecilia sorprendida al decirlo.
Charlotte miró a su mamá.
—¿Tú aún lo amas? —Fue demasiado para Cecilia tener que responder a eso el mismo día, se salvó en una ocasión pero ahora se siente acorralada.—Dime, mami.
Cecilia mira a Roderick y baja su mirada por un segundo para después negar.
—Lo único que puedo amar en este mundo eres tú, Charlotte.
La niña se siente más aliviada.
—Eso es bueno…—sonríe—¿Por qué no se divorcian? Así ambos serán felices.
Los dos se vieron a los ojos y entendieron al instante, no sería para nada sencillo algo como eso, no es solo decir: Divorcio. Los Heinrich son demasiado orgullosos y poderosos como para dejar que un escándalo naciera en la familia, solo se pueden volver a casar si son viudos.
—Charlotte… no es tan fácil.
Roderick niega.
—Y es algo que no sucederá, —aseguró Roderick—tú madre y tú vivirán bien conmigo, haré lo mejor que pueda para que estemos bien, ¿si?
Lottie niega.
—No quiero vivir con papá, no quiero que papá siga siendo infeliz, mamá y yo solo le damos una vida que él odia.
Él intentó acercarse pero, al verla llorar y temblar mientras abraza a Cecilia, lo hizo ver que solo comete error tras error.
—Me iré, nos vemos mañana, y aunque no lo creas, en serio lamento haber dicho esas palabras tan feas, pequeña.
Roderick se fue y Charlotte suspiró.
—No debiste mencionar el divorcio, Lottie.
Ella niega.
—Mami es muy preciosa como para desperdiciar su belleza y juventud en un papi malo.
Se cruzó los brazos e hizo un puchero.
—Oh, Dios—ríe Cecilia—Entiendo a que te refieres pero no es tan facil, Lottie.
Ella niega ante las palabras de su madre.
—Si lo es, —Puede que haya intentado mejorar la relación de ambos pero ahora ve que jamás hará felices a sus padres por sí sola—pero aún así…. Mami también debe tener una oportunidad de amar.
Cecilia estaba conmovida por el gran corazón de Charlotte pero no podría seguir el consejo de su hija.
Las dos se acostaron en la cama, Cecilia no era buena creando historias para dormir, era más de verla dormir, le gusta observar lo linda que se via roncando de forma tan tierna.
—Intentaré solucionar esto de la mejor forma, —besó la frente de su hija—confía en mi, ¿si?
La pequeña niña pudo descansar al fin, fue duro ver que ella misma tuvo que tomar la palabra: Divorcio por ambos, tan mal estará que debe pedir que sus padres se separen. Ningún niño de su edad tiene la capacidad de ir a esos extremos, ahora teme lo peor, algo que ha estado hiriendo por mucho tiempo a Charlotte. Puede que no solo su esposo sea el que ha cometido grandes errores, Cecilia lo sabe, pero aún así, desea tanto ser una mejor madre para su hija.
William Strong tiene razón, la única forma de hacer a Lottie intocable para los Heinrich es haciéndola la sucesora de los Richardson, no queda otra opción más que esa. Lo que sucedió hoy puede que ya haya estado premeditado, de haber perdido a su hija, no sabría qué hubiera pasado o lo que debía hacer, teme lo peor. Pero hay una cosa que no hará jamás y es huir de esta guerra, escapar solo demuestra que no te importa lo suficiente la causa de ella, y no es así, ama a su hija, haria lo que sea por Charlotte, incluso sacrificar a los Heinrich para que su hija suba a la sima.
Buscó su teléfono y marcó después de tantos años a la casa de los Richardson.
—No pienso esperar a nadie para proteger a Lottie, ella debe tener el apoyo que merece, aún acosta de mi propia vida—Tomaron el teléfono en la otra línea—¿Brown? Si, soy yo. ¿El abuelo?—una sonrisa crece en los labios de Cecilia— Ahí estaremos.
Esto, es solo el principio.—Declaró Cecilia.
~ ~
—Charlotte, abre por favor, le pedí a la empleada que comprara algunas cosas que llevaremos a los abuelos.
Cecilia estaba acomodando su cabello y aún estaba en bata de baño, había ayudado a su hija a cambiarse, se siente raro pero le gusta estar a su lado y ayudarla. La pequeña Lottie había quedado hermosa, su vestido era de un color púrpura y su cabello estaba sujetado con un moño alto. Tenía accesorios y se veía tan tierna.
La pequeña abre la puerta y ve a su padre con un ramo de diferentes dulces.
—¿Te gusta?
Lottie solo se limita a asentir, era mejor dejar todo así, de todos modos ella no es la verdadera Charlotte, no tiene porque enfadarse por no quererla, al final de cuentas, no es su padre y ella no es su hija.
—Gracias.
Él se arrodilla y toma su mano.
—Lo que dije esa noche fue por un momento de presión donde discutí con tu madre. Sabes que tú eres lo que más amo en este mundo, ¿no?—besó su mano—Eres mi única hija, eres lo más precioso que la vida me regaló.
Es porque piensa que soy su única hija pero cuando Jackson aparezca esas mismas palabras irán a él, dejándome de lado, ya que no soy una hija que él quiso, al menos, no nacida del amor.—Era la realidad para Charlotte.
—Nada en este mundo puede suplantar lo que siento por ti, Charlotte.
Vio con claridad en su mirada qué pasó una mala noche, lo abrazó y consoló, no era su verdadera realidad… su verdadero padre no es él, por eso, debía intentar actuar como lo que se ve que es, una niña.
Toques hicieron que padre e hija vieran a William que estaba en el umbral de la puerta.
—Ya veo estás lista, pequeña gatita, luces hermosa.
Charlotte sonríe.
—¿Irá usted también? Luce bien Sr. Strong.
Él la mira con incredulidad.
—¿No soy el secuestrador de mamás que mencionaste ayer? Es raro ver a una gatita ser cortes.
La pequeña niega.
—Nos ayudó ayer y mami dice que debo agradecer eso.
William sonríe.
—Toma, —le pasó una caja con un listón plateado—es un regalo.
Abrió la caja y notó que era una pulsera con figuras de gatos, leones, lobos y perros. Cada figura tenía un color diferente.
—Son bonitos, gracias, Sr. Strong.
Él niega con una sonrisa.
—Es demasiado formal, llámame como tú desees, ¿si?
—Esta bien, ¿Qué tal pequeño lobito? Amas a los animales, ¿no? Además sus ojos se ven como los de uno.—ríe.
Esa respuesta hizo que la mirada de William se suavizara y sonriera, era un apodo que solo escuchó una vez en el pasado, de los labios de su madre, por desgracia falleció cuando era un niño pero aún así nunca más volvió a escuchar ese apodo hasta ahora. Sabía bien porque Lottie llamó tanto su atención ahora, la personalidad de su madre se la recordaba.
La pequeña se apresuró a cubrir su boca—Perdón, fue irrespetuoso.
Él niega.
—Piensa que soy tu tío, ahora, ¿Si? Tú tío divertido.
Ella asiente.
—No es necesario, —Asegura Roderick—Tiene a mis hermanos.
—Es de mi parte de la familia entonces, —Comentó Cecilia al salir de la habitación, lucia un vestido blanco que iba a juego con flores del mismo color del vestido de Charlotte—¿Lo olvidaste? Soy una Richardson como Charlotte.
Lucia elegante pero también muy natural, era la primera vez que Cecilia hacía relucir una naturalidad tan presiosa pero a la vez sofisticada.
—Pero William no…
Cecilia sonríe.
—De hecho, él mismo nos escoltará a la casa Richardson, el abuelo desea conocerlo.
Roderick mira mal esa situación, no sabía que tenía entre manos Cecilia pero al saber que quería involucrar a Charlotte con los Richardson, nada bueno es de esperarse.
—¿Cuándo planean volver a casa? Lottie no puede estar expuesta a tantas cosas.
Si bien Roderick conocía el odio entre ambas familias, tenía miedo de que una mala influencia llegue a su hija, que Cecilia y los Richardson la lastimen es algo que no podría soportar.
—Charlotte no irá a cualquier lugar, conocerá a su bisabuelo, tíos y primos, —Cecilia sabía bien a qué temía Roderick, pero ella no iba a permitir que dañen o incluso piensen que pueden ignorar a Charlotte, cuidará correctamente a su hija.—¿No te pone feliz eso, Lottie?
La pequeña sonríe.
—Si, lo estoy.
Puede que su madre intente disfrazar la verdadera razón de la visita a los Richardson, pero Charlotte sabe bien qué hay algo oculto en esta espontánea reunión después del atentado de muerte de ayer. Ve que hasta ahora, Cecilia no le ha dicho nada a Roderick, piensa que espera el momento adecuado para informarlo, de saberlo ahora no sería posible ver a la familia de su madre.
Lo crucial ahora es ayudar a que su madre sobreviva, a pesar de estar nerviosa y temer quien es el demente que intenta matarlas, ahora no tiene idea de qué sucede con el libro.
—Iré con ustedes.
La mirada de Cecilia cambia a una seria.
—Eso no va a pasar.
Roderick se cruza los brazos.
—¿Por qué? Lo acepten o no, tu esposo e hija son Heinrich.
Cecilia medita por un segundo hasta que sonríe hipócritamente, y asiente.
—Vamos.
Cecilia iba en el auto de William mientras que Charlotte iba con su padre. La pequeña insistió, la verdadera razón es porque intuía que si los dejaba a solas podría tomar la información de escuchar cuál era su plan. Días antes había preparado grabadoras, instaló una en el bolso de su madre, con eso podía saber qué es lo que tiene entre manos.
—¿Quieres hablar de algo en el camino, Charlotte? Si no, cantar… tengo muchas canciones que pueden gustarte.
Lottie sonríe.
—¿Cuál es tu color favorito, papi? —La pregunta de su hija hizo ver que iba por buen camino—Es para un juego.
—¿Ah, si? Pues creo que el plateado me gusta.
—El juego es de cualquier vehículo que sea de ese color y dependiendo de cuantos lleve la otra persona debe darle un golpe en el hombro. ¿Te agrada el juego? Prometo ser cuidadosa.
Roderick asiente con una sonrisa.
—¿Y cuál es el color que eliges hija?
Charlotte sonríe.
—Rosa.
Los autos plateados aumentaron en número y los golpes de Charlotte a su padre eran fuertes, tenia fuerza para esta clase de cosas. Era un juego que jugó con su mamá en su otra vida, solo que en lugar de golpes era puntos los que anotaba, evadió eso ya que le pareció divertido.
—Creo que odiaré el plateado por un tiempo.—Dijo Roderick al masajear su hombro.—Ya hemos llegado.
Estacionó el auto y fue a la parte de atrás a ayudar a Charlotte a quitarse el cinturón.
—¿Es por esta residencia donde viven los abuelos de mi mamá? —Preguntó Lottie al ver el enorme lugar con casas unidas y una gran mansión en el centro de esto.
Cecilia camina hacia su hija luego de quitarse los lentes oscuros.
—No es nada de eso, hija. Todo esto es de tus bisabuelos, Charlotte.
Lottie quedó en blanco, todo era como un universo diferente, no podía creer que en verdad esto era sólo un lugar por todo lo que había y lo grande que era. En su otra vida esto se consideraba un estado, habían cosas hermosas y elegantes, no estaba preparada para conocer a sus bisabuelos, temia no agradarles.
—No estes nerviosa, eres una niña espléndida, Lottie. —Aseguró Roderick.
—Eres una gatita poderosa.—Elogió William.
—Eres como yo. —Aseguró su madre ganándose la mirada de ambos hombres que intentaron no reír.—Así que tranquila.
Fueron hasta el mayordomo, quién los recibió con un saludo de movimiento de cabeza.
—Brown.
El mayordomo sonrío.
—Sean bienvenidas Sra. Cecilia y Srta. Charlotte. —Era un hombre fiel a los Richardson, a sus ojos, eran los únicos a los que podría tener lealtad, nunca conoció a Charlotte hasta hoy, pero no necesitaba reconocerla ya que era la imagen viva de Cecilia. —El Sr. Richardson las espera en el jardín.
Ignoró deliberadamente Roderick y a William, para ser honesto no le agrada nadie que esté encontra de la familia o los haya lastimado. Para él, su único deber es el de servir y apoyar a la familia.
Fueron guiados por el mayordomo que los dejó en la salida hacia el jardín donde había un gran lago. Cuando William y Roderick iban a avanzar junto a Lottie y Cecilia, Browm no lo permitió.
—Por ahora creo que… —Miró fríamente a Roderick —ver ciertas cosas desagradables pondrían en mal estado al Sr. Richardson.
La llamada de anoche fue con segundas intenciones ya que Cecilia tenía intereses ocultos. Eso estaba claro, proteger y ayudar a que Lottie tenga un futuro donde ella misma sea la lider de su propio destino.
Tomaron el teléfono en la otra línea—¿Brown?
Pasaron unos minutos hasta que respondió.
—¿Srta. Cecilia? Oh, no puede ser.
— Si, soy yo.
—Han pasado ocho años desde la última vez que la vimos, el Sr. Richardson ha esperado por su regreso.
—¿El abuelo?—una sonrisa crece en los labios de Cecilia.
Debí hacer eso, si no me apartaba, los Heinrich en ese tiempo me hubieran creído una traidora, pero debía hacerlo por el gran amor que tenía por Roderick, fue el peor error de mi vida.—Tuve miedo de perder eso, ingenua al creer que su amor era honesto.
—Ha pasado años pero aún así no tiene ningún rencor, creo que desea recuperar el tiempo perdido con usted y su hija.
El corazón de Cecilia sintio una fuerte presión que la lastimó.
—Ahí estaremos.
—¿En serio? Le diré de inmediato al Sr. Richardson.
Cecilia suspira.
—Habrá dos invitados de más, entre ellos mi esposo.
Hubo un silencio en la línea un tanto incómodo.
—Está bien, lo único que importa es que vengas con Charlotte.
Abuelo—Sin poder evitarlo comenzó a llorar ante la voz de su abuelo, en el pasado hizo y está haciendo cosas horribles.
—Estaremos ahí, abuelo.
Solo fueron unos minutos en silencio entre ambos para después colgar la llamada.
La pequeña Lottie estaba nerviosa pero aún así fue hacia dónde sus abuelos, miraba al pasto recien cortado, intentaba no caer para no fallar.
—Abuelo, ya estamos aquí.
—Mm—fue una repuesta tan corta y fría.
Charlotte nunca leyó de estos personajes en el libro, deseaba saber que estaba pasando, levantó su mirada y vio a un hombre de traje blanco, barba blanca y cabello del mismo color, en el rostro se veía una clara cicatriz que fue por la guerra. Lottie sonrió sin poder evitarlo, era idéntico a Santa Claus.
Al momento de ver después de tanto tiempo en fotografías a Lottie, no se le comparaba a verla en persona, era hermosa y tan tierna. Su cabello igualado al oro y sus ojos azules eran idénticos a un diamante.
—Lottie, saluda al abuelo,—Aconsejó Cecilia.
Charlotte fue hasta él y sonrió.
—Hola,—saludó con la mano en el aire—ah, quiero decir, —fue hasta él y besó su mejilla—Encantada, bisabuelo.
Cecilia quedó en blanco al ver que su hija actuaba así.
—Abuelo… ella…
Después de esos años sin poder expresar nada, el comandante en guerra que defendió el país y perdió a muchos hombres, mostró un signo de amor al acariciar el rostro de su bisnieta.
Para quien no lo conoce ve solo una mirada fría, pero si ve con detalle las pupilas de sus azules ojos, se nota que esta feliz después de tantos años de no ver a su nieta y a su bisnieta.
Los tres se sentaron en las sillas del patio y comenzaron a charlar.
—Eres una niña hermosa, idéntica a tu abuelo Cesar y a tu madre Cecilia.
—Somos iguales a ti, ¿no?—Aseguró Charlotte pero el anciano negó.
—No, eres igual a tu bisabuela, Camila.
La taza en las manos de Charlotte se resbaló.
—¿Qué… qué dijo? Yo… ése nombre.
Escuchar su nombre de la otra vida en este mundo se sintió tan raro para Lottie, sus recuerdos se hacían cada vez más presentes.
—¿Charlotte?
Cecilia fue hasta ella e intentó calmarla, era como si estuviera expuesta a una situación de pánico, intentó ayudarla pero no funcionaba. Oscar Richardson, un hombre que sirvió fielmente en el ejército tenía experiencia en esta clase de situaciones, debía sujetar la mano de su nieta y junto a ella comenzó a respirar hasta que ella le siguiera el ritmo para que se calmara.
Se pudo calmar pero eso solo alertó más a Cecilia, ya que nada bueno estaba sucediendo con su hija.
Luego de eso, hablaron de ayudar a Charlotte para que vea a un profesional, tal vez sin saberlo, la pequeña ha experimentado algo que Cecilia ignora.
—Has sido una niña valiente, por eso, quiero darte los obsequios que no pude darte todos estos años—Chasqueó los dedos y aparecieron varios hombres y mujeres de esmoquin cargando diferentes regalos. —Puede que este,—de su bolsillo sacó una brújula—no sea el más caro o brillante pero quiero que esta brújula te acompañe como lo hizo conmigo, ¿Te gusta? —Al ver la sonrisa de la niña fue suficiente para Oscar.
Charlotte estaba emocionada.
—Mucho, gracias bisabuelo.—Charlotte lo abrazó y él solo respondió dando palmadas en su espalda.
—Oh están aquí.
Ante ellos apareció una hermosa mujer, su cabello era blanco y se notaban las pequeñas arrugas pero aún así se veía conservada y llena de vida, sofisticada pero sencilla. Era escoltada por una mujer de tez morena y ojos cafés, se veía unos pocos años menor, pero ambas se veían cercanas.
—Hemos ido a recoger flores para celebrar que mis lindas sobrinas han llegado.—Erika era la hermana menor de Oscar Richardson, viuda desde muy joven y sin hijos, por el gran cariño de su hermano a ella, ha vivido con él estos años.—Oh, pero que hermosas están.
Cecilia solo la observó sin decir nada, mientras Lottie no dejaba de sonreír ante la dulce aura que emanaba su tía bisabuela.
—Ahora que recuerdo, le pedí a Brown que hiciera unos ricos postres para celebrar que Charlotte nos visita.
Cecilia sonríe.
—¿Por qué no vas con el abuelo a comerlos? Ayudaré a la tía Erika a buscar un buen florero.
Oscar se levanta y apoya en el bastón, Charlotte toma su otra mano y le sonríe.
—Puedo verme pequeña pero soy muy fuerte.
Oscar asiente—Mm.—No era de expresar bien lo que sentía pero todos notaron que le agradaba mucho Charlotte, nadie logró eso, solo su difunta esposa, Camila.
Una vez que se fueron ambos, esas personalidades amables se fueron al bote de basura, las máscaras falsas se fueron de ambos rostros. Erika hizo una señal a la morena que la acompañaba para que las dejara solas.
—¿Amiga tuya?—Se burló su sobrina.
Una sonrisa crece en los labios de Erika.
—Mujeres como tú y yo no tenemos eso, sabes bien que… —levantó una rosa—cuando se trata de lastimar a quiénes intentan quitarnos lo nuestro, somos unas fieras.
—¿Lo notaste? Me sorprende.
—Tú más bien a mi, pensé que odiarías a tu hija ya que es lo único por lo que tú esposo se quedó a tu lado, cómo bien se conoce ama a una empleada.—Erika sabía bien cómo atacar a Cecilia.
—Eso ya pasó de moda, la saqué del camino, ¿No te parece molesto si se repite la historia, Tia?—El cuchillo que trajo Cecilia estaba afilada para cortar a quien se atreviera a interponerse. —Podría ser perjudicial a tu edad.
Erika ríe y su sobrina la sigue.
—¿En serio crees que mi hermano pondrá de sucesora a Charlotte? Es bonita, lo admito, pero para la fortuna Richardson se necesita más que eso.
Escorpión venenoso, no hables de mi hija así o te haré saber las consecuencias de hacerme enfadar— Debía calmarse si deseaba colocar la sucesión en manos de Lottie.
—¿Y piensas que la familia por parte del tío Conrrat será más digna? No son más que unos infelices que al heredar todo te dejarán en la calle.
Erika se tensó.
—¡No se quien te has creído para…!
—Mi hija es alguien que tiene dinero hasta morir pero su lugar no estará seguro hasta que tú te unas a nosotras. Ellos planean heredar para pagar deudas y todo lo que ha construido el abuelo se irá a la mierda.
Erika tomó aire.
—¿Cómo puedes asegurarme que yo estaré a salvo? Desde niña eras demasiado astuta y frívola como una víbora.
—Y tú venenosa como un escorpión, Tía.
Cecilia dejó unos papeles sobre la mesa.
—Tuve que hacer que mi asistente los trajiera en la mañana, falta es tu firma.
Erika los leyó por arriba.
—¿Hablas en serio? No entiendo…
—No fue aceptado por el abuelo pero será el primer acto de Charlotte como sucesora.
Erika cubrió con su mano sus labios, era increíble que esto estuviera pasando.
—Su esposo podrá ser enterrado en el cementerio de los Richardson, Tia.
Enviudó joven, conoció el día de su boda a su esposo, pero aún así fue amor verdadero, vivieron felices cinco años de matrimonio, lo difícil para ella fue cuando tuvo que despedirlo porque partía a la guerra, él no sobrevivió. Arnold Harrison, falleció cuando Erika solo tenía veinticinco años, pero su amor fue lo más hermoso que vivió en su corazón. No vió a ningún otro como a él.
El golpe más duro para ella fue saber que no podría ser enterrado en el cementerio de la familia, solo se permitía eso a los descendientes con el apellido Richardson o esposas que lo obtuvieron en el matrimonio.
Erika intenta borrar sus lágrimas, no le gustaba mostrar sus sentimientos.
—Revisaré esto con mi abogado.
—Su respuesta la quiero ahora, Tía.
Erika mira con media sonrisa cínica a Cecilia.
—Te ayudaré solo por esta vez, haremos de Charlotte la sucesora de lo Richardson—Aseguró—pero antes de hacerlo debes decirme algo Cecilia.
Se cruza de brazos y espera que su tía le pregunte.
—¿Cuánto tiempo seguirás mintiendo a Charlotte y a Roderick? Me pregunto… lo que pasará si se sabe la verdad.
Cecilia camina hacia su tía y sonríe.
—¿Cenizas o ataúd? Dime hasta donde quieres que llegue para que cierres la boca, tía.
Una villana sigue siempre su papel y es algo que Charlotte aún ignora.
¿Ahora que pasará con la sucesión y que es aquello que conoce Erika de Cecilia?