-Ha-yun, baja por favor – dejo de hacer lo que estoy haciendo, me paro de mi escritorio, salgo de mi habitación y bajo las escaleras.
-Aquí estoy – mis padres están sentados en la sala, con unos papeles sobre la mesa del café.
-Hija siéntate – tomo asiento al frente de ellos y mi padre me pasa uno de los papeles.
-Léelo- hago lo que me pide y no puedo creer lo que leo.
-¿Esto es enserio?- pregunto un tanto indignada.
-Nos mudaremos a Seúl dentro de una semana, esos son los papeles de tu nuevo colegio junto con tus notas de este periodo, ya todo está arreglado – mi madre habla tranquila.
-Pero…- mi padre no me deja terminar.
-Nada de peros, tienes una semana para arreglar tus cosas, terminar tus últimos trabajos de periodo y despedirte – me pasa otros papeles junto a una carpeta – Esos son los papeles de mi traslado, esos son los papeles de la nueva casa, y esos son los papeles de tu nuevo colegio, ellos escogieron para ti el mejor colegio de toda Seúl, para que así puedas entrar a estudiar medicina en la mejor universidad de toda Corea del Sur -
Es que ni siquiera me va a preguntar nada, todo me lo está imponiendo.
-¿Mi opinión no cuenta?-
-Es una decisión que está tomada, así que no – aprieto los labios.
-Muy bien- ya hablo seria - ¿Algo más que tenga que saber o ya puedo regresar a mi habitación?-
-Retírate- me coloco de pie y hago una reverencia – Y espero que te comportes en Seúl y no ocasiones problemas –
-Si señor- les respondo mientras llego al último escalón.
Cuando entro a mi cuarto miro a mi alrededor y busco lo primero que pueda arrojar, y por mala suerte de mi cuarto, lo que consigo primero es mi lámpara de noche.
Siempre es lo que ellos quieran, todo es a su manera, todo lo hacen sin preguntarme el sí estoy de acuerdo o el que opino.
-¿Quieres que me comporte en Seúl? Muy bien, vamos a hacerlo, pero esta vez a mi manera- tengo la respiración entre cortada, he tirado todo lo que podido y he encontrado a mi paso, incluyendo mi trabajo de inglés, igual, si me voy a ir, que importa si se daña.
Estoy a mitad del primer año de secundaria, dentro de una semana saldré de vacaciones, y se suponía que a finales de agosto regresaría a clases, tendría un mes de vacaciones y mis padres lo acaban de tirar todo por la borda.
Me siento en el piso y abrazo mis piernas, mira a mi alrededor, son 15 años de mi vida que se quedan aquí, cada recuerdo en cada foto que están pegadas a la pared, cada palabra escrita.
-Son 15 años que se quedan en Busan – aprieto más mis piernas – Ahora empezar de cero en Seul, ser la nueva a mitad de año escolar – resoplo moviendo los mechones de mi cabello –Esto no será fácil – suelto mis piernas y me coloco de pie – Mejor recojo y limpio todo esto antes de que sea peor-
Paso el resto de la tarde acomodando mi habitación y cuando termino de botar todo lo que dañe me vuelvo a sentar en mi escritorio y retomo mi trabajo de inglés, a fin de cuentas soy la nota más alta de mi salón, y no lo puedo perder si quiero estudiar Psicología en la Universidad Nacional de Seúl, igual tenía pensado irme, pero era dentro de 3 años, no ahorita, y mucho menos porque ellos quieran.
Estoy terminando de escribir el ensayo final de inglés cuando me llega un mensaje.
-“¿Qué vas a hacer en vacaciones?”- Soo Mi, una de mis amigas, una amiga con la que solo se puede pasar el tiempo y hablar de cosas irrelevantes, mas no se puede confiar en ella.
-“Iré a Seúl con mis padres”- leo el mensaje y noto que le falta un poco de interés, pero no es como que quiera saber mucho.
-“Que bueno, yo iré a China con mis primos, luego iremos a Japón-
-“Uhh, espero la pases bien, disfruta del viaje” – dejo el celular sobre el escritorio y termino las pocas líneas que me faltan.
-“Te traeré una postal de china y una de Japón”-
-“Gracias, pero no es necesario, tranquila”- no le diré que me voy a mudar de ciudad, no le quiero dar explicaciones, porque sé que si le cuento toda la secundaria se enterara, ya paso una vez.
-“¿Estas segura?”-
-“Sí lo estoy, Soo Mi te dejo, tengo que terminar el trabajo de Ingles” – ya lo termine pero cortar el tema.
-“Está bien, nos vemos el lunes” – ahora sí, dejo el celular sobre la mesa y me digno a recoger todo, preparo mi bolso del lunes y cuando está todo listo me siento en mi cama con las piernas cruzadas mirando hacia las puertas de mi closet.