En las llamas del arcángel (elemental School 3)

capítulo 17: otra vez el valle

Era un sábado veintiocho de septiembre por la mañana, Sebástian cumplía los diecisiete ese día, y la respectiva llamada de su mamá a primera hora no se hizo esperar.

—¡Feliz cumpleaños, cariño!

—Gracias, mamá.

—¡Feliz cumpleaños, campeón!

—Gracias, papá.

Tras el teléfono, se podían escuchar los sollozos de Valeria.

—Ya no eres un niño, ya tienes diecisiete años…

—No llores mamá, no por cumplir años voy a dejar de quererla.

—No es eso, es que… cómo pasa el tiempo, recuerdo que era ayer que te tenía en mis brazos con tu biberón, y ahora estás sepa Jesús dónde a un año más de ser mayor de edad.

—Gracias por llamarme, lo bueno es que en menos de dos meses ya voy a estar con ustedes otra vez.

—Dios te oiga.

Sebástian colgó la llamada, se bañó, vistió y mientras se ponía una camisola cayó en cuenta de algo.

—Sun-Shin… voy a decirle que nos demos una oportunidad.

Se puso lo más guapo que pudo para impresionar, y con una caminata con aires seguros se dirigió a la habitación cuatro del pasillo cinco dispuesto a tocar la puerta, pero no pudo.

—Pero… dijo que iba a encontrar a alguien para ya no seguir enamorada de mí… ¿Aún le gusto?

Decidiendo no correr riesgos, se alejó del lugar camino al comedor para desayunar, topándose con Agda en el camino, quien se alegró al verlo.

—¿Alguien cumple años hoy?

—Diecisiete para ser exactos —respondió sonriente.

Agda abrazó a Sebástian y lo felicitó.

—Aprovecha tu juventud Sebástian, porque cuando tengas mi edad, vas a extrañar las ventajas de ser joven y lleno de energía.

Sebástian se extrañó, Agda le hablaba como si tuviera treinta años.

—¿Y qué edad tienes? —preguntó.

—Dieciocho.

Sebástian se rió, y Agda con él también. A pesar de que Agda era algo pesada a veces y varias veces le hizo algo a Sebástian que no le gustó, no podía negar que ella era alguien incluso más alegre y feliz que Wyatt, y eso era de ir mucho.

Una vez desayunado junto a Agda, quien vestía con su bufanda de siempre, se encaminó a su cuarto, cuando Wyatt lo interceptó en el camino.

—Diecisiete años, muchas felicidades.

—Gracias, Wyatt.

Wyatt olió el perfume que Sebástian emanaba.

—¿Algún regalo que estás estrenando?

—¿Huh?

—El perfume.

—Ah, no, es…

Sebástian apartó un poco a Wyatt para hablarle más en privado.

—¿Recuerdas que les conté a tí y a Luna sobre Sofía? Pues tuve un sueño en donde Sun-Shin me decía que me hicieron sentir mejor conmigo mismo.

—¿Y…?

—Quiero darle una oportunidad.

Wyatt se quedó estático, extrañando esto a Sebástian. Tras unos momentos, Wyatt agarró a Sebástian de la muñeca y, sacando chispas eléctricas de sus pies, corrió hasta la habitación de Luna.

—¡Luna! —llamaba tocando la puerta— ¡Luna!

—¿Qué pasó? —le gritaron desde adentro.

—¡Es sobre quien tú sabes quiénes!

Luna, ni tonta ni perezosa, abrió la puerta y dejó pasar a ambos.

—Primero que nada, ¡felicidades Sebástian! —dijo abrazándolo—, y en segunda, ¿Cómo que quien yo sé quiénes?

—Sebástian te va a explicar —aclaró Wyatt sentándose en el piso.

—Bien —comenzó Sebástian—, ¿Recuerdan que les hablé de Sofía? Pues hoy soñé con ella, más específicamente en el momento en el que descubrí que me engañó. Yo me estaba sintiendo mal, y de pronto llega Sun-Shin a abrazarme y a decirme que ella iba a estar ahí para mí.

Luna se emocionó más que Wyatt, pues Sun-Shin le había contado a ella el sueño que tuvo con Sebástian, el cual era algo parecido.

—Entonces ella me pregunta que si es alguien en quien puedo confiar románticamente.

—¿Y le dijiste que sí? —preguntó Luna con la misma emoción de alguien que mira el final de una telenovela.

Sebástian asintió algo apenado, mientras que Luna celebraba.

—El problema es que —continuó Sebástian, deteniendo a Luna en su bailecito— no sé si ella aún quiere que estemos juntos.

—Sencillo, Sebástian —dijo Luna—, ¡Yo le preguntaré!

—¿Lo harás? —preguntaron Wyatt y Sebástian al unísono.

—Por supuesto, todo para ver a estos dos juntos.

Luna se fué a la habitación de Sun-Shin y tocó la puerta. Cha, quien estaba estudiando inglés como siempre por estas horas, le abrió la puerta.

—Hola, Luna.

—Hola, Cha. No te quito tu tiempo, ¿qué sientes por Sebástian?

A Sun-Shin le sorprendió la pregunta.

—¿Para qué quieres saberlo?

—Solo curiosidad.

Cha, algo pensativa y apenada, respondió:

—Aún me gusta, pero ya le prometí que voy a encontrar a alguien que me haga tanto bien como él, aunque siendo honesta es algo difícil, lo quiero a él, no a alguien parecido.

Luna apenas pudo guardarse la emoción, y agradeció a Sun-Shin mientras regresaba a su habitación.

—Emmm… adiós, Luna.

Una vez de regreso a su habitación, le dió las buenas nuevas a Sebástian.

—Aún siente algo por tí.

Sebástian se alegró al escuchar eso.

—¿Y qué piensas decirle? —preguntó Wyatt.

—Pues quería decirle algo como "Sun-Shin, me has demostrado ser alguien en quien puedo confiar en una relación, ¿Quieres que lo intentemos?".

—Algo soso —comentó Luna—, tiene que ser un poco más amoroso. Dime, ¿Ella te gusta?

—Pues, digamos que estoy comenzando a hacerlo —confesó Sebástian.

—Entonces dile esto —dijo Wyatt—: Cha Sung Shin, debo decirte que me has hecho el hombre más feliz del mundo, ya que gracias a tí hoy pude superar mis traumas del pasado y hoy día me siento capaz de una relación nueva, y vaya casualidad que yo te gusto y confieso que también me gustas, así que dime, ¿Quieres que intentemos algo y estar juntos hasta el fin del mundo?

—Y aún así sigue soltero —se burló Luna, provocando la risa de Wyatt.



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En el texto hay: juvenil, romance, ficcion

Editado: 09.01.2023

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