En libertad [#e3]

Capitulo 5

—Comportate, Mclaren.—Gruñó molesto.

—No entremos, si vamos al castillo de nuevo hago cualquier cosa, no se, tengamos sexo o pongámonos a analizar el avance tecnológico que nos propone Tokio. —Movi las manos sin sentido por mí cara—Por favor, bæ

Alexander me miró con incrédulidad

—¿Me estás ofreciendo sexo a cambio de que no entremos?—Se comenzó a reír, le di un puñetazo—Anda, que llendo o no a la casa de mi madre me darás sexo

Puse los ojos en blanco y toque timbre, la casa no era más que una gigante mansión. Había guardias aquí por lo que da a entender que después de todo, Alexander sigue protegiendo a su madre. Es entendible, después de todo ella es quien lo trajo al mundo

Ella misma abre la puerta, Camille William persona al cual me odia y el sentimiento es mutuo me abrió la puerta. Llevaba un resplandeciente vestido gris que resaltaba su figura física envidiable. Su sonrisa era falsa al igual que toda su cara siliconada. Se había estirado un poco la cara con cirugías, no lo digo yo, me lo contó su hijo.

—¡Hijo! Viniste—Sus ojos reflejan emoción, le da un cálido abrazo donde pude ver como lo miraba con admiración, bueno... Parece que ahora lo quiere.—¡Viniste acompañado!, ¿Tú eres...?—Alzó una ceja en mi dirección

Perra, me conoces perfectamente.

—La persona que asesinó a tu marido, un gusto.—Sonreí estirando mi mano en su dirección.

Sentí como Alexander me pellizco disimuladamente, lo miré con inocencia y él mostró sus ojos amarillos dando a entender que me comportara.

—¿Como olvidarte Katherine?—Se ríe forzadamente apretando sus dientes entre sí.—No te reconocí, estás distinta, ahora tienes flequillo.

De hecho, eso era real. Me habían hecho un flequillo desfilado y eso daba un cambio a mi rostro, según todos me quedaba bien pero por su rostro puedo darme cuenta que no le agrada mi cambio de look.

—Pasen.—Se hizo aún lado, Alexander poniendo la mano en mi espalda escotada me dió un suave apretón obligadome a caminar. Nos adentramos a la casa. —Veo que no han traído a mis nietitos...

Por que no confiaba en ti, maldita perra.

—Preferieron quedarse con su amiga Kylie, la hija de Lucas.—Contestó mi esposo con una sonrisa sincera.

—Oh, ya veo.—Hizo una pequeña mueca—Hoy seremos nosotros cuatro entonces... Pasen al living, les servire un trago.

¿Cuatro?

Cuando se fue pude admirar el lugar, era demasiado moderno; pantallas gigantescas de televisión, ventanales enormes y brillantes, paredes grises con cuadros negros, piso de madera y escaleras pintadas de blanco. Me agradaba la forma en la que decoraba, lamentablemente yo nunca tuve la posibilidad de decorar un hogar dado el hecho que no hay muchas formas de cambiar un castillo.

Pero igual, cada semana voy a cambiar la decoración de la casa de Caleb o James, esos dos me insultan a mil cada vez que me ven pasar por la puerta con bolsas llenas de pintura. Gracias a Dios, no se quejan y me consienten a la hora de decorarles la casa.

Me adoran

—Aquí tienen—Nos da copas de un líquido amarillo, espero que no sea pis. —Es champagne francés, un regalito de Alicia.

—¡Alicia!—Exclama con sorpresa—¿Cómo ha estado la pequeño engendro?

—Bien, está terminando su gira por el mundo, si no mal me equivoco está en China —Contesta dándole un trago a su bebida. Me reí internamente, ayer hablé con ella y me contó que está en México. Que mujer más estúpida tiene Alexander como madre. —Oh, Katherine, que calladita estás cariño.

¿Acaba de decirme cariño?

—No tengo nada para comentar, a diferencia de todos ustedes yo pienso mucho lo que digo para no cometer errores.—Confieso.

Camille me miró a los ojos achinando los suyos, me miró por unos segundos con suma irá para luego soltar una carcajada y poner su hipócrita sonrisa de vuelta.

—Siempre tan inteligente, mi nuera. Debes calmarte, siempre estás a la defensiva.

—Quizá por que todos lo que me rodean quieren mi muerte—Le di un trago a mi bebida—Soy bastante tediosa.

—Eh...—Alexander apreta los labios con incomodidad—Que espléndida estás.—La elogia. Ella arrogante levanta la cabeza poniendo una mano en su cuello, le di un gran rápido trago a mi bebida.

—Tú también hijo, estás cad...—No puede continuar de hablar dado que una voz masculina la interrumpe. Un nombre vestido con traje negro bajaba por las escaleras con una mano en el botón de su smoking. Al llegar sonríe ligeramente con nerviosismo caminando hacia nosotros —Oh, eh... Él es Xavier.—Se tocó la nuca

Esto se pone interesante

Estire mi mano hacia el hombre sonriendo—Katherine Mclaren.—Me presento. Él con nerviosismo, hacemos un saludo formal apretando nuestras manos el una con la otra.

—Disculpa, ¿Que hacías en los dormitorios?—Alexander pregunta en dirección a el hombre, parece que la segunda planta solo son dormitorios y... Oh por Dios, tengo que grabar esto.




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