ALEXANDER
—¡Es una locura!—Matt grita.
—¡No lo pueden hacer!—Dy niega con enojó.
Las luces se comenzaron a entrecortar, miré mi alrededor sabiendo que había hecho enojar a Travis y Austin.
—Si sigue en el castillo puede morir.—Gruñi—Un Ángel si sufre constantemente estrés, desesperación, sentimientos fuertes y peleas diarias tiene posibilidades de colapsar. ¿Porqué creen que llevo a su madre una vez cada dos semanas al spa? ¡Amelie no puede crecer en un ambiente así!
—Podemos cambiar, nos portaremos bien y ella no sufrirá—Matt desesperado intenta convencerme.
—Entiendo que amen a su hermana, yo también la amo. Pero ella volverá. Cuando tenga dieciocho años volverá a aquí, mientras tanto estos años tendremos que luchar para crear un ambiente pacífico para ella. Es por su bien. Lo saben.
Los niños intercambiaron miradas, en puro silencio. Parecían escuchar algo, claro que a sus sombras. Luego de minutos vuelven a verme y suspiran con sus ojos cristalizados.
—¿Ella estará bien?
KATHERINE POV
—Había una vez un Reino frío, las personas que cruzaban por el gran castillo se les enfriaban el corazón, los monstruos quisieron destruir el imperio para poder traer calidez a sus hogares. —Moví mi mano creando tres copos de nieve—Ellos decían que la debilidad de esos reyes eran tres niños. Un niño llamado Matthew; él era calculador, valiente, capaz y seguro de si mismo. El segundo niño llamado Dylan; era muy inseguro pero actuaba con rapidez, era muy cariñoso y amable aunque sabía perfectamente con quién serlo. Ellos podían enfrentarse a cualquier problema, ellos eran fuertes.—Moví mi mano en círculos haciendo que dos copos de nieve de desarmen y solo quede uno—Pero la tercera era una niña muy tranquila, pacífica, armoniosa e inocente, se dice que ella era persona más pacífica del mundo. El Rey y la Reina asustados por aquella inocencia, la enviaron lejos para que los monstruos no la encuentren. Prometiendo firmemente que cuando la niña cumpla dieciocho años iban a volver por ella.
Amelie miraba con atención mientras utilizaba mi hielo para crear formas así contar la historia. Ella se reía y intentaba tocar los copos de nieve con su lengua
—No sabes lo tanto que te amo, mi pequeña angelito.—La agarré y la acune en mis brazos, ella me miraba a los ojos con admiración—Lamento todo esto, yo... Yo lo lamento, pero no creas que es un abandonó. Prometo, juro, por toda mi vida que volveré a buscarte y viviremos felices por siempre... Lo prometo
Depósito un beso en su nariz haciendo que ella suelte una carcajada
—Los niños ya lo comprendieron—Alexander se acercó a mí, apareciendo en la habitación. Su rostro lucía decaído y triste aunque intentaba mostrar una figura firme para que yo pueda sentirme segura. Lo sabía—Dijeron que no se iban a despedir, que no era necesario si ella iba a volver. Están muy tristes pero se pusieron a hablar con sus sombras por lo cual, los dejé solos.
—Hicieron bien.—Hice una pausa—Ellos estarán bien.
—¿Y tú?
—Mi sangre angelical está curando mis heridas, va lentamente pero yo creo que estaré bien. y sobre mis sentimientos... No creo que la sangre angelical pueda curar eso.
Él se acercó y dejó un cálido beso en mi frente, luego miró a Amelie y la besó.
Me quedé unos minutos mirando a Alexander con los ojos cristalizados, él me miró y soltó un suspiro nasal para luego comenzar a llorar retrocediendo el paso. Lo mire tristemente, él tapó sus ojos con sus manos negando con la cabeza
—Lo siento, en serio, no debí llorar. Prometí que iba a ser fuerte —Él se lamentó, prácticamente corriendo hacia la salida para desaparecer. Una lágrima mía cayó sobre Amelie y la limpie con mi pulgar.
—Pero lo que los monstruos no sabían, era que los reyes de aquel frío reino, lamentaban mucho congelar sus corazones, ellos también quieran calidez en su hogar, pero los monstruos intentando atacarlos causaron que ninguno de los dos lo consiga... Y el “Felices para siempre” se congele al igual que todos los corazones.