Susurros.
Los susurros dentro de mi sonaban con tanta desesperación que anulaban mis sentimientos, los gritos silenciosos eran lo más desgarrador que tenía dentro, actuaba normal; sentada mirando por la ventana mientras que dentro mío había una guerra donde mi interior debatía para saber que hacer.
“¡Mantén el control! ¡Controlate! ¡No muestres vulnerabilidad!” Gritaba mi subconsciente en un intento desesperado de hacerme entrar en razón.
«Te cubriras detrás de esa máscara de niñata indomable mientras te pudres por dentro» Sin embargo, cuando intentaba retomar mi puesto ya no lo lograba hacer.
“¡Eres Katherine Mclaren no te puedes derrumbar!” aún que dentro de mi nunca iba a parar de insistir por mí bien.
«Estas lejos de ser mi amiga, perra» Siempre, los recuerdos me hacían jugar una mala pasada, me intentaban undir con atormetosos hechos que sucedieron sin saber que ya no podían undirme más de lo que estoy.
«Sabes, eres mi primer amiga» Había destruído a Allen, lo convertí en demonio llevándolo en si al peligro, sin humanidad...
Sin humanidad, sin piedad, lejos del amor.
“Katherine...”
“Katherine...”
“¿Katherine?”
—¡KATHERINE!—Asombrada pego un brinco en mi lugar poniendo la mano en mi pecho, giro y era Alexander, me miraba con el ceño fruncido—Te estoy hablando, ¿Estás bien?
No.—Si, perfecta. ¿Qué me decías?
—Me disculpó, me disculpó por todo y no daré un sermón de lo tanto arrepentido que estoy, por que se que lo sabes. Por que sé que lo entiendes, por que ni siquiera sé si me perdonarás, algún día.
«En ve de juntar fuerzas y reconstruir el reino para cuando Amelie vuelva, solo se separan causando que cuando ella esté aquí se encuentre con un reino de hielo, un dominante Rey y una testaruda Reina separados luchando entre ellos. Arrastrandola a lo que intentaron salvarla»
—Esto no está funcionando, Alexander. Y no hablo sobre nuestra relación, sino más bien por lo que nos rodea. El reino cae, y aún que estamos intentando sostenerlo no podremos con todo. Se hace aún más difícil cuando discutimos, somos ambos muy tercos lo sé. Pero eres el único que me trae a la realidad. El único que puede dominar está indomable alma, el único que una vez me hizo sentir feliz y llena.
—Sin embargo, nos debilitamos lentamente, muriendo en absoluto silencio sin saber que hacer. —Él miró por la ventana metiendo las manos en sus bolsillos de sus pantalones.
—Bebe de mi sangre.—Propuse—Conviertete en Demonio. Serás más poderoso, más resistente, más fuerte para lo que se aproxima.
—Cariño, sabes que es una pésima idea.—Negó con la cabeza aún sin mirarme—Estoy destinado a ser un licántropo, a ser un lobo cada luna llena. No a ser una bestia.
—Tu más que nadie sabe que las razas no definen a la persona. Puedes ser como yo; que domina todo el poder.
—Eso crees, tú. Desde que Li se fue, ya nada es lo mismo. Y lo sabes, los gemelos son lo único que nos mantiene a corde; lo único que nos hace tener la humanidad prendida. Sin embargo, los dos sentimos un gran vacío dentro. Y eso hace que perdamos el control.
—¡Yo no pierdo el control!—Exclamé
—Mirate Katherine—Su voz se volvió tensa llena de impotencia y molestia—Te dije que pierdes el control y tus ojos ya se cambian de color; tu poder quiere fluir por tu muñeca, tu organismo suplica que pelees conmigo. Está es tu forma de reacciónar, está es la prueba más firme de que tu lado demoníaco pierde el control.
Mi mirada cae en mi mano, observó cómo mi palma estaba roja de tanto hacer puños y clavar mis uñas en ella. Estaba perdiendo el control, ¿Con tanta facilidad?
—Me prometiste que me protegerias de mis demonios—Susurre en forma de reproché intentando hacerlo recordar sus palabras.
—No puedo protegerte de ti misma.
Mi corazón se estruja lentamente contra mis costillas, negué con la cabeza, aún que sus palabras habían dolido demasiado, las lágrimas estaban bajo control.
—He dejado que Lucas venga a la tierra solo para tí, he luchado contra Emily porque te quería a ti, he traído la paz mundial entre seres míticos y humanos para tí, he dado mi sangre para crear curas a enfermedades humanas por qué tú me lo pediste, he brindado lo mejor para ti, te he protegido tu maldito trasero durante años y tú... No puedes protegerme temporalmente hasta que yo esté fuerte para hacerlo por mi cuenta.
—Hay diferencias...
—¿¡Cuáles!? ¿¡CUAL DIFERENCIA WILLIAM!? —Estalle en gritos comienzo a golpear su torso mientras que el gime y retrocede—¡EXPLICA CUAL ES TU PROBLEMA CONMIGO!
Él me sostiene de las muñecas haciendo que ya no pueda moverme, me empuja contra una pared y pone las manos encima de mi cabeza mientras la sostiene con su mano derecha, con la izquierda me acaricia el cuello de forma posesiva y desesperada.