En los brazos de la bestia

Capitulo veincinco

Los lobos son seres amorosos y posesivos no todo es de color rosa con ellos, no todo es amor y paz, un lobo puede traicionarte por recordar un pasado del cual no tenemos culpa, son reconrosos y nunca olvidan, temen cometer un error que su antecesor, tienen miedos, temen traer la desgracia a sus tierras, yo fui duramente señalada por una loba por diversión, y a costa de ello fui señalada tachada de insensible, de egoísta, de traicionera, esas palabras no me dolieron tantos como las que vino de quién alguna vez afirmó que yo era suya. Y tienen razón, mi vínculo me destruyo. Los lobos nunca olvidan, temo por quienes sean emparejados con lobos ¿Habrá alguno que no se deje llevar por las sombras del pasado?

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★ROSE★ 

 

Giro sobre mis pies comenzando a caminar rumbo hacia las escaleras del palacio, pues aunque la fiesta continuaba no me sentía con ánimos de seguir, era suficiente por hoy, camine por los desolado pasillos que parecían carentes de vida siendo recibida por el frío viento que golpea suavemente mi cuerpo algunos mechones rebeldes se salen de mi cabello trenzado provocando que me vea desarreglada, suspiro subiendo los escalones sacándome la corona de flores cuando pongo un pie en el segundo piso percatandome de que en verdad no había ningún lobo custodiando los pasillos o burlandose cada vez que me veian aunque eso dejaron de hacerlo hace mucho y no entiendo el porque.

¿Dónde estarán metidos?

Niego con la cabeza, no debía preocuparme por ellos, miro la corona de flores en mis manos todo de pétalos blancos, esbozo una sonrisa recordando que está lo hizo María, camino y camino deteniendome cerca de una gran columna que deja a la vista un balcón donde puedo admirar el panorama nocturno, las estrellas iluminan el cielo de una manera muy bella. La luna no aparece, en el cielo pintado de un color oscuro se  puedo vislumbrar  una estrella de colores que destaca de entre las otras siempre alumbrando un rojo un verde y un azul algo tan extraño; intento descifrar más colores pero no lo logro, el viento vuelve a golpear mi rostro, reposo los brazos sobre el muro de ladrillos llevando mi manos hacia mi mentón para reposar mi cabeza en una posición que me resulta cómoda, cierro los ojos envolviéndome en un mar de recuerdos.

¿Cómo estarán mamá y papá?

¿Mi hermano?

Viejos recuerdos llegan a mi, la cabellera de mamá tan parecida a la mía, su risa, su canto, sus regaños, cuando mi hermano me cargaba entre sus brazos y papá fingia enojarse.

Más memorias aparecen los padres de Maison, Maison con su sonrisa amable en su rostro acercándose con una canasta de verduras, su cabello rubio despeinado por el viento, niego nostálgica limpiando la lágrima que baja por mi mejilla.

Recuerdo a los mellizos, Alan y Sirius, esos dos de cabello oscuro y ojos marrones parecido a los de su hermana, jugando con caballos de madera y a las escondidas.

—De todos los lugares, no creí encontrarte aquí.—su voz grave y varonil me hace abrir los ojos de golpe, giro mi rostro encontrándomelo justo a lado mío.

¿Cómo es que no lo noté?

Examino su cuerpo sin poder evitarlo, notando que viste demasiado elegante, tiene puesto una camisa blanco y abrigo de lana de color rojo bordado en oro que no puedo negar se le ven bien, llega una espada en su cintura, tiene el cabello largo peinado hacia atrás mostrando autoridad , sus ojos verdes me observan con algo de diversión.

—¿Terminaste Rose?

—¿Eh? No te estaba mirando.—miento.

—Cuando vas a entender que no puedes mentirme.—manifiesta con disgusto—¿Te gustó el vestido?

—Es hermoso—expresó notando que sus ojos me escanean con la mirada y se detiene en la corona de flores que tengo en mis manos—Gracias por el vestido, no te hubieras molestado en...

Su mano me arrebata la corona de flores, lo mira detenidamente, lo olfatea provocando que me ruborize pero no me lo regresa—Me lo quedo.

—Gaius...

—Debemos hablar Rose.—dijo con seriedad, asiento con la cabeza sintiendo el nerviosismo apoderarse de mi cuerpo.

—Pero no ahora —avisó con un suspiro sin dejar de mirarme, lo miro curiosa—saldre de Slora por asuntos del imperio.

Proceso lo que dice, antes de que pueda hablar su mano toca mi mejilla, lo miro con el corazón acelerado—¿Vas en paz?

—¿Te preocupas por mi Rose?

Contesta mi pregunta con otra, lo miro a los ojos demoró en contestar pero susurro un audible—si.

Sus ojos verdes muestran un pequeño brillo que no me pasa desapercibido, su mano sigue acariciando mi mejilla y no tengo el corazón para apartarlo, me siento preocupada.—No voy a demorar lo prometo.

—¿Cuánto?—cuestione, porque no podía mentir no cuando mi corazón latía velozmente por la preocupación.

—Tres días.—contestó, su mano tomo un mechón de mi cabello y se lo llevó a su nariz aspirando profundamente—Tu estado de ánimo cambió Rose.

—No puedo evitarlo—dije sin dejar de mirarlo, ahora entendía porque vestía elegante como si fuera otra persona, un emperador—Promete que vas a volver.

No sabía porque pedía eso, tenía un nudo en la garganta y no podía parar de hablar con sinceridad tal vez es por el hecho de que perdí a Maison y temo perderlo a el.

Dió un solo paso y luego sus brazos fuertes envolvieron mi cuerpo en un abrazo suave como si temiera romperme, muerdo mis labios dejo que mis manos abracen su cuerpo y siento como si todo encajara entre nosotros, su aroma me envuelve pese a que es más grande que yo, su mano aprieta con vehemencia mi cintura.

—Solo si prometes confesar lo que sientes cuando yo regrese. —manifestó sin soltarme—Prometelo.

Mis ojos se cristalizan, su mano aprieta más mi cintura, su rostro descansa en mi cuello perdiendose entre mi melena rubia, puedo sentir como me olfatea esperando mi decisión. no puedo siento que no puedo dejarlo ir hasta que el no lo prometa.



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En el texto hay: drama, amor, dolor decepcion

Editado: 28.10.2023

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