Hasta ese momento Maven solo podía pensar en que lo estaban intentando alejar de su gran amor, de la única persona que lo había llegado a ver cómo realmente era, la persona que le había acompañado en sus momentos de luchas, que permaneció a su lado a pesar de que los demás se alejaron.
Y no, Maven no soportaría esa idea, no perdonaría a nadie que se considerara con la capacidad de separarlos, ellos eran los amantes eternos. Cuando Maven menos echó de ver sus pasos lo habían llevado al sitio en el que había visto a Liam por última vez. Sus puños se habían cerrado con fuerza, sus dientes crujían y su quijada estaba tan tensa que comenzó a doler.
A pesar de que lo que quería hacer no era nada agradable a los ojos de Verónica, él no echaría para atrás. Debía demostrarle a Liam que no tenía nada que hacer entre ellos y que si quería seguir viviendo, por lo menos debería evitar todo el contacto con la joven actriz.
El día siguiente llegó, las aves cantaban de una manera agradable, su suave melodía podría tranquilizar cualquier corazón, menos el de Maven. Su ira se encendía mucho más al solo pensar en su nuevo archienemigo, el fanático loco de Verónica, quien creía poder tener una oportunidad con ella, el fanático que no había respetado de ninguna forma la relación que entre los dos actores había.
Esa fue la razón por la que no se logró contener en el instante que su mirada se cruzó con la de Liam, él comenzó a golpearlo sin ninguna clase de remordimiento, estaba descargando toda su ira acumulada en cada uno de sus puñetazos.
Liam no sabía qué era lo que estaba sucediendo, lo había tomado desprevenido. De cierta manera consideraba que se merecía cada uno de esos golpes al haber intervenido en una relación ajena a él. Pero ¿Qué debía hacer? ¿Dejar que ese hombre no supiera lo que se había hecho a su propia novia? Y si llegaba a ser el caso en el que lo sabía, ¿Qué iba a hacer al respecto?
Maven no echaba de ver que estaba golpeando demasiado a Liam, de manera que este yacía en el suelo y no tenía fuerza alguna para poder defenderse, siquiera para poder respirar. Si alguien los veía ¿Vendrían por la ayuda, o se dejarían seducir por los beneficios que podrían obtener gracias a Maven?
—¡¿Qué haces?! —Exclamó Verónica corriendo a separar a su novio de la pobre víctima. —¡¿Estás loco?! —dijo una vez más en el mismo tono.
Ella no podía creer que la persona que ella amaba y que consideraba ser tan dulce con ella, al final de cuentas, era la misma que tenía enfrente.
—¡Él se está entrometiendo entre nosotros! —aseguró de un grito señalando con resentimiento.
—Te dio una joya maldita… eso es lo que ha sucedido —masculló Liam con dificultad, él apenas podía respirar.
—Espérame en el auto, por favor.
Las palabras de Verónica en ese momento fueron tan firmes que al joven actor no le quedó de otros que obedecer. Él no deseaba dejarlos solos en lo absoluto, no después de ver cómo ellos se comportaron cerca del otro y cómo se trataban tan cálidamente.
Pero, al final de cuentas, Maven no tenía opción.
—Sé que una disculpa no es suficiente para solucionar las cosas. No sé qué está pasando por la cabeza de Maven, él no es así… es una buena persona, debes creerlo —Verónica lo decía casi como una súplica, ella deseaba que todos lograran ver ese lado de Maven que ella podía ver.
—Debes creerme —dijo Liam con debilidad, su cuerpo había dejado de responder. —Él te dio un diamante maldito, debes cuidarte, él no está bien.
—Al parecer recibiste un golpe muy fuerte —suspiró la chica —déjame curar tus heridas.
Acto seguido sirvió de apoyo para que él pudiera ponerse en pie y de esa manera se dirigieron a un lugar en que pudiera brindar su ayuda. El cuerpo de Liam estaba adolorido, pero de todas maneras estaba contento, porque podía estar cerca de su amada Verónica, y poder gozar de sus cuidados.
• • •
—¡No podrás adivinar lo que pasó! —fue lo primero que salió de los labios del chico al ver a su hermana.
Él entraba con dificultad a la sala de casa, estaba cojeando, su cabeza tenía una venda y con su mano derecha sostenía su cadera, que, al parecer, continuaba doliendo.
—¡¿Qué te pasó?! —preguntó su hermana horrorizada, ella no podía creer qué era lo que estaba sucediendo con su hermano.
La manera en la que él llegó a casa revelaba la intensidad de la paliza que había recibido horas atrás. De todas maneras, Liam se había resuelto que él no dejaría de ir al trabajo, debía seguirle alertando a Verónica, porque ella estaba segura de que solo estaba imaginando cosas.
¿Cómo podría hacer algo semejante?
Él deseaba cuidar al amor de su vida, a pesar de que ella solo lo viera como un conocido y, si a mucho, como un amigo.
—Tu cuerpo está hecho un desastre, y ¿Aun así, estás feliz? —El gesto de confusión adornó el rostro de Luna. Ella intentaba mantener la calma, pero estaba observando cada parte del cuerpo de su hermano en busca de heridas mucho más graves. —¿Quién te hizo esto? ¿Te peleaste con un gorila otra vez?
—No, más bien, el gorila Maven me tomó por saco de boxeo. Se enteró de la carta —su tono de voz denotaba su descontento, pero, la persona más enojada, era Luna.
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Editado: 03.07.2023