En Otra Vida

Capítulo 22: "Mi decisión"

El día amaneció muy nublado y frío, nubes plomas alertaban que una inmensa lluvia avecinaba, a pesar de ello yo tenía que volver a mi ciudad natal ese mismo día, y por lo mismo había decidido ir al hospital para comunicarle esa decisión Misa.

 

—Me comunicas cualquier cosa, tengo que ir a dar mi examen, sino lo tuviera no me fuera, no quiero dejarte sola — decía mientras miraba fijamente a Misa.

—¿Te irás en el auto? — pronunció preocupada ella.

—Sí, los buses, no están funcionando debido al clima, pero yo necesito irme por el examen, ya lo he pospuesto en dos oportunidades y el profesor no me permite postergarlo más, por ello me iré en auto — agregué.

—Comprendo ello, pero el clima…— decía ella.

—Está difícil, lo sé, pero también sé que tengo que ir, sino reprobare el curso, y el ciclo, pues es un curso de línea de carrera, el único que me falta para terminar mis estudios y poder graduarme, además el ir yo manejando el auto, es más seguro — añadí.

—Ya acabas la carrera — pronunció Misa con calidez.

—Sí, así es — dije mirándola fijamente.

—Serás un gran apoyo para tu padre, ¡te felicito¡ — agregó ella.

—¡Gracias¡ también me hubiese gustado serlo para ti siempre — respondí por impulso.

—¡Gracias por portarte tan bien conmigo¡ pero ya te dije que…— decía Misa, siendo interrumpida por mí.

—Misa, te dije que cambié, acepto mi derrota, ya comprendí que no me amas, que lo amas a él y no sabes cuánto me duele verte sufrir así, si pudiera hacer algo créeme que lo haría con tal de verte feliz — agregué.

—Tú has hecho mucho por mí estando en estos momentos a mi lado — respondió Misa con tristeza.

—¡Gracias al menos de alguna forma recupere tu cariño y amistad¡ aunque tu amor ya no se pudo, con eso soy feliz. Ya me tengo que ir hermosa o llegare tarde — dije dándole un beso en la mejilla a ella.

—Ve con cuidado — agregó ella.

—Lo tendré — respondí.

—¡Que te vaya bien en tu examen y gracias nuevamente¡ — agrego ella, dándome también un beso en la mejilla,  haciéndome sonreír, pues el sentir sus labios sobre mi piel, me hizo sentir tanta tranquilidad y alegría. Ese momento quería atesorarlo para siempre en mi mente, pues si bien perdí a la mujer recuperé a la amiga, y ello fue muy valioso para mí, y de seguro también para ella.

 

Luego de aquella plática abandone el hospital a paso rápido, cuando estuve fuera del mismo, mire el cielo, este seguía nublado, más no había presencia aún de lluvia. Mientras miraba el cielo sentí una profunda tranquilidad, una tranquilidad que no había sentido antes en mi vida, esta tranquilidad era inexplicable, tal vez se debía a que al fin había aceptado los sentimientos de Misa, aunque yo bien sabía que, si bien los había aceptado, también estaba bien conciente de que ella siempre sería mi gran amor. Tras algunos segundos de estar mirando el cielo, continúe mi camino hacia el auto, al llegar a este, sentí la necesidad de escuchar la voz de mi madre, entonces decidí marcar el número de casa para comentarle que estaba de regreso, a los pocos segundos, la voz cálida de mi madre contesto la llamada, y ambos empezamos interactuar.

 

—Gracias mamá en dos horas estaré llegando, pero antes de ir a casa iré a la universidad, tengo que dar un examen que postergue — dije.

—Maneja con cuidado hijo, escuche que la neblina es muy fuerte por allá — escuche.

—No te preocupes madre, si bien esta algo nublado, no es para preocuparse — dije.

—¿Vienes en bus? — escuché.

—En auto madre, compré un auto en el pueblo, pues me es más cómodo y rápido, para movilizarme — agregué.

—Claro hijo, ten mucho cuidado en la carretera — escuche.

— Lo tendré mamá, te quiero mucho, cuida mucho a Tomás y a mi padre — dije.

—¿Por qué dices eso hijo? — agregaba con preocupación mi madre a través de la línea telefónica.

—Yo se cuidarme muy bien solo madre, por eso lo digo — pronuncié riendo.

—Cuídate mi niño, me alegra oírte sonreír, ¿arreglaste las cosas con Misa?, escuche.

—Si mamá, me perdono, quedamos como amigos — dije cuando la llamada ya no se oía muy claro debido al clima.

—Hijo no te escucho bien — logre escuchar a pesar de lo lejano que se oía la voz de mi madre.

—Mamá luego hablamos, creo que está fallando la señal, ¡te quiero! — dije dando por terminada la llamada y subiendo al auto para emprender camino.

 

Tras una hora de empezar a manejar, empecé a sentir las gotas de lluvia caer sobre el auto, a pesar de ello decidí continuar mi camino, pues solo me quedaban algunos kilómetros recorrer para llegar a mi destino. Conforme iba avanzando mi recorrido la lluvia se iba incrementado, tanto así que la pista inmediatamente se llenó de agua y ello dificultaba el avance, pero ya estaba tan cerca de mi pueblo natal que no podía detenerme, entonces continué manejando, al tiempo que a mi mente vino el rostro de Misa.



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En el texto hay: fantasia, romance, drama

Editado: 15.02.2023

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