MIKAEL.
Han pasado tres días desde que Eloise vino a mi puerta casi llorando, en busca de un pendiente. Desde esa noche no ha salido de su habitación, mi madre le manda comida hasta su alcoba y su madre se la pasa encerrada con ella.
Agradezco no tener que verle esos grisáceos ojos, o ese cabello color fuego, o esa pequeña nariz que se mete dónde no le llaman... Bueno, esto es paz, espero que por fin se dé cuenta que aquí no es bienvenida y por un poco de dignidad se largue.
Estaré al pendiente de cuánto dura su reinado, pues no deseo que otro lo gobierne más que yo y restregárselo en la cara de lo poderoso que soy y se reverencie ante mí. Yo puedo destronarla si lo deseo, pero dejaré que ella sola termine con su legado... Tan poco soy tan malo.
Desayuno y almuerzo con comodidad, sin esa voz que se mete en todo lo que nadie le llama.
—envíen flores a Agatha. —digo a un sirviente, estoy de buen humor y mi chica merece flores.
—¿de un puesto o del jardín?
—de un puesto.
—¿con una nota?
—solo mi nombre.
Asiente y se marcha, he descuidado a mi pareja por tratar de hacerle la vida imposible a esa extranjera. pero es que de alguna forma debo divertirme.
El frío ya se está haciendo presente, por lo cual ya hago mis actividades en casa.
Me siento a tocar piano y me sumerjo en las cálidas notas.
Comienzo a jugar con ellas y veo que sale una delicada canción. Pienso dedicársela a Agatha, pero algo en mi interior no me deja hacerlo. Por lo que solo la dejo a la mitad...
—la princesa de Duffy ha venido a visitar a la Reina Eloise.
Otra que es igual de enfadosa que Basset, no tolero a esa niña malcriada e irritante.
—Escuche que me nombraron —dice su chillona voz.
Rechino los dientes, pues no me agrada en nada.
—Alteza, un honor ver que se encuentra bien de salud y belleza.
—¿motivo de visita? —la corto.
—he venido a ver a la reina Eloise, ha tenido unos días difíciles. Pero no lo voy a aburrir con algo que ya sabe, — lo sospechaba — ¿le ha gustado la mermelada que envié?
—no he preguntado a la caridad si les ha gustado.
Ignora mi comentario.
—¿podríamos ir a caminar por la plaza? el clima es perfecto para una caminata.
—por supuesto que no. — no quiero ir y tampoco deseo pasar Frío, me da más frío de lo que debería tener un hombre, pero eso nadie lo sabe.
—escuche que sale con la hija de un caballero, pero para un mejor linaje es más favorable que una princesa sea quién lleve la corona...
—¿qué no venías a ver a tu amiga? —no me gusta la gente entrometida.
—Sí, pero mi hermano está charlando con ella.
—¿Andrew?
—sí, alteza. —se mueve con coquetería —a mí hermano le gusta Eloise, pero el corazón de ella le pertenece a alguien más…
Vaya, no sabía que la insoportable tuviese pretendientes.
—¿a quién le pertenece el corazón de la monarca? —pregunto con un poco de burla y con mucha curiosidad.
—Al segundo hijo de los Connolly, ella cree que ese príncipe es mejor que un Duffy, pero es mi amiga y respeto sus malos gustos. —hace un gesto dramático con las manos —ella dice que no hay hombre más guapo que ese flacucho desnutrido, con ese cabello color paja y ni siquiera es heredero como mi querido Andrew.
Contengo una sonrisa, pues Arthur no es un buen prospecto.
—¿entonces a ella le gusta ese remedo de príncipe?
—No solo le gusta, le fascina, suelen enviarse cartas románticas. Por ello no me da celos que este contigo, pues ella solo tiene ojos para ese mugroso príncipe.
—¿qué dices? —cuestiono demasiado rápido y un poco ofendido, como cualquier hombre al que le dicen que no es prospecto de alguien.
—a Eloise no le gustas, por ello es que no siento celos de que ella este hospedada en tu castillo.
Me quedo pensando.
— Entonces¿no le gusto?
—No su alteza, yo también creí que estaba mal, desde niñas yo he estado enamorada de usted y ella de ese famélico.
—bueno, no todas tienen buen gusto. —le sonrío, no es una mala chica, solo es enfadosa.
Pasados los minutos se marcha a ver a su amiga.
Intento volver a tocar el piano, pero me quedo pensando en algo.
Me pongo frente al espejo y me detalló, soy un hombre atractivo y además soy Rey de un reino poderoso.No debo preocuparme por no ser el gusto de una monarca cualquiera, con que le guste a la persona que yo quiero, con eso me basta.
Llaman a mi puerta y es una sirviente que me trae algo de fruta.
Antes de que se marche la detengo.
—¿soy guapo?
Me mira sin entender.
—¿te gusto? —ni yo sé porque pregunto eso.
—Alteza… claro que es guapo… y a todas las mujeres les gusta…
Le indico que se marche cuando se sonroja y puedo percibir su incomodidad.
Soy más guapo que ese flacucho de Arthur y mejor que él.
—solo tiene malos gustos, olvídalo. —me digo a mí mismo.
ELOISE.
Mi período me llego y me es insoportable el dolor que siento en el vientre. la reina Lilian me ha dado tés y me han servido de maravilla estos tres días, nadie sabe que tengo esto. Aunque es normal en nosotras las mujeres, los hombres no deben ver el líquido carmesí que nos brota, según por respeto a ellos. Pero creo que es algo normal y debería hablarse de ello lo más tranquilo que se pueda, no es algo de otro mundo, espero que en el futuro sea un tema tan natural como respirar.
Por ello es que me he encerrado en esta habitación, Lisa, mi amiga ha venido a verme, pero sé que ha venido a ver a Mikael, siempre le ha gustado demasiado, por ello no la culpo todos tienen algún mal gusto en la vida y el de ella es el monarca Regan.
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Editado: 11.12.2024