«vamos Hija, tú puedes, te necesito»
Un largo y fastidioso chirrido se escuchaba en mis oídos ocasionando un fuerte dolor de cabeza, tuve que pedirle a Moury que cancelara una reunión no muy importante y que llamara a Emmett, no me sentía estable para ponerme de pies sola. Emmett tardó pocos minutos en llegar a la oficina y sacarme de brazos para llevarme a la clínica, todo me daba vueltas y todavía sentía el pitido en mis oídos que me estaba explotando la cabeza.
Perdí la noción del tiempo por un momento me sentí desorientada y un fuerte cansancio repentino, estaba en una camilla en una blanca habitación, Emmett estaba detrás de la puerta frente a mi hablando con alguien, tenía expresión preocupada, al notar que me había despertado abrió la puerta y se acercó a mí.
— hola pequeña, ¿Cómo te sientes?
A su lado, un hombre de mediana edad, con lentes y cabello bien peinado se acercó con unos papeles en sus manos.
— desorientada— musite.
— es normal señorita, estaba leyéndolo los resultados de los exámenes de sangre que le hicimos hace unas horas atrás.
— ¿Horas?— me incline con los codos para levantarme un poco inútilmente porque Emmett no me lo permitió.
— no tan rápido, debes estar recostada.
—¿Cuanto tiempo?— logré preguntar.
— desde ayer al mediodía.
—¿Que? ¿Ayer?
— si pequeña, Moury me llamo porque tú se lo pediste y cuando llegue estabas muy débil para caminar así que te traje inmediatamente a la clínica pero en el camino perdiste el conocimiento, estaba muy preocupado por ti marina.
Era cierto, su rostro contraído lo confirmaba aparte sus manos temblaban, podía notarlo desde mi posición.
— ¿Doctor?
— los exámenes salieron bien, un poco alterados pero nada de que preocuparnos, quizá tuvo un ataque de estrés y su cuerpo le está pidiendo un descanso, igual no descartaremos nada sin antes hacerle otros exámenes, debe tomar reposo por lo que queda de semana y el lunes proseguiremos.
Me dio un recipe para los dolores de cabeza y me hizo una cita para el lunes a primera hora.
Asentí a todo lo que me decía y pregunte si podían darme de alta, quería estar en mi casa lo más pronto posible.
En el camino recibi una llamada de mi madre que estuvo en casa mientras yo estaba hospitalizada, le expliqué todo lo que pasó y casi me duplicaba el dolor de cabeza con sus gritos por el teléfono, a la final se calmó y dijo que vendría a prepararme un té para relajarme, pero no necesitaba un té, solo descansar, lo bueno de mi madre era que entendía siempre y no se enojaba.
— Lucía llamó, me tomé el atrevimiento de contestar su llamada y se sorprendió mucho, deberías llamarla cuando te sientas mejor, ella no sabía que estábamos juntos, creo que perdí un tímpano al escuchar su grito, hay cosas que no cambian.
Me dio una media sonrisa y siguió manejando de regreso a casa.
Me di el baño más largo de la historia, dije que era suficiente cuando mis dedos ya parecían pasas arrugadas, o quizá por qué Emmett abría la puerta cada minuto para ver si estaba bien, estuvo muy preocupado así que entendía su comportamiento.
Estábamos cenando cuando me propuso ver una película juntos, amaba cada vez que nos acostamos en el sofá a ver películas, así sean de terror.
***
Moury se encargaría de todo en la empresa mientras yo cumplía con mi reposo, la llamé lo más temprano posible del día siguiente para darle algunas indicaciones aunque sabía que ella ya estaba al tanto, Moury era muy responsable y atenta, así que no tenía que preocuparme.
Recordé que debía llamar a Lucía y lo hice para ponerla al corriente de todo y ese todo era Emmett por supuesto, sabía lo curiosa que se sentía y quizá este enojada por no comentárselo.
— hola Lu...
— Marina Macklarens ¿no tienes algo que decirme?
¡Uy! odiaba su tono de voz a veces.
— si luci querida, me encuentro mucho mejor, gracias por tu preocupación amiga.
— ¡estoy esperando tu respuesta! ¡¿Desde cuándo estás con Emmett mujer?! ¡Cuéntamelo tooodo!
Puse los ojos en blanco y procedí a darle cada detalle, bueno...omitiendo algunos.
— wow, estoy sorprendida, jamás pensé que volverían a estar juntos, es fantástico, me alegra mucho por ustedes Mari, en serio, ya estoy ansiosa por verlos y abrazarlos. Te extraño tanto amiga.
— ¿estas diciendo lo que creo?
— ¡Si que si chica! Así que prepara la mejor habitación de tu hermosa casa por que voy a invadirla muy pronto, ¿Crees que me perderé tu cumpleaños? ¡No mi amor!
Pegamos un chillido como solíamos hacerlo cuando algo nos emocionaba, la verdad es que la idea de verla me devolvía cien años de vida, era mi mejor amiga de siempre, ni la distancia puede con nosotras.
Nos despedimos por tercera vez, no queríamos quedarnos sin tema de conversación para cuando esté aquí.
— llegue pequeña, ven un segundo al despacho, tengo una sorpresa para ti.
Emmett había pasado la mañana fuera de casa mientras yo había estado preparando el almuerzo o eso intenté.
Di un vistazo al horno y luego fui dando pequeños brincos de entusiasmo junto a Emmett, cuando me detuve en seco frente a él.
— Marina, te presento a mi madre.