Camino despacio pensando volver hacia atrás. No puedo, en la vida las cosas suceden nomás.
Nena Daconte
Quedé petrificada mientras miraba la cara de mi esposo, al que no veía desde hacía casi dos años. Sé que era imposible, pero lo vi más alto, más fuerte, más lindo... «¡Basta Trinidad! ¡Contrólate!» Me reprendí mientras no lograba mover mis músculos.
-¿Puedo pasar, Trini?- preguntó con timidez.
-Trinidad.- lo corregí. -Perdiste el derecho a llamarme así cuando te fuiste hace tanto tiempo.-
-Bueno...veo que estás con ganas de pelear...- comentó con ironía.
-¿¡Ganas de pelear!? ¡Tú no sabes una mierda de las ganas de qué tengo! ¿Quieres que te ponga la alfombra roja para que pase su majestad?- Ironicé- ¿Cómo te atreves a venir aquí? ¿Cómo carajo supiste que estaba aquí?- En medio de mi arranque de ira, la respuesta apareció solita: Irina. «Ay, Irina, prepara las mechas porque cuando te vea te las voy a arrancar...»
-Trini, por favor, ¿puedo pasar? Necesitamos hablar.-
-No, te estás equivocando. Necesitábamos hablar hace 2 años, cuando te fuiste sin siquiera despedirte. Ahora soy yo la que no quiere hablar. Te odio Francesco, me arruinaste la vida. Me dejaste sola y sin ninguna explicación.-
-¿De verdad crees que fue así la cosa, Trini? Yo creo que hubo explicaciones, y también creo que es importante que hablemos-.
-No quiero hablar contigo, no quiero escucharte ni que vengas a pedirme perdón, como si pensaras que todo este tiempo te he estado esperando y llorando, que no he podido rehacer mi vida. (Cosa que era exactamente así, aunque no lo iba a reconocer). No te voy a aceptar de nuevo, Francesco. No sé quién te crees que eres para...-
-Trini- me cortó. -Vine para pedirte el divorcio.-