―Entonces, ¿Te gusta?
Escuché a lo lejos la pregunta de Neil mientras estaba absorta viendo detalladamente su nuevo apartamento, el cual era pequeño, pero iba bastante al estilo de Neil, ya que la decoración era básicamente de color gris y blanco. Una gran parte era todo hecho de grandes ventanales por lo que entraba bastante luz directamente a la sala, esta era bastante amplia con solo un par de sofás, una TV y una infaltable estantería pegada a la pared con una cantidad impresionante de libros.
Miré hacia Neil y sonreí al verlo tan ilusionado y por lo orgulloso que estaba de sí mismo. No era para menos, todos sus ahorros estaban aquí, aunque eso significaba que su camioneta estaría por un largo tiempo en el taller y sin quererlo, aquello me había hecho sentir culpable, porque de no ser por mi Watch jamás se hubiera atrevido hacer aquello.
Suspiré, no era el momento para pensar en Watch.
―¿Quieres ver nuestra habitación?
“Nuestra” es una palabra bastante comprometedora, así que no mentiré que cuando aquella palabra salió de su boca mi cuerpo se tensó tanto que no pude dar un paso, hasta que Neil se percató de aquello y justo después de reírse de mi reacción me llevó por un pasillo hasta llegar a nuestra habitación.
¡Nuestra habitación!
¿Aquello era una insinuación a algo?
De nuevo los grandes ventanales eran los protagonistas de la habitación, a los cuales ni siquiera me atreví a acercarme mucho porque no era gran fan de las alturas y estábamos en un vigésimo segundo piso. Por otra parte, solo había una amplia cama con sábanas negras y sobre la cabecera un gran cuadro abstracto.
Caí en la tentación de dejar caer mi cuerpo sobre la cama, era bastante cómoda y mucho más cuando Neil me hizo compañía.
Sus besos bajo mi oreja me hicieron acurrucarme más cerca de él.
―Ni se te ocurra repetir aquella frase frente a tu madre.
―¿Cuál frase? ―Frunció el ceño.
―“Nuestra habitación” ―Él solo se mostró divertido―. Podría producirle un infarto, te lo juro.
Carcajeó aún más fuerte, pero lo decía en serio.
A través de la ventana se fue notando que la luz del sol iba desapareciendo y con ello llegaba mi hambre, así que instintivamente mi mano acaricio mi abdomen, produciendo de nuevo la risa de Neil.
Arqueé una ceja.
―La comida viene en camino.
―Estoy impresionada con la buena elección que hice de novio ―sonreí como una niña pequeña luego de darle un corto beso.
―Creo merecer otro beso porque es de tu restaurante favorito.
Con un ágil movimiento estuve a horcajadas sobre él para luego dejar besos por toda su cara, prácticamente amortiguando todos sus intentos de reír.
―Tuve buen ojo al atraparte, ¿A que sí? ―cerró sus ojos cuando acaricié su mejilla.
―¿Qué clase de novio sería si te dejara morir de hambre?
Nuestro momento se vio interrumpido por el timbre
―¡Comida!
Él no me dio tiempo a levantarme de su regazo, a cambio, se levantó conmigo encima de él para ir por nuestra comida, incluso me dejó sobre la barra de la cocina y trotó hasta la puerta principal para traer la comida.
Tomó asiento en el taburete frente a mí y de inmediato empezó a comer, yo no era la única que estaba hambrienta.
―¿Cuándo tienes planeado venir a vivir aquí?
―Tenía pensado venir aquí luego de arreglar la camioneta, pero por ahora eso sería imposible porque estará allí por un largo tiempo ―Bebió un poco de agua y acaricio mi pierna cuando noto mi cara de pesar―. Está bien, me pasaré lo antes posible aquí y estaré más cerca del hospital, así que no me hará tanta falta.
―Yo podría llevarte ―me ofrecí.
―No cariño, tu universidad queda al otro lado.
―¿Y eso qué tiene que ver?
―No quiero que llegues tarde a alguna clase ―de nuevo su mano paró en mi rodilla―. No te preocupes, ¿Está bien?
Asentí para no tener que discutir por ese tema, porque cuando quiera puedo llegar aquí a llevarlo al hospital y él no tendrá otra opción más que aceptar mi oferta.
―Por cierto, mis abuelos me han llamado esta mañana.
Recientemente, me enteré de que Neil durante el verano iba a la hacienda de sus abuelos en Napa Valley a trabajar con ellos. Venía haciéndolo desde hace mucho y fue así como pudo ahorrar y aunque él asegurara que les pidió a sus abuelos que lo trataran como cualquier otro empleado, algo me decía que era un nieto favorito, por lo que tendría un sueldo especial.
―Quieren conocerte, aunque ya les he enviado un par de fotos.
Un trozo de comida se quedó en mi garganta y ante de mi show de hacer algo para respirar, Neil se apresuró a golpear mi espalda y darme un poco de agua.
―¿Estás bien?
¿Cómo mierda iba a estar bien?