En Tus Manos

CAPÍTULO 26

 

 

Después del verano los días transcurrieron con total normalidad, con Neil enfocado en el hospital y yo dividiendo mi tiempo entre la universidad, el trabajo con mi padre y por supuesto, con Neil.

Que me falte todo, menos mi dosis de Neil Crossley.

Con respecto a la lista de personas que me detestan, el odio sigue intacto. Empezando con la bruja, que ni me determina. En cuanto a Beth, se ha mantenido al margen, aunque cada vez que nos vemos puedo jurar que con la mirada me pregunta cuándo tendré el valor para contarle todo a Neil.

No la culpo, yo también me hago constantemente la misma pregunta. Por esa razón, había tomado la difícil decisión de contarle todo a Neil luego de su cena de cumpleaños. Por muy duro que fuera, era el momento para ser sincera, darle mi versión, que me motivó y que me hizo darme cuenta de que solo habían sido actos infantiles.

—Quién lo diría, Neil y Sam.

A Elías le parecía gracioso el hecho de verme erizar como un gato cada vez que pronunciaba el nombre de la chica, entonces su mayor placer durante el mes fue mencionarlos cada vez que tenía la oportunidad, ganándose una mueca de mi parte. Pero, no más de ahí, no iba a caer en sus provocaciones y terminar todo el día hablando de cómo la aborrecía.

Preferí aplicar la ley del hielo y me mantuve seleccionando los productos que mi madre necesitaba para la cena de Neil. Me aseguré esta vez de elegir un supermercado bastante lejos para evitar alguna otra coincidencia desagradable, aunque la próxima vez también me aseguraré de no traer a Elías conmigo.

—¿Siquiera sabes que ella lo terminó?

Asentí, Neil fue bastante claro, no fue nada relevante, así que no había motivos para estar molesta, aunque haya sido ella la que acabó con la relación. 

Ya que salió el tema, ¿Seguirían juntos si ella no lo hubiera terminado?

—¿También sabes la razón? 

Mi mano quedó suspendida en el aire antes de poder agarrar lo que necesitaba, porque ahora él captó mi atención. Ese fue un detalle que a Neil se le pasó decirme, aunque luego de aquella cena ella no era mi tema de conversación favorito.

—Entonces… —la invité a que continuara, pero como el pendejo que era se hacía del rogar—. Habla ya de una maldita vez. 

—Bueno, ya. Que buen el genio con el que andas —Acabé de dejar las cosas dentro del carro de compras, esperando a que Elías terminara de quejarse—. El problema de todo fue nada más y nada menos que la amiga de Neil, Sally.

Mi estómago se revolvió al escucharlo.

—¿Qué tiene que ver la perra Sally?

—Samantha y ella tuvieron muchos problemas, pero Neil nunca hizo el mínimo intento de mantener a su amiga al margen. Según Sam, él está muy enamorado de tal Sally.

Fruncí mis labios ante aquella afirmación que no tenía sentido, porque ahora Neil estaba conmigo. Ella solo es parte de su pasado, así como Watch lo es en el mío.

Algo me decía que todo aquello venía porque Samantha pensaba que yo era solo un rebote, un premio de consolación, pero estaba bastante equivocada.

Confiaba en Neil.

—Sally no me preocupa.

Me dirigí a la caja a pagar e irme a casa con el fin terminar de preparar todo para el cumpleaños de Neil, que era algo mucho más importante que quedarme deduciendo en cuál de las dos rubias es más detestable.

Al llegar a casa mamá estaba en sala ayudando a Cam con sus tareas, mi hermano al ver las bolsas corrió directo a ellas a ver si conseguía algún dulce para comer.

—¿Compraste todo?

Comenzamos a sacar las compras de las bolsas entre algunos comentarios y ocurrencias de Elías con Cam, hasta que la puerta principal se abrió. Supe que era Dani cuando escuché su risa, a la cual todavía no me acostumbraba, pero a lo que definitivamente no me acostumbraba era ver a Roger todo el tiempo pegado a mi hermana.

—Primor, que bueno que luzcas tan feliz de verme.

Saber que la causa de las risas de Dani son las estupideces de Roger, es un golpe duro para mí. Espero que esa niña sepa todo lo que estaba sacrificando y cuantas náuseas he tenido que soportar para aguantar a Roger Crossley.

—Roger, cariño. Qué bueno verte.

Mire a mi madre con disgusto, sonaba como si hubiera pasado mucho tiempo sin verlo cuando solo le faltaba quedarse a dormir.

—Hola suegrita, ¿Qué hacían? —Fue demasiado tarde para impedirle a la lengua floja de mi madre que le contara acerca de la cena del cumpleaños de Neil—. ¿Por qué no sabía?

—Porque no estás invitado.

 Con un ligero movimiento de mano restó importancia a lo que dije

—De todas formas, iré.

No solo me vi obligada a invitar a mi vieja bruja, sino que también me tocó aguantarme a este niño desagradable. 

Resoplé fastidiada y seguí desempacando las compras. Al cabo de un rato, todo se volvió un jodido caos porque tener a Elías, Roger y Cam en un mismo lugar era caótico, más no podía negar que si me había divertido escuchando y viendo sus ridiculeces.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 11.04.2024

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