Caminaba por un lugar desconocido, sin estar segura si era de día o de noche, aunque tal vez podría haber sido el atardecer... Andaba sin ver por dónde y buscaba a alguien. Solo podía pensar en esa persona porque me había dormido hablando con él: el hombre que amo.
En la penumbra de mis sueños lo buscaba para darle un fuerte abrazo. Todo lo que quería era eso. A decir verdad, es todo lo que quiero, siempre... Estar entre sus brazos, sentir la calidez de su cuerpo pegado al mío.
Cuando todo estaba claro, me vi a mí misma. Me encontraba parada mirando a una pareja abrazarse. Reconocí a la chica porque era yo. Y el chico era él. Mi osito, hermoso...
Era raro estar viendo cómo me abrazaba y a la vez estar ahí sintiendo su abrazo. Estar a su lado es todo lo que deseo en este mundo... Compartir mi vida con la suya y ver crecer a nuestros hijos, esos que todavía no tenemos pero que anhelamos... Ambos queremos verlos felices y sonrientes...
Estar en sus brazos es mi lugar en el mundo y espero estar allí pronto.
Por eso cada vez que cierro los ojos estoy deseando volver una vez más a esos cálidos brazos en los que tanto quiero estar siempre, apoyando mi cabeza en su pecho para sentir los latidos de su corazón... Y no soltarlo nunca más.