Ashley
No mentiré últimamente las visitas a la psicóloga me han estado ayudando bastante desde que ingrese al instituto, dado que tanto cambio y adaptación a mi nuevo año no me están ayudando con lo del verano, en especial la primera semana de clases, ya que he tenido demasiado tiempo libre para pensar en ello y me he estado ocultando mucho en los libros, paso más tiempo leyendo que compartiendo con mis amigas lo cual no es para nada bueno, pues resulta que en estas dos semanas me he leído aproximadamente siete libros de corrido, desconectándome de todo lo que me rodea, atormentándome silenciosamente. Es por ello por lo que el haber ido a la psicóloga la semana pasada y ayer me ha ayudado a buscar otros métodos de dejar de pensar en el accidente.
—Ash—Antonella sacude su mano frente a mí—¿Qué dices?
—¿De qué? —pregunto distraída como de costumbre, tanto que a ninguna le sorprende que ande con la mente por otra parte.
—De que salga con Esteban—me responde
—¿Qué no está con Beatriz? —las miro confundida—¿te vas a meter en su relación?
—Ni que estuviera loca—respiro aliviada, no me agradaría que mi amiga hiciera tal estupidez— ¿quieres ir con nosotras al centro comercial esta tarde? Iremos al cine a ver una peli que está en estreno.
—Ah, eso—digo conectando con ellas, habían estado planeando dicha salida desde el lunes y pues hasta el día de ayer yo me negaba a ir—lo considerare—respondo, pero no estoy segura de asistir últimamente el salir no estaba en mis planes, prefería quedarme en mi casa en pijama, en mi habitación acostada con un nuevo libro para leer y buena música.
Como he dicho, esconderme en la lectura era mi prioridad para no pensar, ni recordar nada, podía pasar horas leyendo sin darme cuenta del transcurso del tiempo. Antonella, Aylén y Maite ya habían salido juntas durante el primer fin de semana de conocerse, yo por mi parte me había opuesto a salir con ellas, inventándome la excusa de que ya tenía compromisos, lo cual hasta el viernes pasado cuando planeado la salida para el sábado era cierto, pero a penas llego el día cancele todo y me quede en casa, encerrada en mi habitación, aprovechando que el que mis padres estaban en sus respectivos trabajos y estaba sola en casa con mi hermano.
—No lo consideraras—dice Antonella, la miro con el ceño fruncido—iras—dictamina— No te la dejare pasar esta vez, iras con nosotras, lo quieras o no. Apenas salgamos de clases iremos los siete al cine y tú iras con nosotros.
—¿Los siete? —pregunto perdida, enserio debí de poner más atención a la conversación y no andar con la mente por cualquier parte—¿Cuáles siete? Si somos cuatro.
—Cristian, Marcelo y mi hermano irán con nosotras—me explica Aylén.
—¿Por qué ellos? —inquiero confundida.
—Porque Cris planeo la salida—¿Desde cuándo Antonella le llama “Cris”? siempre lo ha llamado por su nombre de pila o “nerd de revista” pero nunca por el diminutivo de su nombre.
—¿Y Esteban por qué va? —suelto sin pensar.
—Porque va de mi niñero—me responde Aylén— le he dicho que saldría con Cristian y Marce al cine y se ha apuntado de inmediato, dice que ni de coña me deja salir sola con sus amigos.
—¿No le dijiste que irías con nosotras? —pregunto.
—Lo hice, pero de tan solo saber que van también sus amigos le importo muy poco—suspira.
—Eso quiere decir que Beatriz también va—deduzco, niegan.
—Le dejamos en claro que la loca esa no va con nosotros, de lo contrario es mejor que no se aparezca—se apresura a decir Anto.
—A Cristian tampoco le agrada del todo, así que ni siquiera tuvo el amago de invitarse sola cuando se enteró—comenta Maite.
—Tampoco habría accedido a venir sabiendo que Anto también va— Aylén se mira las uñas—pero eso no impidió que le hiciera un berrinche tratando de convencerlo de no ir con nosotras, diciéndole que no era correcto que se juntara con gente becada.
—Seré becada, pero al menos tengo cerebro—comenta mi amiga— no me importa estudiar con beca cuando tengo la capacidad de resolver las cosas por mí misma y me va excelente en mis estudios, porque varios de a los que le pagan los estudios papi y mami son solo arrogancia y presunción, ya que sus notas con suerte le alcanzan para pasar el año y no aprenden absolutamente nada de lo que se imparte en clases.
—Por eso te quiero—la abrazo— porque no te dejas pisotear por nadie “antes becada que perder la dignidad fingiendo ser quien no se es” — digo su típica frase de orgullo por ser quien es.
—No lo has podido decir de otra manera—coincide conmigo—pero quiero a la Ashley del año pasado de regreso.
Sé a lo que se refiere, la suelto y guardo distancia con ella, Maite nos mira entendiendo lo que mi mejor amiga ha querido decir con aquello, me conoce y sabe que era muy distinta a quien soy últimamente, pues no tenían que estarme repitiendo las cosas y era la primera en apuntarme a salir con Lukas y Antonella, es más, muchas de las salidas las planeaba yo, Maite lo sabe y aunque hasta el año pasado no compartíamos más que el saludo y uno que otro trabajo en equipo, ella me conocía, sabe que he cambiado y conoce la razón, a pesar de que no hablado al respecto, ella sabe lo que paso durante el verano, me vio en la clínica con el brazo enyesado cuando fui a visitar a mi madre y escucho cuando lloraba pidiéndole perdón a mi mamá, rogando que me disculpara y que se pusiera bien, porque no había sido mi intención causar dicho accidente.