-Tenemos que salir de aquí- Dijo mientras rápidamente me liberaba del pilar -Anda, levántate-
Hice lo que me pedía sin comprender muy bien a qué se refería.
-¿A dónde iremos?- Pregunté al tiempo que masajeaba mis muñecas para aliviar un poco el ardor.
-Lo sabrás cuando lleguemos- Abrió una de las bolsas que trajo, sacó unas gafas de sol y una sudadera que me entregó, para él una gorra y unos lentes, serían nuestros disfraces, supuse -Será mejor que recojas tu cabello-
Me coloqué la sudadera y me hice un moño alto. Sin decir palabra alguna y yo sin oponer resistencia, vendó mis ojos, me guio por la casa hasta la salida, escuché como abría la puerta al tiempo que el sonido del seguro de un auto sonaba.
Con torpeza me ayudó a llegar al asiento del copiloto donde me colocó el cinturón de seguridad y cerró la puerta. Era el momento tenía qué ver al menos como lucía la casa así tendría una referencia para que me encontraran más fácilmemte, me quité la venda de los ojos y antes de que pudiera ver nada, él estaba dentro del auto cubriendo mi vista con su enorme mano.
-¿Por qué insistes en hacerme enojar? ¿Acaso no han sido suficientes los golpes que te he dado para que comprendas que lo mejor para ti es obedecerme?- Dijo tranquilo, luego de unos segundos mis ojos estuvieron cubiertos nuevamente.
Condujo en silencio por unos 5 minutos pero a una velocidad que definitivamente sobrepasaba los límites establecidos, sumando que no podía ver absolutamente nada, lograba que la adrenalina emanara por cada poro de mi piel.
-¿Es necesario que conduzcas a esta velocidad?- Dije con la voz entrecortada, me faltaba el aire. Tenía miedo, pero a la vez era una sensación agradable ir a esa velocidad. Mi mente definitivamente estaba confundida.
-¿Te gusta verdad?- Se estaba burlando de mí -Verás lo que este pequeño guepardo puede hacer-
Entonces aceleró aún más y no estaba exagerando. Una vez leí que cuando tienes los ojos vendados se intensifican las sensaciones y después de eso me quedó más que claro que era cierto.
-¿Quieres matarnos?- Grité alterada, estaba segura que me daría un infarto al corazón si es que no nos estampábamos primero -¡Para!-
Entonces fue disminuyendo la velocidad y sentí como mis latidos se normalizaban.
-¿Estás loco?- Grité al tiempo que el auto paraba por completo -Casi me da un infarto-
-Tranquila preciosa, sólo quería divertirnos un rato- Estaba loco definitivamente. Al parecer entramos a nuestro destino pues sentí como el auto era bajado por uno de esos ascensores para coches
-Puedes descubrirte los ojos, hemos llegado-
No lo dudé ni un segundo, lo primero que vi fue que nos encontrábamos en un pequeño estacionamiento donde había otro auto estacionado.
Al salir del auto lo observé, y vaya sorpresa, no sabía mucho de autos pero seguramente este era de los más veloces.

-Date prisa- Ordenó mi secuestrador indicándome con la cabeza que caminara hasta él y así lo hice. Subimos por unas ecaleras hasta llegar a la entrada de una casa, colocó la llave y abrió la puerta haciéndose a un lado para dejarme pasar, rodé los ojos, no le quedaba ser caballeroso.
Entré en aquella casa, perfectamente limpia como la anterior, de pronto una mujer mayor apareció por una puerta que supuse sería la cocina, me observó detenidamente, analizándome de pies a cabeza.
-Lea- Dijo el secuestrador -Ela é minha namorada, Karen, nós viemos por alguns dias, em breve voltaremos para a cidade-
No logré entender lo que le dijo, pero la mujer asintió y sin volver a prestarme atención se fue por la puerta donde salió.
-¿Qué le has dicho?-
-Que eres mi novia, Karen, y que solo estaremos un par de días por aquí-
-¿Ella no sabe nada cierto?- Ella podría ayudarme, sólo necesitaba hacerle saber que estaba aquí contra mi voluntad, encontraría la forma de comunicarme con ella.
-Ella ya se va, sabe que cuando yo llego tiene que irse- Tenía que actuar rápido -Ni pienses en pedirle ayuda o morirá-
Esto sería muy difícil, mucho más difícil de lo que me imaginaba sólo tenía la ventaja de conocer la casa, al menos la salida.
-¿Y qué hacemos aquí?- Recorrí con la mirada todo el salón, era amplio con muebles modernos, al fondo visualicé un pasillo con una puerta que daba a lo que supuse sería el jardín.
-Vamos a mi cuarto, preciosa- Ignoró por completo mi pregunta y con su brazó rodeó mi cintura, por instinto me alejé no permitiría que me atara de nuevo, pero el secuestrador me acercó bruscamente hasta él -¿Quieres que te enseñe a obedecerme?-
Levantó su camisa dejándome ver una pistola metida entre su pantalón, aunque dudé si realmente sería capaz de dispararme, no lo pensé dos veces y caminé junto a él hasta su habitación en el segundo piso.
Era bastante sencilla sólo había una cama y un mueble compuesto por varios cajones, dos puertas una que daba al baño y la otra supuse a algún vestidor.
-Iré a asegurarme que Lea se ha ido- Y salió cerrando la puerta con llave, así que aproveché a urgar en los cajones: cargador de celular, audífonos, cables que no tenía idea para qué servían; algunas monedas, tickets de compras, preservativos no quería ni imaginarme lo que hacía en este cuarto; y el último cajón, cerrado con llave, abrirlo era mi nueva misión.
Cuando intenté abrir la segunda puerta me di cuenta que también estaba asegurada con llave. Definitivamente tenía que quitarle las llaves.
Me senté en el suelo esperando a que mi secuestrador llegara a atarme, luego de un momento entró en el cuarto con una bolsa.
-Aquí está lo que me pediste- Me extendió la bolsa para que la tomara, al hacerlo tomó mi mano y de un jalón me levantó -Ven conmigo-
Me llevó hasta otra de las habitaciones de la casa, la abrió y entré detrás de él.
-Esta será tu habitación, tendrás tu propio baño- Todo me parecía realmente extraño, no se supone que deba ser así un secuestro ¿o sí?.