Enamorada por casualidad.

|Capítulo 26|

—¡Están hermosas! —Exclamó más emocionada que yo.

—¿Quién las trajo?

—Ahí está la nota.

Abrí la nota y decía;

"Sé qué esto no es lo que realmente quieres en tu vida, pero las miré y no pude evitar comprártelas… Te ama, Esteban"

Sonreí al leer la nota y tenía razón, no era lo que quería, coloqué las rosas en un jarrón con agua y subí a mí habitación.

[...]

—No hagas las cosas más difíciles y sal. —Gruñó mamá,

—Déjame dormir, por favor.

—No me hagas llamar al cerrajero, debemos hablar.

—No quiero que me veas, no así como estoy.

—Por eso mismo debo de verte, necesitas comer y salir de tu habitación.

—Me siento mal, no quiero nada.

—Por favor, necesitamos hablar, si me quieres ábreme, por favor.

—No me hagas eso, sabes que te amo.

—Entonces abre por favor, mi pequeña.

Me levanté de mi cama, caminé lentamente hasta la puerta y abrí.

—¡Oh por Dios, cielo! —Me abrazó. —Estás hirviendo en temperatura. —Besó mi frente.

—Te dije que me sentía mal.

—¿Cómo no vas a sentirte mal si no has comido y te la has pasado llorando durante días, qué has hecho tanto tiempo encerrada?

—Lo pienso todo el tiempo, me hace mucha falta. —Lágrimas rozaban mis mejillas.

—Lo sé pero, ¿crees que él estaría feliz de mirarte tan negativa y en estas condiciones? —Negué. —Entonces hazlo por él, mi amor, sé fuerte y sal adelante con él en tu mente y corazón.

—No es tan fácil. —Me escondí en su pecho.

—No lo es, pero lo estás haciendo más difícil con esa actitud.

—No quiero nada, no siento nada desde que él se fue, mamá.

—Hija, por favor, nunca has sido la clase de chicas que se tira a la perdición, pudiste salir adelante con lo de Sebastián podrás salir con lo de Carlos mi amor.

—No es lo mismo, ¡Carlos nunca me dañó!

—¿Lo amaste?

—Lo sigo amando demasiado, es el amor de mi vida.

—Aún eres una jovencita, alguien más vendrá, sanará tu corazón y Carlos estará feliz desde donde quiera que esté porque como él decía "no me importa si eres feliz con alguien más, seré feliz admirándote desde lejos porque ese es el amor verdadero".

—Aún puedo oír su voz diciéndome "te amo". —La abracé con fuerza.

—Enseguida vuelvo. —Asentí.

Luego de unos minutos volvió con el desayuno y medicina.

—Te hice tu desayuno favorito. —Sonreí. —Y antes de que digas que no tienes apetito debes probarlos, jamás me habían quedado tan ricos. Por favor Katy. —Probé el desayuno y a pesar de que estaba rico, no lo disfruté, comer era lo que menos quería en esos momentos. —Han venido muchas personas a visitarte.

—Ya me lo habías dicho. —Di un pequeño sorbo a la malteada.

—Pablo, Perla y su novio, Jorge y Valentina y otro chico, hace mucho tiempo vino a casa, pero no recuerdo su nombre.

—Agradezco que se preocupen, pero da igual quienes vengan, sólo quisiese a una persona aquí.

—Eso no se podrá y debes entenderlo. —Asentí. —Abre la boquita. —Tomé la medicina que me había dado.

—Me daré una ducha.

—¿Saldrás?

—No.

—Por cierto, mi amor, el chico del que te hablé te ha traído regalos durante estos días, ven a verlos.

Salí de mi habitación y en la sala había varios ramos de rosas.

—Se llama Esteban.

—Me cae muy bien, parece que te quiere mucho.

—Eso parece. —Susurré. —Iré a bañarme.




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