Enamorada por casualidad.

|Capítulo 9|

Después de aquel grito, Esteban inmediatamente me miró. Él se había equivocado, había mencionado mi nombre en vez del de Tamara.

Perla se hizo a un lado y por lógica ya no había en donde ocultarme, él me miró y parecía que hubiera visto a un fantasma.

—¿Qué hacen aquí? —Preguntó con un tono calmado y su rostro mostraba intriga.

—¿Se conocen? —Preguntó Rodrigo abriendo los ojos como platos.

—P-u-eeeees. —Dijo Perla sin terminar la oración.

—¿Qué está pasando, mi amor? —Preguntó Tamara acomodándose sobre las piernas de Esteban.

Mirar aquello hacía que mi cuerpo hirviera de coraje, sin embargo no permitiría que aquella furia detonara en ese momento tan comprometedor.

—¿Alguien puede explicarme de dónde se conocen? —Preguntó su hermano mirándonos.

—Katy y Esteban habían tenido algunos encuentros en el autobús, una vez fue a la universidad a buscarla y por ende lo conocí. —Explicó Perla.

Al parecer no era la única que hervía de coraje, Tamara también lo hacía y era obvio que era por mí y por lo que estaba confesando mi amiga.

—Rodrigo, ¡es ella! —Exclamó el chico del autobús mientras quitaba a Tamara de sus piernas.

—Disculpa, debo irme, la pasé genial pero no puedo seguir aquí. —Mencioné mirándola a los ojos.

—Yo te traje y yo te llevaré de nuevo a tu casa. —Contestó mi amiga.

—¿Así qué es ella? Ahora lo entiendo todo. Ahora entiendo porque tu interés y porque no quiere nada contigo, mírate nadamás, ruegas la presencia de tu ex para intentar borrar de tu mente a Katherine sabiendo que eso no pasará, ¡felicidades imbécil! —Dijo Rodrigo mientras salíamos de su casa.

—¡Katherine, espera! —Gritó Esteban con la voz entrecortada.

No hice nada por ir con él, no me necesitaba teniendo a Tamara a su lado, ella se miraba muy buena chica además de que su físico era perfecto, aún no entendía porque Rodrigo aseguraba que estaba loca.

Entramos al auto y el novio de Perla prendió motor a toda velocidad, agradecía su comprensión.

—¿Te hizo algo ese idiota? —Investigó mirándome por el retrovisor.

—Nada de lo que tengas que preocuparte. —Respondí neutral. —Rodrigo, ¿sabes cómo recuperó ese regalo Esteban? —Apunté el regalo que se supone era mío, el que dejé en el autobús y estaba en el auto.

—Él sabía que no lo tomarías, así que minutos después de que bajaste, él se subió a recogerlo, dijo qué ese regalo era para ti y lo tendrías a como fuera. Claro que en ese momento yo no sabía que hablaba de ti.

—Todo es tan enredoso. —Dijo mi amiga y su rostro reflejaba angustia.

Lo que restó de camino permanecí en silencio, Rodrigo y Perla hablaban de su relación y yo solo pensaba en el chico tan distinto y descuidado al que "conocía".

—¡Katherine! —Gritaron los novios al mismo tiempo.

—¡Mande! —Los imité.

—Esteban no es malo, es un idiota y perdedor, pero le interesas, lo conozco muy bien.

—Ayy, ¡por favor! Se nota que le intereso, por eso está con "su amor" quién lo protege y lo acompaña. —Contesté molesta sin medir mis palabras. —Tienes razón al decir que es un idiota. ¿Lo dije o lo pensé?

— ¡Lo dijiste!—Exclamaron al unísono riéndose.

—No parecen hermanos.

—Somos muy distintos y parecidos a la vez.

—¿Qué quieres decir? ¿Qué eres igual de idiota que él? —Perla estaba furiosa.

—No, mi amor —Dijo con un tono suave de voz, se notaba lo tanto que quería a mi amiga. —Nos parecemos en que nos entregamos de lleno a quien queremos, porque eso es lo que he hecho por ti.

—¡Él no la quiere, es un egoísta! ¡Y yo que lo defendía y decía que estaba loco por Katy! —Ironizó.

—Es idiota, pero sé qué hará algo para recuperarte, dale una oportunidad.

—¡Jamás me tuvo ni me tendrá, que se quede con Tamara!




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