Enamorado de un fantasma

Capítulo 15

"Cafés"

 

—M/M significa masa sobre masa. V/V volumen sobre volumen y M/V masa sobre volumen —explica Ally, escribiendo cada cosa que ha dicho—. Si no llegas a entender eso, nunca entenderás lo demás. Eso es lo básico.

Le he pedido que me explique algunas cosas de Química para al menos pasar la materia con una nota considerablemente buena, así que nos pusimos de acuerdo para ir a un parque con varias bancas y mesas.

Es fin de semana y este día ha estado relativamente cálido para ser otoño, por lo que decidimos aprovecharlo... Además de que se respira una paz inigualable que nunca está disponible en mi casa.

Ally convenció a sus padres de poder traerse a Noah, quien juega frente a nosotros con un pequeño auto que le regalaron por su cumpleaños.

—Ally... sé lo que significa cada letra... cosa... o como se llame.

—Entonces, ¿para qué me pediste que te ayudara?

—Te fuiste muy a lo básico, lo que no entiendo es qué hacer con eso.

Ella deja caer su cabeza en la mesa en señal de rendición, negando varias veces... Eso tuvo que hacer dolido, pude escuchar el sonido seco de su cráneo contra el cemento.

—Uno... Dos... Tres... Cuatro... Cinco... Seis... —cuenta lentamente, dejando escapar un suspiro con cada número.

—¿Por qué haces eso?

Se incorpora nuevamente, me mira fingiendo amabilidad. —Es una forma de no ahorcarte aquí mismo —sonríe falsamente.

—Perdona a mi cerebro por ser tan lento y no procesar la información tan rápidamente como el tuyo.

Se queda mirando un punto fijo detrás de mí.

—Podría colgarte de ese árbol —habla distraída, pasando sus dedos por el mentón en un gesto pensativo—. No es mala idea —vuelve a posar sus ojos en los míos.

—No tendrás a nadie que te moleste —la miro con cara de pocos amigos.

—Mejor para mí —se encoge de hombros con inocencia, pasando desapercibido mi mirada fulminante cuando regresa su atención al cuaderno sobre la mesa.

Tiene el entrecejo fruncido mientras garabetea algo en la hoja, sus azules ojos fijos en el papel, su nariz y mejillas levemente sonrosadas por el ambiente fresco y la brisa fría, al igual que sus labios.

Su pelo cubre sus hombros, ondulándose naturalmente desde la mitad hacia abajo y moviéndose a merced del viento. El suéter blanco que lleva puesto le añade un aire casi angelical que complementa el sonrojo de su cara.

—Tierra llamando a Louis... —canturrea.

¿Es mi impresión, o cada vez la veo más bonita?

—Me estás incomodando un poco... —fija su mirada en mí.

—¿Qué te parece la idea de ir a tomar algo caliente por ahí? —digo de la nada, y ella me observa desconcertada. Tomo el lápiz de su mano y lo pongo en el centro del cuaderno antes de cerrarlo—. Yo invito.

—Pero no te expliqué nada —replica, intentando recuperar sus apuntes, pero los alejo de ella.

—No importa —le sonrío sin despegar los labios—. Ambos sabemos que no tengo remedio.

—Lo que quiero es que la apruebes.

—Siempre apruebo las materias.

—Prométeme algo —se acomoda mejor en su asiento de forma que queda delante de mí.

—Soy todo oídos.

—Promete que mejorarás tu promedio. Lo más que puedas.

—¿Es una indirecta de que no quieres que alguien que apenas pase sus materias sea amigo tuyo? —entorno los ojos.

—Claro que no. Si fuera por eso ya no seríamos amigos —abro ligeramente la boca, sintiéndome un poco ofendido—. Solo quiero que mejores. Sé que eres capaz de eso. Y te ayudará mucho en un futuro.

Río.

—Te prometo que lo intentaré —ahora es ella quien entrecierra los ojos.

—Confiaré en tu palabra... y más te vale cumplirla —me arrebata el cuaderno antes que pueda reaccionar y lo mete en su bolso—. Ahora sí podemos ir a tomar algo.

Ella se coloca de pie para ir a buscar a Noah, yo voy tras ella para recoger el auto.

Luego del incidente de camino al instituto, lo llevé al taller para que lo revisaran. Me lo devolvieron el mismo día diciendo que no tenía nada fuera de lo normal en el motor o en los pedales. Insistí en una segunda revisión, pero aseguraron que lo chequearon dos veces y ambos resultados fueron iguales.

La única prueba que quedó fueron los rayones en la pintura del lado izquierdo... Es lo único que me confirma que no fue mi ilusión la falla que tuvo el auto.

Al llegar a una cafetería, Ally pide su café favorito y yo el mío, compro un jugo pequeño para Noah y me voy a sentar en la mesa dónde Ally y su sobrino están.

—Aquí tienes, papita —coloco el jugo delante del niño.

—¿Aún con lo de la papa? —Ally sonríe.

—Me gusta decirle así —me encojo de hombros, sentándome.



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En el texto hay: juvenil, romance, paranormal

Editado: 24.08.2024

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