Capítulo 7
Kate
No sé qué hacer. Necesito ir a la comisaría a ver a Richard. Mi madre me dijo que solo podía salir a la escuela, y hoy es domingo, no puedo salir con ese pretexto. Decido vestirme mientras pienso. Me pongo un pantalón, una blusa blanca de puntos negros de mangas largas y unos tacones negros. Siempre me pongo tacones, me gustan mucho, prefiero la ropa elegante antes que la ropa de sport incluso cuando hace frío y los tacones son mi sello personal aunque deba usarlos con medias como hoy. Agarro una cartera negra para que haga juego con mis zapatos, recuerdo que todavía me queda dinero de la mesada y lo echo en el bolso. Me maquillo de un tono rosado claro en los ojos y labios. Y luego de mucho pensar decido que hacer. Me iba a escapar por la ventana del cuarto, no tenía otra opción. Con los zapatos que llevaba puesto se me iba hacer un poco más difícil pero no era imposible aunque tuviera que llevarlos en la cartera y descender descalza.
Abro la ventana y veo que la altura es bastante para mí que a veces tengo vértigo. Estaba completamente perdida, cuando de repente recuerdo que en el sótano de la casa hay una escalera, la cual es bastante grande y alcanzaría perfectamente para poder bajar por ahí. Pero, ¿Cómo tomarla sin que mi madre me vea? Todo es tan difícil. Entonces me quito los zapatos, para poder caminar sin hacer ruido, abro sigilosamente la puerta y veo que no hay nadie, salgo del cuarto y cierro cuidadosamente la puerta detrás de mí. Bajo las escaleras y siento la voz de mi madre, se oía en la cocina, seguramente estaba escogiendo el menú de hoy con la chef, pues nos vamos a quedar en casa por mi castigo. Que estuviera ahí no era un problema pues el sótano se encontraba hacia el otro lado. Salgo corriendo sin hacer mucho ruido, bajo las escaleras de este, y enseguida encuentro lo que estaba buscando, estaba completamente a la vista. La tomo y me voy, por lo visto mi madre seguía en la cocina así que subo a mi cuarto lo más rápido que puedo. Al entrar coloco la escalera en el lugar correspondiente. ¡Ya está! Ya puedo ir a ver a Richard, pero tenía que regresar antes de la hora de almorzar para que mi mamá no me descubriera.
Agarro los zapatos y la cartera y bajo con cuidado. Una vez abajo me pongo los zapatos, uff había descubierto que una media se había rasgado pero no tenía tiempo y me voy a coger el bus, que por suerte para mí no era un problema. Al parecer había salido con el pie derecho pues en ese momento estaba llegando el bus, me monto y me siento. El tiempo pasaba rápido, ya estábamos en noviembre y las temperaturas oscilan entre los 4 y los 10 grados, por lo que había bastante frío y con el apuro no había tomado un abrigo. Trato de olvidarme de este mirando el paisaje y así también el viaje se me pasaba más rápido. Al llegar entro y pido hablar con Richard y me guían hacia donde estaba. No me gustaba para nada el lugar, no sé si es la falta de costumbre pero me daba hasta escalofríos.
Cuando veo a Richard me dan ganas de abrazarlo pero me contengo, tenía puesta la misma ropa de ayer con las manchas de sangre impregnadas en la misma. Tenía unas ojeras notables y en sus ojos se reflejaba una ligera tristeza.
-Hola- Dijo él fríamente- ¿Pensé que no me vendrías a ver?
-Necesitaba hablar contigo- Dije con la voz temblorosa.
-¿Qué quieres? ¿Llamarme asesino nuevamente? Pues adelante, ¡dilo!
-No seas irónico, eso no va contigo.
-No, ¿y qué es lo que va conmigo? Una nariz de payaso y un cartel en mi frente que diga idiota en letras mayúsculas- Dijo gritando.
-No trates de victimizarte porque ese no es el papel que te corresponde- Le dije también fuera de control.
-Claro, yo sé que para ti el papel que me corresponde es el de asesino cornudo. ¿No es cierto?- Dijo enfurecido.
-¿Cómo eres capaz de dudar de mi fidelidad? Esto me está pasando porque soy una idiota.
-No te hagas la que estas sufriendo porque sé que no es así.
-Aunque no lo creas si es así. ¿Y sabes por qué?- Dije gritando y con lágrimas corriendo por mis mejillas- Porque me enamoré de ti. Lo hice sin intención, sin pensar que quizás no era la mejor manera de llevar las cosas, y evidentemente no lo es. Solo ocurrió y no supe cómo evitarlo. Me levanté y sonreí cuando vi tus mensajes en mi teléfono. Estoy tan enamorada de tu persona que a veces, a pesar de todo lo que has hecho, cierro los ojos e imagino que te tengo cerca de mí, lo suficiente como para darte un beso…, y luego despierto. Dejo la fantasía y recuerdo la crueldad de tus acciones y de tus palabras al dudar de mí. Como si yo no valiese nada, como si las palabras de amor dichas por tu boca fueran falsas. Y tus actos de enamorado hayan sido fingidos. Recuerdo que no me pediste quererte, pero sabias mis puntos débiles y me llevaste hacerlo. Entonces cuando cierro los ojos solo quiero olvidar que un día yo respondí tu mensaje.
-O sea, que, ¿estás dispuesta a terminar con esto definitivamente?- Dijo después de unos minutos en silencio.
-Por supuesto- Dije con mucha seguridad- Si mi vida se ha convertido en un infierno por tu culpa.
-Te juro que si tuviera el poder de regresar el tiempo, regresaría a los días cuando tú en verdad me considerabas parte de tu cielo y no de tu infierno- Dijo él con la voz cortada por el llanto.
-Pero eso no se puede hacer, y lo que más deseo en estos momentos es que estés mucho tiempo en la cárcel, para que pagues por lo que hiciste.
-Bueno, por el momento voy a salir de aquí.
-¿Cómo?- Dije un poco confundida.
-Sí, así como lo oyes. Mi padre vino temprano a decirme que pagó la fianza, y responderé al proceso en libertad.
-Pues aprovecha tu libertad, pues va a ser momentánea, tú mataste a Robert, y debes pagar por eso.
-En el juicio voy a demostrar que soy inocente, que todo fue un accidente, como que me llamo Richard Johnson. Por el momento pienso buscar trabajo en alguna clínica, mi padre compró para mí un apartamento de dos cuartos, me dijo que es bastante grande, así que podré independizarme y hacer mi vida.
-Eso lo veremos, si yo fuera tu no confiaría tanto en que vas a ganar el juicio- Dije con dolor pero a la vez con rabia.
-¿Vas a estar allí?- Preguntó sin mostrar ningún interés.
-Por supuesto, y en unos días todos tenemos que declarar, y te aseguro que todos te van a culpar, vimos lo que pasó y no creo que nadie se atreva a mentir al respecto.
Dicho esto tomé mi bolso y me fui. Estaba completamente indignada, pero a la vez triste, me dolía mucho todo esto pero tenía que hacerlo. Necesitaba desahogarme o iba a terminar volviéndome loca. Al salir de la comisaría me dirijo a tomar el bus, el cual nuevamente estaba llegando, había tenido suerte con eso. Camino a casa mi discusión con Richard atormentaba mis pensamientos. Todo lo que nos dijimos resonaba una y otra vez en mi cabeza, quería desaparecer para no tener que pasar por esto pero desgraciadamente no podía.
Al llegar a la parada cercana a mi casa, me bajo del bus y comienzo a caminar. El aire frío golpeaba mi cara y me hacía temblar, pero no me importaba, la verdad es que no me importaba nada, tenía una gran opresión en mi pecho. Richard me había convertido en pedazos, sentía que de mi alma y mi corazón no quedaba nada, lo único que tenía era mi cuerpo, que se movía ya por inercia. Cuando llego a casa, miro hacia todas partes para ver que no hubiera nadie, estaba todo completamente despejado, me quito los zapatos y subo por la escalera que había puesto en mi ventana lo más rápido que puedo. Ya adentro me cambio de ropa para no correr el riesgo de que mi madre entrara y me viera vestida así.
Una vez terminado todo me tiro de espaldas en la cama y me pongo a llorar sin consuelo alguno. No podía creer que algo que hace unos días me hacía tan feliz ahora me causara tanto dolor. Luego de unos minutos siento a alguien tocar la puerta y le digo que pase. Era Paris, la empleada.
-Buenos días doña Kate- Dijo ella amablemente- Su madre me pidió que le trajera algo de comer.
-Gracias pero no quiero nada, no tengo hambre- Le dije un poco indispuesta.
-Mire yo vine más temprano pero vi que no estaba, yo estoy al tanto de todo lo que pasó, y sé que está castigada, vi la escalera en la ventana y supuse que se había escapado- Dijo poniendo la comida encima de la mesilla.
-¿Y le dijiste algo a mi madre?- Pregunté asustada.
-No, yo le dije a doña Katherine que aún estaba dormida.
-Muchísimas gracias, te debo una enorme- Dije sintiendo un gran alivio.
-Yo sé por todo lo que está pasando, y me imagino que es muy doloroso- Hizo una pequeña pausa y continuó- ¿Usted fue a ver a su novio, verdad?
-Sí, pero ya no es mi novio. Necesitaba decirle algunas cosas que no me dejaban dormir- Le dije con lágrimas corriendo por mis mejillas- Y lo peor de todo es que yo estoy enamorada de él, y no sé si lo pueda superar.
-¿Y por qué no lo perdona? Seguramente Richard es una buena persona.
-No lo puedo perdonar Paris, él mató a Robert, eso no es de una buena persona.
-Me permite que le dé un consejo, algo que me dijo mi madre, de forma metafórica, cuando yo tenía su edad.
-Por supuesto, te escucho.
-¨El mundo está lleno de colores, y en ambos extremos están el blanco y el negro. Pero nada es nunca blanco puro o negro absoluto. No hay nada ni nadie que sea tan bueno para no ser malo nunca o algo tan malo para que nunca experimentase o hiciese algo bueno¨- Dio un suspiro y procedió- Richard se equivocó, es cierto, pero tengo entendido que lo hizo por amor, hágame caso y perdónelo, el rencor no le va hacer bien a su corazón.
-Muy lindo lo que me dijiste. Lo voy a pensar, gracias por escucharme y aconsejarme.
-De nada, si me permite, tengo que irme. ¿Le retiro el desayuno? ¿No va a comer nada?
-Si puedes llevártelo.
Richard
No puedo asimilar todavía lo que me dijo Kate, me ha destrozado por completo. No debí haber confiado en ella, maté a Robert sin intención, fue un accidente, y además fue por amor pues lo vi besándola.
De repente veo que mi madre entra como un bólido, sacándome abruptamente de mis pensamientos y me saluda como si nada pasara. Sin darse cuenta siquiera que aquellas rejas horribles nos separaban.
-Hola hijo, ¿Cómo estás?
-¿Qué haces aquí?- Le pregunté molesto.
-Vine a traerte el auto pues ya te puedes ir- Dijo ella con una mirada triste por mi reacción y me dio las llaves a través de las rejas. Alguien seguramente en la comisaría le había dado ya la autorización pues lo decía con tono seguro.
-Gracias. Pronto estaré libre y lucharé por mi inocencia –dije mientras el guardia ya se aproximaba a dejarme en libertad.
Dicho esto me fui, y al entrar al auto mi madre se sienta a mi lado.
-¿Qué haces?- Dije con voz gruesa.
-Richard no me trates como si fuera tu enemiga.
-No eres mi enemiga, pero no te voy a perdonar lo que hiciste, esta conversación ya la hemos tenido demasiadas veces, así que por favor sal de mi auto.
Ella hizo lo que le pedí.
De repente mi corazón latió más fuerte y me pregunté: ¿Acaso estaba siendo muy intransigente y Kim tiene razón? No sé, tendré que pensar esto con calma, pero con todo lo que está pasando no creo que tenga cabeza.
Luego de unos minutos arranco el auto y me voy a toda velocidad a casa de mi padre. Al llegar me doy un baño. Me tiro de espaldas en la cama y pongo una canción.
…I hate you, I love you…
Esta canción me recuerda mucho a Kate, en estos momentos la quiero pero al mismo tiempo la odio, pues creo que no merezco pasar por este sufrimiento por su culpa. A veces la vida es injusta y en este momento lo estaba siendo conmigo. Juro que hubiera preferido nunca haberla conocido.