Cuando llegué a su casa el mayordomo me hizo pasar. No se podía negar que ella había tenido la suerte de nacer en cuna de oro. No la envidiaba, yo no era precisamente pobre. Ella salió a recibirme y me llevó hacia un amplio estudio donde pinceles, lápices, temperas, acuarelas y toda clase de materiales de arte estaban apilados en el lugar. Mi boca se abrió en sorpresa.
—No sabía qué íbamos a necesitar, así que…mi mamá siempre dice que es mejor prevenir que lamentar
—De acuerdo. Espera aun necesito un minuto para reponerme
—¿Quieres un vaso de agua o jugo?
—Estoy bien por el momento, ¿te parece si empezamos?
—Claro—saqué la laptop de mi mochila y mientras la encendía buscaba una forma de abordar el tema de la mañana. Ella ni siquiera me había dado opción a replicas y no quería que realmente pensara que yo era de esos tipos que solo miraban su físico. Quería conocerla mejor.
—Encontré este paisaje. Llamó mucho mi atención por los colores y eso. Además…no sé…solo verlo me hipnotiza—igual que tú a mí, pensé.
Dirigí mi atención al dibujo y le di el visto bueno. Así empezamos la tarde. Sería mentira decir que fue fácil. Perdí la cuenta de cuantos lienzos tiramos a la basura. Yo pedía paciencia mientras ella reía a carcajadas. Y fue así como me enamoré de su sonrisa; me di cuenta que nunca la había visto tan relajada, tan animada. Reía con sus amigas en la universidad, pero por lo que había escuchado y visto era ella quien les daba ánimos, quien las ayudaba y alentaba. Aquí, sentada junto a mí solo estaba siendo una chica risueña y vivaz. Al percatarse de mi profunda mirada, se tensó, alzó la barbilla y me miró con una ceja arqueada. Yo solo negué con la cabeza.
—Vuelves a ser una princesa, ¿cierto?
—No entiendo por qué me dices eso.
—Es que no te has visto. Tu caminar, tu mirada, ese gesto de alzar la barbilla. Caminas como si fueras de la realeza.
—No es cierto. Solo soy así.
—Talvez. Pero viéndolo desde el otro lado, cualquiera se siente intimidado. Pero me acabo de dar cuenta que no eres lo que aparentas. No estoy seguro de porque esa frialdad, cubito de hielo, pero no eres solo una chica presumida.
—No soy presumida—me miró indignada—. Es así como me educaron. Y te agradecería mucho que no me dijeras ese apelativo. No sabes cuantas veces lo he escuchado y créeme, tengo sentimientos. Tengo corazón. El hecho de no ser una chica expresiva, no me hace una mujer fría.
—Yo nunca dije eso.
—Pero lo has pensado. Te agradecería que volviéramos al tema.
—Alguien te hizo daño, ¿cierto?
—No es de tu incumbencia.
—Solo quiero que sepas que no todos somos iguales.
—No importa
A mí si me importaba.
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Hola a todos!!!! Ya se que ha pasado un tiempo, pero...bueno estaba en otras cosas. Lo siento :(
Espero que disfruten el cap.