El resto de las vacaciones la pasamos creando perfiles en redes sociales y webs que nos permitieran promocionar nuestro talento. Nos quedábamos hasta tarde realizando videos, editando fotos, eligiendo las mejores. Fue un arduo esfuerzo, pero valió la pena.
Las clases del segundo semestre empezaron y con ellas los exámenes, trabajos, exposiciones. Estábamos estresados. Aun así, intentábamos sacar tiempo para ser solo un par de jóvenes locos el uno por el otro. La confianza fue aumentando, la intensidad de los besos y las caricias también. Nina me mostró su lado más apasionado; ese lado que solo me pertenecería a mí. Eso me lo juraba.
A mediados de noviembre conseguimos dos ofertas de trabajo. En Perú no es muy común hacer postales y nosotros ideamos una manera de hacerlas con fotos nuestras. Teníamos la ventaja de que ambos habíamos viajado mucho por nuestro país y teníamos un amplio repertorio incluso de esos lugares tan recónditos. Nos pidieron fotos, postales y recuerdos. Los recuerdos o souvenirs eran nuestros, pero tuvimos que sacrificar todo para llegar lejos. Y así empezamos a crecer. Sin poder creerlo, empezamos a recibir pedidos no solo de una sola web sino también de las demás.
El fin de año nunca se sintió tan perfecto.