Por qué me tiene que pasar esto? Mi vida era horrible, pero ahora se ha vuelto demasiado horrible.
Cuando creía que mi vida era un asco, me pasa todo esto, mi papa se muere, me secuestran, unos tipos me torturan, creo que algo peor no me puede suceder porque ya me ha pasado todo. Me acomodo en el asiento, limpio unas lágrimas que sean escapado, me he dado cuenta que solo he pasado llorando y con esta maldita toalla.
-Baja. -escuche una voz masculina, se quién es, pero no quiero voltear a ver, solo quiero desaparecer o que alguien me diga, todo es una pesadilla. -baja, no lo quiero volver a repetir. -dijo casi gritando.
-¡Púdrete!, -dije incrédula mientras lo encaraba -desde que tu llegaste mi vida se ha trasformado en un infierno. No pienso bajar con esto que no me cubre.
-Te bajare de aquí, así sea que tenga que llevarte arrastrando.-amenazo.
-Bien, pues hazlo -le desafié, estaba tan airada.
-No me tientes. No pienso dejarte, al menos que quieras que otras personas vengan por ti y creo que ya te diste cuenta que es mejor estar conmigo que con ellos.
Dolía, porque era verdad. Los pocos días que estuve con esos hombres fueron con una eternidad dolorosa. Baje del auto frustrada, Ap saco algo de la parte trasera del auto y me la dio, un buzo, me agarro del codo y me apego a él, tuve que sostener fuerte la tela que ahora cubría la mayor parte de mis piernas para que no se saliera ya que este hombre caminaba casi corriendo.
Entramos a una pequeña tienda y para mi mala suerte si había las personas suficientes para pasar vergüenza. Ap se acercó a una esquina de ropa, tomo unas prendas y me las paso.
-Vístete, y que sea rápido. -mascullo.
Me estaba vistiendo, traté de limpiarme lo que más pude y me di cuenta de las marcas que había por todas partes, moretones que solo de verlos me dolían, mi barriga era la peor, era la que se encontraba más afectada.
Aún estaba en el baño, pensando en que tengo una oportunidad para salir, escapar, pero que hago, nada se me ocurría. Tenía que tener varios planes por si alguno fracasaba.
-Tu puedes -me dije mientras me miraba en el espejo.
Aquí vamos, al menos tengo que intentarlo. Abrí la puerta despacio, hay se encontraba Ap que al verme me indico que me apurara.
-Oye, estoy en el periodo será que podrías traerme unas, ya sabes -lo dije con mucho cuidado, solo esperaba que no se diera cuenta que es lo que tramaba.
-Ven, vamos...
-No creo que pueda, me está bajando demasiado -le interrumpí, cruzaba los dedos detrás de mi espalda para que aceptara en ir solo. Bufo y se dio media vuelta.
¡Gracias! Ahora solo dependía de mí, salí rápido. Corría, no paraba, no sabía a donde iba. El lugar me era conocido, ya sabía dónde dirigirme. A mi casa, no, esa no era una buena idea.
Me detuve, esta era la razón por la que no intente escapar antes, porque no tenía a donde ir, quien iba a protegerme si digo que me andan buscando para secuestrarme. La policía, esa era una excelente idea talvez ella me proteja.
Un auto se acercaba, me puse en medio de la calle y roge.
-Por favor para, para.
El auto paro y sin pensarlo me subí a asiento del copiloto. Era una mujer, que al verme solo me quedo mirando asustada.
-Señora tranquila, solo quiero que me lleve a la estación de policía, -la mujer abrió su boca para protestar, pero inmediatamente le interrumpí. -por favor se lo suplico, me están persiguiendo.
-O...oke...y
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-Tiene que creerme -me levante la camisa, -mire los moretones que me dejaron y el otro hombre tienen que ir a buscarlo -mi vos temblaba. -mi papa ha dejado una gran cantidad de dinero, creo que es ilegal, muchas personas me buscan por eso -ya estaba llorando otra vez.
-Niña tranquilícese, todo va a estar bien.
Nada, no conseguí nada, solo que una patrulla se pusiera a fuera de mi casa, pero eso no me calmaba estaba dando vueltas de un lado al otro intenté dormir, comer, ver una película, no podía había algo que me asustaba, me aterraba. No quería volver a estar secuestrada.
1 Semana después.
Había ido a la universidad, pero para nada porque estuve en todas las clases distraída. No lograba concentrarme. El policía que me había atendido hace una semana me comunico que no habían encontrado a nadie con el nombre de Ap y mi auto no lo encontraron.
No lo entendía, como es que así de la nada, ya nadie me buscaba. Estaba empezando a creer que talvez fue parte de mi imaginación, pero no, las marcas eran la prueba que todo ha pasado. ¿Cómo es que ya termino? ¿Qué hay del dinero, que supuestamente yo era la contraseña? ¿Él me dijo que muchas personas quieren mi cabeza o era mentira? Talvez solo tengo que agradecer que todo ha terminado, se confundieron de persona y por eso me dejaron en paz, ya nadie vendría por mí. Estaba a salvo.
Entre a la cafetería que estaba cerca de la universidad, una mesera inmediatamente tomo mi pedido...y al escuchar esa voz conocida, supe que no había a cavado.
-Eres mi boleto de lotería, jamás te dejaría. -escuche en un susurro.
Editado: 24.07.2019