Sacudo mi cabeza de un lado al otro ¿Por qué me duele? En un instante recordé todo. Mi respiración se aceleró ¿Ahora quién me tenía? Todo estaba negro, está vez no era por tener los ojos vendados. No escuchaba nada, había silencio, solo oía la palpitación de mi corazón, cada minuto que pasaba me llenaba de curiosidad, quería levantarme, pero imposible estaba atada, al parecer es lo que todos los secuestradores hacen. Quería vociferar auxilio, lo pensé bien y no creo que esa sea una buena idea.
Escucho un ruido, entorno mis ojos al presenciar la luz.
-¿Qué tenemos aquí? eres igual a tu padre, -un hombre se acercó, trago grueso cuando me doy cuenta que hay más hombres a mí al rededor, -espero que no hayas sacado la parte mezquina de él.
-¿Q...que... -su dedo índice se puso en medio de mis labios haciéndome callar.
-No te he dicho que hables -ahora tenía miedo y mucho, -llegara el momento en el que lo harás y dirás exactamente lo que yo quiero, sino pues créeme no quieres saber lo que soy capaz de hacer. -quito su dedo, uno de los hombres le ofreció una silla, la cual la colocó en frente de mí y se sentó.
-Oiga yo no sé nada en lo que mi padre andaba metido, -esas palabras me dolían porque aún no creía que Sam no me haya dicho nada de esto, -no sé dónde está ese dinero que dicen, es mas no sé si en verdad hay -mi voz temblaba, el lugar estaba cerrado y aun así un frio recorría mi cuerpo.
-¿Dónde está el dinero? ja ja ja -su risa hizo eco en toda la habitación, -yo ya sé eso, -se acercó más a mí, -lo que quiero saber es la contraseña -su voz era amenazadora, en su mirada se veía la maldad era totalmente diferente a la de Ap.
-Yo...yo... en serio que no sé de qué contraseña me habla -dije mientras negaba con la cabeza. -hace poco recién me enteré que mi papa tenía un lugar lleno de dinero -sentí que las lágrimas amenazaban con salir porque Ap me había hablado de esto, si yo no le daba lo que ellos me pedían entonces me torturarían.
-¡Si sabes! -su grito me hizo brincar en el lugar donde me encontraba. Se levantó del asiento, -entre más te demores en darme lo que quiero peor será. -amenazó.
Tenía que hacer algo, ellos tienen que creerme.
-Lo juro, no sé. -vi a un hombre acercarse a mí, mientras que el que se encontraba en la silla, se acomodaba como si vaya a ver una película.
Jadeo al sentir a un joven alto rubio halar mi cabello, mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho ¿Qué me van hacer? rogué para que no sintiera dolor, el hombre puso un trapo en mi rostro, cubriéndolo por completo. Trate de gritar, era imposible, sentir el agua por mi nariz y boca me ahogaban, parecía una eternidad, me movía de un lado a otro principalmente mi cabeza.
Toso, cuando por fin sacan el trapo de mi rostro. Esto era horrible.
-Parece que empezamos con la mano izquierda, -yo seguí tosiendo, no podía parar, toma mi mentó con sus dedos para que lo mirara, -que te parece si me presento. Mi nombre es Cesar, no tienes que decir el tuyo porque yo ya lo sé, ahora dime ¿Cuál es la contraseña? -dijo entre dientes.
-Por...por favor, no sé...-su mano que golpeo mi mejilla hizo que no terminara la frase. Todo mi rostro se giró junto con mi cuello.
-¡No me mientas! -mi mejilla dolía, ardía, latía, quería sobarme la, las lágrimas espesaron a salir. -traigan a Uziel.
Ese nombre por alguna razón me hizo dar miedo. El hombre que estaba enfrente de mí, que parecía que me quería matar con la mirada, ese se llamaba Cesar, el famoso, del que Ap me había hablado.
-Cesar no es cualquier persona, si él te pide algo tú tienes que dárselo. -dijo mientras esquivaba mi puño.
-Si tanto te preocupa lo que me vayan hacer. -me agacho antes de que su pierna me golpee, -porque no me dejas ir y no me entregas, -mi puño roso la nariz de Ap.
-Porque quiero mi dinero, -alzo mi pie, pero él lo toma con sus manos y me tira al suelo, gimoteo, -el no tendrá compasión, cuando llame a Uziel, significa una cosa te matará lentamente.
Ya sabía lo que vendría, un hombre no muy alto entro, con un maletín, tenía media ceja del lado derecho y una sonrisa malévola que me recordaba a Ap. El fingió un choque para entregarme o no ¿Cuánto le habrán pagado por mí?
Uziel se acercó a Cesar, este me señalo y la mirada del hombre con media ceja cayó sobre mí.
Editado: 24.07.2019