Al siguiente día, María entró muy de mañana a mi habitación, así que me organicé y bajé al jardín, el señor Francisco no había ido a la compañía, María me dijo que se levantó desde muy temprano y se encerró en su despacho; desayuné y almorcé sola, intenté ir a buscarlo, pero que podía decirle si ya lo había dicho todo; ya en la tarde María me buscó
- El señor te manda llamar, quiere hablar contigo, te espera en su despacho. Me dijo.
Estaba muy nerviosa, lo extrañaba y me dolía lo que nos estaba pasando, pero aún no sabía cómo lo estaba tomando. Toqué la puerta del despacho, entonces me mandó a entrar; me senté y me miró, entonces volví a ver en sus ojos el brillo de antes, no sé cómo me había enamorado, pero lo estaba; todo el que lea esta historia dirán que soy la victima masoquista por enamorarme de mi verdugo, pero la verdad es que cuando la razón deja de existir comienza a mandar el corazón.
El señor Francisco se acercó, me tomó de las manos y mirándome a los ojos me dijo:
- Ana, te amo, y voy a dejar todo por estar a tu lado.
No dije nada, pero no por que quisiera, sino porque no tenía palabras, jamás pensé que él pudiera hacerlo, muchas veces lo soñé, pero no estaba segura de que sería verdad.
- La decisión que estoy tomando llevara tiempo, así que no se si tú me vas a esperar.
Me soltó y se sentó de nuevo en su escritorio, entonces me acerqué a él
- Si he esperado lo mucho, ¿por qué no voy a esperar lo poco? ¿Cuál es el plan? Pregunté mientras él sonreía, y luego me abrazó con amor.
- Dentro de pocos días habrá una fiesta celebrando el aniversario de la compañía, ambos iremos, allí me reuniré con mis socios y daré la renuncia; cuando salgamos de allí, de inmediato saldrás del país.
- ¿Por qué? Pregunté asombrada
- Dos años antes, uno de nosotros también quiso retirarse, su esposa estaba embarazada y no quería que su hijo creciera creyendo que su padre era un narco, le dieron un mes para que hiciera su último trabajo y se fuera, antes del mes lo mataron a él y a su familia. Por eso, esa misma noche saldrás del país, yo te alcanzaré después.
- ¿Y qué va a pasar con María y su familia?
- No lo sé, si se quedan aquí tal vez los busquen y les hagan daño, estoy pensando mandarlos con ustedes, tú, Selene y la familia de María.
- Es mejor que Selene se quede con usted, necesita protección.
- Si tú estás bien yo estoy bien.
- No me gusta este plan.
- No hay más opciones.
- ¿Y luego qué? Pregunté
- Tú y yo nos iremos a vivir en un país donde no tengamos problemas con nadie, a comenzar de cero, venderé mis propiedades y así estaremos bien.
- No me gusta esta opción ¿y si le hacen daño?
- No pasara nada, si Dios nos quiere juntos nos ayudará en todo.
Dijo, luego mandó llamar a todos los empleados y los reunió en la sala, les comunicó la decisión y todos aceptaron, pero María no quería irse por no dejar a Cesar, así que lo llamé y hablé con él, le conté la situación en la que nos encontrábamos, Cesar me pidió hablar con ella así que la pasé al teléfono, le dijo que se fuera que él estaba seguro donde estaba, y la sobrina de María se quedaría con él.
Asi comenzó el principio del fin; durante cinco días el señor Francisco estuvo en la oficina pasando todos los documentos a memorias USB, destruyendo toda evidencia y planeando a donde nos iba a ocultar, yo estuve orando, pidiéndole a mi Jesucristo su favor, su ayuda y dirección, pues por algo me había enviado al señor Francisco.
Una tarde llegó Selene con un vestido muy hermoso para la fiesta del aniversario, era muy lindo, pero tenía un escote muy extravagante
- Esa noche debes a aparentar ser lo que no eres, para que no se enteren de quien eres, nadie sabe tu verdadero origen y es mejor mantenerlo así; me dijo ella.
Lo dejó en mi habitación con los accesorios, pero en cuanto ella salió, yo lo envolví con el recibo en su mismo empaque y me dirigí a la puerta, los guardias no me dejaron salir, porque el señor no había dado la orden, entonces dejé una nota en el despacho que decía “Para cuando lea esto estaré en la ciudad, volveré pronto, y no vaya a buscarme, confié en mi por favor. Siempre suya, Ana” Luego subí al tercer piso y salí por el muro de la vez pasada sin que nadie me viese, tomé un autobús que me llevó hasta la ciudad y allí tomé un taxi con algo de nervios por lo que sucedió en Colombia, éste me llevó a la boutique donde Selene compró el vestido, entré a la tienda y la señora muy amable me dijo que me lo cambiaba por otro, así que comencé a buscar vestidos que no fueran tan escotados, pero no me acomodaba a ninguno, hasta que por fin encontré uno, era hermoso, de color azul rey, largo y strapless con una telilla que cubría el strapless, con perlas doradas debajo de mi busto, y un listón dorado que se desprendía de las perlas bajando hasta los pies.
Cuando miré el reloj ya eran las seis de la tarde, y estaba anocheciendo, el tiempo se me había pasado sin darme cuenta, entonces volvía a la mansión tan rápido como pude; cuando llegué a la entrada un guardia me vio y corrió a dentro de la mansión, me abrieron la reja y en un instante salió el señor Francisco, su rostro denotaba preocupación.