Enamorándome del lobo

10

  Me levanté de la silla, enojada. Al parecer se le ha hecho decir que soy suya. ¡Por Dios! Apenas lo conozco.

  —¡No soy tuya, Kayler! —Espeté.

  Connor se volvió a él.

  —Ya la oíste —le dijo ocultando una sonrisa por mi reacción.

  Kayler lo miraba furioso, tenía la mandíbula apretada y, de la furia, rompió su vaso de cerveza. Y eso que era de vidrio.

  No te le acerques, Connor, sino que tienen problemas. —Advirtió — Ya sabes a lo que me refiero.

  Me dio una última mirada, pero no era una mirada de odio. Era una mirada calma. ¿Cómo puede cambiar de humor tan rápido?

  Connor se acercó a mí.

  —Oye, ¿quieres bailar? —Susurró en mi oído.

  Lo miré

  ¿Qué tenemos querido decir Kayler con eso? ¿"Sabe a lo que se refiere"?

  —Connor, no sé si sea ... —empecé diciendo, pero él me interrumpió.

  —Oye, vinimos aquí para divertirnos; no le hagas caso a Kayler. —Me tomó de las manos.

  Fruncí el ceño en su dirección.

  Me siento rara que me toque Connor. No es el mismo sentimiento que tengo cuando Kayler lo hace. El toque de Kayler es cálido y me provoca calma. En cambio con Connor ... No me provoca nada.

  ¿En serio los estoy comparando?

  Asentí en dirección a Connor y caminamos hacia la pista de baile. Tenía la cerveza en la mano, al igual que Connor. Bailamos al ritmo de la música. No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero me dio sed. Mi vaso de cerveza se había acabado.

  —¡Vamos por un trago! —Le grité a Connor.

  Sonrió y asintió.

  Nos dirigimos a la barra, porque sí había una en esta casa, y Connor pidió vodka. Recorrí todo el salón, las luces me hicieron más difícil mirar a rostros conocidos. Tenía la esperanza de ver a alguien conocido allí.

  ¡Maldita sea! No sé porqué tengo esta necesidad de ver a un Kayler.

  Debo de estar loca.

  —Aquí tienes. —Connor me dio el vaso lleno de vodka. Tenía tanta sed que lo cogí y me lo bebí de un solo sorbo.

  Connor alzó las cejas.

  —Calma, Fiera, tomalo con calma. —sonrió y dio un sorbo a su trago.

  —Quiero otro.

  Rió y asintió.

  Mi mirada cayó en el segundo piso. Habían varios chicos sentados allí, algo así como los señores de esta casa; y los recuerdo, es la pandilla de Kayler. Seguí mi mirada hasta detenerme en un chico sentado en una silla mas grande con un cigarro en mano y una chica sentada en sus piernas.

  Kayler.

  Mi corazón empieza a latir más aprisa. Él me está mirando mientras fuma su estúpido cigarrillo. La chica que está sentada en sus piernas le habla cosas en el oído pero es obvio que no le hace mucho caso.

  Paige.

  ¿Hace cuánto ha estado allí?

  ¿Tendrá mucho observándome?

  —Otro trago está aquí. —Connor me saca de mis pensamientos y le hecho un vistazo al trago.

  Puedo sentir mi ceño fruncido. ¿Estoy furiosa? Tomo el vaso y le doy una mirada a Kayler. Él me observó en silencio y luego, como era de esperarse, Paige cogió de la nuca a Kayler y le dio tremendo beso.

  Bebí el trago de vodka de una vez y cogí de la mano a Connor, obligándolo a ir a la pista de baile, otra vez. Sonaba una música lenta; Connor me cogió de la cintura y yo puse mis manos atrás de su cuello. Estábamos muy cerca, podía sentir su aliento.

  Él se inclinó a mi oído.

  —Eres tan linda. —susurró.

  Me depositó un beso en la mejilla y se posicionó frente a mí, muy cerca para mi gusto. Y entonces pasó. En un abrir y cerrar de ojos me besó. Al principio no entendí bien, estaba desconcertada pero luego me dejé llevar.

  Nos besamos, sí, pero de repente sentí como Connor se quitaba de mí y entonces abrí los ojos.

  Kayler.

  Lo empujó contra el suelo y le dio un puñetazo.

  —¡Kayler, déjalo! —grité.

  Pero él seguía golpeándolo.

  La multitud a mi alrededor se detuvo de lo que sea que estuvieran haciendo para hacer una rueda a nuestro alrededor.

  Jalé de la camisa a Kayler para que dejara de pegarle, pero era inútil.

  —¡Te dije que te alejaras de ella! —espetó, dándole otro golpe.

  Connor pareció reaccionar y, ahora él, le dio un puñetazo en la mejilla, pero Kayler no se inmutó.

  No podía seguir allí. Nunca me ha gustado ver a dos chicos pelear, nunca.

  —¡Kayler! —grité por última vez.

  Me sentía impotente. Salí corriendo de allí, no quería seguir viendo sangre. Corrí hacia el bosque y me adentré a él, tenía que llegar a mi casa. Poco a poco el ruido de la música se iba haciendo más inaudible. La luna brillaba. Tenía un brillo rojizo. Seguí corriendo hasta que me cansé. Mi respiración estaba agitada.

  Me quedé quieta un momento.

  Estaba algo mareada por el alcohol en mi cuerpo. Estaba sudando. En el bosque no se escuchaba ningún animal.

  ¡¿Acaso dije bosque?!

  ¡Oh, Dios! ¡Me adentré en el bosque!

  ¡¿Cómo pude ser tan inconsciente y estúpida?!

  Si tengo un poco de suerte llegaré hasta mi casa sana y salva. Seguí caminando a paso rápido. El bosque no estaba tan oscuro por la luz de la luna; había niebla y hacía mucho frío. Me puse la capucha de mi chaqueta.

  Debí de esperar a Connor.

  Me siento una cobarde por no quedarme a ayudarlo; pero él es hombre sabrá defenderse solo. Escuché el canto del búho. Saqué mi celular de la bolsa de mi chaqueta y revisé la hora. Eran las once de la noche. No había señal.

  Genial.

  —¡Carolina! —Escuché que gritaron a mis espaldas.

  Kayler

  Me di la vuelta de inmediato. No había nadie atrás de mi.

  —¡Kayler! —Grité.

  —¡Carolina! —Se volvió a escuchar, pero se oía lejos.

  De pronto me sentí aliviada al saber que pronto estaría segura con Kayler. Empecé a correr en alguna dirección, no estaba segura de dónde iba, pero tenía que encontrarlo.



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En el texto hay: hombres lobo, romance, amor

Editado: 27.11.2023

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