Enamorándome del lobo

28

  Empecé a sacar alguna ropa de mi ropero, tenía la maleta abierta, lista para acomodar mis cosas. No puedo creer que mamá haya decidido irse. Ahora. Así. Ni siquiera me dió unos días sino que dijo que mañana, creo que solo lo dijo por la desesperación. Espero que Mike la convenza de lo contrario, no me quiero ir. Tomé la foto que estaba en mi mesita de noche, en donde salía Kayler y Scott.

  Kayler.

  No entiendo porqué no puedo estar mucho tiempo enojada con él, es un vínculo muy raro y fuerte que tengo hacia él. Nunca antes me había sentido así. Con nadie. Mamá ahorita salió al pueblo con Mike, al principio no quería ir, solo la pude convencer con que dejara la puerta asegurada, sin salir, sin que nadie entre.

  Dejé la foto en su lugar y abrí el cajón, sacando algunas pinturas que tenía allí guardadas, tenía un labial que se llamaba Color rosa mate. La mente se me abrió en ese momento, Mate, yo ya había escuchado esa palabra antes, pero ¿dónde? Empecé a hacer memoria, sí, cuando estuve en la casa de Kayler, el papá dijo que yo era su mate, su otra mitad, me imagino que lo dijo en un aspecto del que estábamos hecho el uno para el otro, como decir el amor de mi vida. Se escucha algo cursi pero pues así es. O espero que sea eso. De todas formas no estaría mal averiguar.

  Me senté en la cama y abrí mi computador. Entré a Google y tecleé la palabra Mate. Rápidamente le di en buscar, aparecieron varios resultados, pero cerré la laptop de golpe al escuchar un ruido en la planta baja. ¿Será que volvió mamá? Bajé rápidamente y busqué por todas partes, me asomé afuera y no estaba el coche de Mike ¿me estarán asustando?

  Calmate, Carolina. Inhala, exhala. Es solo tu imaginación.

  Di media vuelta para volver a mi cuarto, pero me detuve en seco al tener una silueta frente a mí.

  Kayler.

  —Rayos, tienes que dejar de hacer eso. —murmuré, llevándome una mano al pecho.

  Estaba serio.

  Frunci el ceño.

  —¿Qué? —espeté. Yo también estaba enojada.

  —Lo besaste. —dijo, con una voz fría.

  Algo se me instaló en el pecho. ¿Lo besé? ¿Connor?

  —¿De qué estás hablando? —quise saber.

  ¿Connor le dijo? No lo puedo creer.

  —Solo quiero saber si es cierto. —volvió a decir, seco.

  Ya qué. De todas formas ya le dijo Connor que, por cierto, me va a escuchar. De nada sirve ocultarle cosas si él siempre se da cuenta, ni siquiera sé cómo le hace.

  —Está bien. —asentí, relajando los hombros. —Connor me besó.

  Bajé la mirada, avergonzada. ¿Qué pasará ahora? ¿terminamos? Si es así, pues acepto que mañana mismo nos vayamos de aquí. Está bien, yo también terminaría con alguien si me doy cuenta que besó a otra chica, andando conmigo. Aunque duela, tengo que aceptarlo. No me gusta rogar.

  —¡Es un imbécil! —exclamó, exasperado. —¡Entonces era verdad que él te había besado! —se tiró de sus cabellos.

  Asentí.

  —¿Él te lo dijo? —quise saber, aún sin mirarlo.

  Escuché que resopló, se nota que se está reteniendo para no hacer ninguna locura.

  —Sí. -1vino hacia mí y elevó mi barbilla con su dedo índice. Pero mis ojos estaban en otro lado, menos en él. —Mírame. —ordenó. No lo hice. —Carolina.

  Respiré profundo y lo miré. Tenía los ojos rojos y se miraba cansado.

  —Lo siento. —es lo mínimo que pude decir.

  —No es tu culpa. —susurró, sorprendiéndome. —Ese imbécil fue el que te besó. Pero también me dijo que tú no le correspondiste el beso.

  Elevé mis cejas. ¿También le había dicho eso?

  —En todo caso la culpa es de él. Por eso recibió su merecido. —espetó entre dientes.

  Fruncí aún mas el ceño.

  —¿Qué le hiciste? —quise saber, esperando que la respuesta no sea mala.

  Se encogió de hombros, restándole importancia.

  —No tiene caso. Pero tranquila, está completo.

  Abrí los ojos del asombro. Kayler no tiene compasión para decir las cosas. Sonrió de lado al ver mi cara de espanto. ¿Sonrió? Eso quiere decir que no está enojado conmigo, ¿verdad? En todo caso, todavía falta reclamarle por lo de Will.

  —Kayler, ¿se puede saber porqué golpeaste así a Will? —espeté.

  Se hizo a un lado, resoplando. Como que sabía que tarde o temprano le iba a reclamar.

  —Para empezar, me hubieras dicho que tenías un ex novio, y ese imbécil me insultó, y sabes que eso a mí no se me puede hacer, porque terminan como él, o peor. —dijo, con voz fría. Pude ver oscurecer su mirada cuando lo dijo. Sentí algo de miedo, también por lo que me contó Will, y ¿dónde estaban cuando los lobos estaban peleando? El coche de Connor y el de él estaban ahí.

  —Mamá se quiere mudar. —confesé.

  Frunció el ceño de inmediato.

  —Supo lo de los lobos. —continué—Se irá mañana mismo.

  —Eso no va a suceder. —lo dijo con tanta seguridad que asustaba.

  Respiré profundo.

  —Ya está. Solo espero que Mike la haga cambiar de opinión. —caminé hacia el sofá y me senté, masajeando mi sien con mis dedos.

  Tantas cosas que pasaron hoy que no sé cómo sigo en pié. Un dolor se me instaló en el estómago, incluso sentí náuseas. Lo ignoré.

  Kayler se sentó a la par mía. Estábamos frente a la ventana, donde podía mirar el lago, y la enorme luna. Había luna llena. Se veía hermosa.

  —Es linda, ¿no? —murmuró.

  Sonreí, asintiendo.

  —Hermosa. —susurré. El que haya luna llena quiere decir que esos lobos andan sueltos. Aún no sé porqué son tan enormes, hasta pareciera que no fueran normales. No, no lo son. Esos lobos son enormes, te miran de una rara forma, como si te conocieran, como si... Fueran como nosotros.

  ¿Hombres Lobo?

  Pff. Eso es ridículo.

  —¿En qué tanto piensas? —preguntó, tomándome de la mano.

  —En los lobos. —respondí rápidamente. —Hay luna llena, eso significa que están sueltos, por ahí, cerca de aquí, observando, están atentos a lo que pase, a si hay alguien afuera para... Atacarlos. —dije, sin quitar mi vista de la luna.



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En el texto hay: hombres lobo, romance, amor

Editado: 27.11.2023

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