—¡Alexander enserio! No me puedes dejar aquí, sóla, con tanta responsabilidad. ¿Estás loco?
—Es como cuidar a los niños... Tú no naciste sabiendo como cambiar el pañal, lo aprendiste practicando poco a poco. ¿No?
—¡No! Demonios, No es igual ¿Cómo te sentirás si te dejo cuidandolos tú solo?—El frunce el ceño—¡Exacto! Sería un caos, lo mismo me pasa con el reinado ¡No sirvo para hacer esto!
—Haber—Alexander deja de armar su maleta,se acerca a mí —¿Que es lo que te preocupa?
—Siempre le he tenido miedo al fracaso—Susurró cerrando mis ojos. —No quiero hacer algo mal, ya que sino la gente se aprovechará de eso. ¿Y si se arma la guerra y tú no estás?¿Si los gemelos se enferman y no puedo estar en ambos lados? ¡Peor! ¿y si se me apaga la humanidad?
Alexander agarra de mi mentón y me hace mirarlo a los ojos.
—Eres perfecta.—Habla pausadamente mirándome directo a los ojos—Todo lo que haces es perfecto. Si tropiezas te pones de pie, si lloras te limpias las lágrimas, si te lástimas te curas, sí tienes una cicatriz yo haré lo que sea para que se vaya. ¿Vale? Nada malo te sucederá, Ni a tí ni a los niños.Nunca
Y ahí estaba, Alexander William, el hombre que no me canso de nombrar ni de escuchar. Comportandose como toda una persona madura y tierna a la vez. Él era una de las personas que podía ser una mierda con todo el puto mundo pero conmigo siempre va a sonreír.
Aveces pienso cómo será estar en sus zapatos, No lo culpo si tiene estrés por semanas o dolores musculares. ¡Por qué,mierda, debe ser difícil dirigir el mundo!
¿Que hubiera pasado si él no hubiera tomado el mundo a la fuerza?…
Sería una historia totalmente distinta, y por una estúpida y extraña razón; me gustaba como estuvieron y están las cosas.
—…Nada te sucederá ¡Lo puedo jurar! —ambos parados mirándonos sonreimos de lado al mismo tiempo.
—Eres muy bueno dando discursos, sí te hubieras postulado para ser presidente antes de todo, muchos te votarían—Bromee.
Alexander liberó una risa nasal negando con la cabeza;—No, gracias. Me gusta el poder a la fuerza.—Se ríe
Le doy un golpe en el hombro riendo, pero lo único que logré fue que nuestros rostros se juntaran de forma muy comprometedora. Lo miré a los ojos con un poco de ¿Nerviosismo? Sí. Katherine Mclaren, está nerviosa
Nuestros labios solo necesitaban un movimiento como para juntarlos, estaban muy cerca y ambos respirabamos el mismo oxígeno. Abrí mi boca un poco para hablar sin dejar de ver sus ojos
—Cuidare bien tú reinado.—
Me aleje de él a torpes pasos, Alexander cerró los ojos con pesadez liberando un suspiro pesado.
—Nuestro reinado.—Alexander abre los ojos y me mira
Nuestro.
Él sujeta de mi brazo y me atrae a él haciendo que nuestros pechos chocaran, puse mi brazo contra su pecho intentándolo alejar. Aún que en verdad no quería hacerlo. En sus brazos me sentía jodidamente protegida.
—Alex...—Dije en un tono nerviosa, el alzó una ceja con una sonrisa de burla
—¿Enserio? Katherine Mclaren, la reina de todo lo que existe está siendo intimidada por su mate.—Se ríe a carcajadas. Yo frunzo el ceño
—¿Por qué desde hace días me siento tan... Atraída al igual que físicamente y sexualmente.? Nunca tuve tantas ganas de besarte.—Hago pasos atrás y me acerco al ventanal a observar el paisaje.
Se podían ver la cuidad a lo lejos, con sus enormes edificios y su brillante luz. Nueva Orleans siempre fue un hermoso lugar
—Por qué cuando eres humana el vínculo mate no es importante, ya que no te afecta los sentimientos ni nada por el estilo... Pero al convertirte en un ser mítico tu ser interior lucha por la unión con su otra pareja, por lo cual... Si me besas no me quejaré.
Estúpida Anabella, controla tus hormonas
— No te besare.—Alexander pone una mano en mi cintura y me hace girar—Puede ser que tenga muchas ganas de hacerlo, pero tengo mucho control de mí.
—¿Sí?—Me desafia. Acepte orgullosa.
Alexander acercó su rostro a mi cuello y comenzó a darle besos en el suavemente, besaba, subcionaba, lámia, hacia todo su trabajo perfectamente. Cerré mis ojos y apreté mis párpados intentando mantener el control
Alexander se separó de mí y acercó sus labios a los míos, solo hizo un solo rose para luego separarse bruscamente con una sonrisa de orgullo
Oh...Dios.
Lo mire en modo de desesperación, sentia todo mi cuerpo encendido y de alguna forma estaba jodidamente con ganas de correr hacia el, besarlo y... Bueno, no necesitan tanto detalles. ¿No?
—Necesito... Aire.—Dije mirándolo. El se lame los labios seductoramente—Shit, aléjate demonio.
Caminé hacia la salida y al abrir la puerta, Alexander volvió a hablar
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Editado: 09.05.2018