Encadenados [#e2]

Capitulo 30

Habían pasado muchas cosas desde que me enteré que soy hija de Derek.

Entre una de ellas era una gran discusión con el rey;

—¿Puedes calmarte?—Pregunto Alexander mirandome—¡Tranquila!

—¡NO PUEDO!—Grité un rayo de hielo salió de mi mano y chocó contra la pared tirando al suelo un retrato y haciendo que la pared se congele

Alexander al ver lo sucedido se acercó ami, la impotencia hace que explote en llanto.

—¡NO PUEDO CON ESTO! ES TAN DIFÍCIL VIVIR ASÍ ¡MIERDA!—Grité, llorando a cuatro mares. Él me miro con cara de pocos amigos y suspiró envolviendome en sus brazos fuertemente

—Tranquila, todo pasará... Tarde o temprano los problemas se irán.—Susurró contra mi cabello

—Estoy cansada de toda esta mierda de vida. ¡Mi vida es una mierda desde que te conocí!—Golpee el pecho de Alexander

Sabía perfectamente que él no tenía nada que ver en este asunto de padre e hija pero necesitaba desahogarme. Aún que eso implicará pedir disculpas después

—Katherine, estás diciendo esto por qué recibiste una noticia triste.—Intenta calmarme—Tranquila, ¿Si?

La impotencia y en enojo llega a un límite que exploto en lágrimas. Miró a Alexander y niego con la cabeza

—Quiero volver a Forks.

Sus ojos se abren con sorpresa y me mira con tristeza. Acabo de decir cuatro palabras que al pronunciar hirió a todas las personas presentes en esta sala.—Alexander y yo—

—No solucionaras nada en Forks. puedes irte, correr, llorar, gritar, pero es algo que ya sucedió. En Forks o en Amsterdam tu padre seguirá siendo Derek.—Sus ojos negros como la noche me miraban con cautela, yo solo baje la cabeza

—Estoy cansada.—Está vez lo dije en un susurró—Quiero parar. Quiero detenerme, por qué siento que estoy en una montaña rusa donde no hace más que caer.

—Pero la montaña rusa tarde o temprano va a tener que subir. —Contestó.

Lo mire y dibuje una sonrisa en mi rostro, iba a contestar algo como “Para que la caída sea más dolorosa” pero iba a ser algo muy negativo y habitualmente soy bastante optimista. Por lo cual solo asentí con la cabeza y contesté;

—Gracias.

(...)

Estaba sola, no por el hecho que me dejaron como perro abandonado sino por qué preferí quedarme así; los gemelos estaban en el pre-escolar.

—Kath—Alicia me llama, gire y le regalé una sonrisa—Hola.¿Como te sientes ahora?

—Mejor, creo que perdí el control un poco pero, mejor.—Contesté. Ella miró horrorizada las condiciones de la habitación; los objetos en el suelo y las paredes y muebles congelados.

—Me alegro que estés mejor, yo...—Iba a hablar pero se detiene y mira el suelo. Se toca la cabeza negando con la cabeza—Lo siento, tengo mareos.

—¿Mimi maní en camino?—Pregunté caminando a ayudarla. Ella se río negando con la cabeza

—Los portadores de Ruthless necklace son infertiles, y como yo antiguamente lo tenía cuando era bebé me dió este castigo... El mareo es gracias al dolor de cabeza, bebí anoche mucho.

Recuerdo qué Alexander me había contado, que encontró a Ruthless necklace en el cuello de Alicia cuando la abandonaron de bebé.

ESPEREN

—¿infe-ertil?—Pregunté cerrando los ojos ella aceptó.

Y no hizo falta que diga nada más.

Salí de la habitación rápidamente corriendo, todos los guardias corrieron hacia ami pero puse mis ojos negros y ellos retrocedieron. Giré bruscamente y encamine hacia la oficina de William

Al llegar, el se encontraba parado alado de una pequeña mesa de madera sirviendose un trago. Al verme frunce el ceño en mi dirección

—Estoy cansada de mentiras.—Camine hacia él enfrentandolo, el me mira confundido—Estoy cansada de ti y tú... Estúpido egoísmo por no contarme cosas que merezco saber.

—¿Que sucedió?—Pregunta asustado—Katherine, yo no te oculto nada

—¡Entonces dime; ¿Por qué no me has contado que eres infertil?!—Grite, el me miró sorprendido—¡HABLA! Alicia me lo contó todo

—Yo... Te lo iba a contar—Baja la cabeza apenado. La furia hizo que mis ojos se pongan negros

—¿Como tuvimos a los gemelos si eres infertil?—Pregunté, el no contesto—¡Dime qué no has hecho una estupidez William!

Alexander no contestó...

—¿Los gemelos... Son tuyos?—Pregunté en un susurró calmandome, él me miró boca abierta y rápidamente contestó

—¡Claro!¡Son míos!—Se apresura a decir—Estuve consumiendo drogas qué me ayudaban con mi fertilidad, todos los médicos me decían que no había solución a este caso y en mi opinión yo también pensaba eso.

»Sin importar qué, Lucas y yo buscamos por cielo y tierra la cura... Literalmente.—Frunci el ceño—Un anciano me entregó una posion, desesperado la tomé... Unos cuantos meses después tú viniste y nos dijiste que seremos padres.




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