Encantada [#e4]

Capitulo 17

—¿Cual es tu maldito problema?—Matthew se puso frente a Dylan evitando que él me pueda contestar y yo no pueda mirar.—No te llevarás a mi hermano.

Sus ojos se tornan negros, por primera vez lo hace frente a mi. Me amenaza mientras solo tenemos centímetros de lejanía, tengo que alzar la cabeza por qué me gana por una cabeza y media quizá de altura. Mis ojos se tornan blancos, él palidece un poco pero luego de segundos vuelve a mirarme amenazante.

<Amelie, no cambies de color de ojos, es peligroso>

Lo ignore.

Su zorra se para alado mío, mirandome fijamente amenazante mientras mantiene una mano en el aire y inclina su cabeza hacia abajo esperando el movimiento perfecto para atacar. Un humo azul comenzó a salir de su mano. ¿Es bruja?

—Suficiente.—Sentencia Katherine, toma a Zaira del brazo y la jala hacia atrás, luego iba a agarrar el brazo de Matthew pero se detiene en seco y gira a ver el abdomen de la rubia, frunce el ceño, pero luego niega y algo desconcertada aleja a Matthew hacia atrás. Dylan se mantuvo perplejo.

—¿Es que no pueden estar sin pelear?—Grita—Si, les menti. Les mentí a todos ustedes y no me esconderé detrás de la justificación sino del hecho. Somos familia la misma sangre fluye por nuestro sistema, tenemos los mismos rasgos, ustedes son creaciónes con el amor de mi vida lo que implica que para mí, ustedes son perfectos en todos los hechos. Te veo perfecto, Dylan, aunque no controles tu cuerpo la mitad de tu tiempo. Te veo perfecto, Matthew, aún que no te guste mostrar tus emociones. Te veo perfecta Amelie, aún que me quieras. Debes saber, que si podría hacer algo para demostrarte que estoy arrepentida por haberme callada no hay ni la menor duda que lo haría.

—No todo se basa en disculpas—Relajo mis hombros mirandola—Estamos atormentadonos por un hecho que cambió fundamentalmente mi vida. Decidiste que lo mejor para mí era irme, pero lo mejor es crecer con tu misma sangre sin mentiras y manipulaciones. Robaron mis recuerdos, bloquearon mi raza licántropa, me mintieron en mi cara. No necesito disculpas, necesito una demostración de ellas.

—¡Te regalé un gato!—Gritó Matthew con desagrado apuntando la cama donde dormían placenteramente.

—Si, pero la volviste a cagar.

Frunce el ceño—¿Y entonces qué? ¿Quieres un perro? Para esto está papá, solo espera a luna llena y se pone igualito.

¡Papá!

—Amelie. No puedes cambiarnos—Susurra la Reina, mirandome con los labios torcidos—Somos así, somos tu familia. Y si, hay días dónde actuaremos como sádicos, otros que actuaremos como simpáticos, otros donde estaremos como indefensos inocentes y otros donde estaremos como los dueños de absolutamente todo. Habrá mentiras y manipulaciones tanto como habrá cariño y amor. No podemos brindar más que esto, y si no te gusta... —Ladea la cabeza—Nosotros somos así. Nadie ni nada nos cambia por qué está es nuestra personalidad.

—¿Yo me tengo que adaptar a vuestra personalidad pero ustedes no aceptan la mía?—Me río sin ganas rodando los ojos y cambiando el peso a mi otro pie

—Si que aceptamos tu personalidad, Amelie—Frunce el ceño.

—¡Si aceptarán mi maldita personalidad yo no estaría acá!—Gritó, ellos dan un pequeño brinco de sorpresa y mi voz hace eco en la habitación—¡Estaría fuera, viviendo sola y llendo a la Universidad! Como una adolescente normal que su mayor problema es que su crush es gay, no que un aquelarre de brujas quiere asesinar a mi padre, que unos ángeles quieren el trono de mi madre, que un Demonio Interior atormente a mi hermano y que mi otro hermano no esté tan obsesionado por un trono.

Y entonces, Matthew pierde el control. Se acerca a mi peligrosamente, levantó un poco la cabeza dado que me gana por una y media quizá y mantenemos la mirada del otro. Sus ojos tienen una pizca de negro, llegando lentamente a su esmeralda mirada. Tenía todos sus músculos tensos de su cara y me miraba con intensidad absoluta.

Sonrío de lado para hacerlo endurecer.

—Pues bienvenida a la estúpida realidad—Escupe con odio e impotencia sus palabras, frunciendo las cejas demasiado—Eres Amelie Mclaren Williams. No tienes otra alternativa, eres la Princesa perdida y debes adaptarte. ¡Como lo hicimos todos NOSOTROS!—Su último grito hace que baje la mirada su cuello y mis hombros se encogen.

<No muestres que su voz tiene poder sobre ti, vuelve a mirarlo a los ojos. Vuelve a la partida, vamos>

Levanto mi cabeza y lo vuelvo a mirar a los ojos, no sé cómo lo hago pero la mantengo puesta allí. Él se desconcierta por un momento.

—Se adaptaron a los malditos cinco años, es normal. Yo a los dieciocho no puedo.

—¡Fue a los siete!

—¡Reprobé historia!

—¡La edad no tiene nada que ver!

—¿Por qué esperaron a que tenga dieciocho entonces?

Suspira lentamente y luego de un veloz movimiento me coge de los hombros y dobla un poco sus rodillas para tener mi estatura, su ojos me hipnotizan por un segundo. Por una extraña razón no puedo apartar mi mirada de la suya aún que físicamente no haya ningún obstáculo




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