Encantus. Alas de fuego (libro 3)

Capitulo 12: Hada de invierno

Capitulo 12:

Hada de invierno

 

Después de llevar a la niña de vuelta a su casa, y que mi abuela diera instrucciones a los padres de la pequeña para que se resguardaran mejor y así evitar que volvieran por ella, o nos llamaran si fuera necesario. Tomamos nuestros lugares nuevamente en el sofá.

—Hace mucho tiempo algunas hadas se presentaron ante las cortes, con la queja de que no era justo que solo ciertas criaturas del reino pudieran dominar la magia roja. —narra la abuela. —Ellos querían tener también ese poder, pero su reclamo fue denegado, si no naces con él simplemente no puedes obtenerlo. Tu madre era una de esas hadas, cariño. No sé en qué momento codicio algo que nosotras por ser hadas guerreras ni por asomo podemos usar. La magia no se hizo para nuestras manos, nuestras manos se hicieron para blandir armas y proteger a nuestro pueblo.

—La reina de invierno, también —digo.

—Algunos reyes se vieron tentados por las promesas de Arcadia —sigue la explicación mi abuela. —Ella busca controlar a Encantus. Para eso necesita a los herederos, unos dispuestos a sacrificar a los otros.

—¿Y los mestizos que están muriendo para qué? —inquiere Shema atento a cada palabra que sale de los labios de Rocío.

—Las defensas fueron alzadas y ellos quieren romperlas. —contesta. Mantiene la mirada fija en el rostro de uno de los jóvenes que fue sacrificado en el bosque. —La magia que reina en Encantus está llena de pureza, por lo que sacrificar a mestizos, hijos entre humano y hadas, debilita la magia, volviéndola oscura y destructiva.

—Tengo la sensación de que no has dicho toda la verdad —musito.

—Es todo lo que sé —replica mi abuela.

—Mientes —insisto.

—Les mentí —dice Bianca abruptamente. No sé si para que dejemos de discutir, o por qué realmente nos ha mentido en algo.

Tiene los ojos llorosos, a ella no le ha caído nada bien lo que dijo la abuela, su hogar podría ser destruido.

—¿Con respecto a qué? —mi voz sale más dura de lo que pretendía, pero es demasiado tarde para remediarlo. Ella me mira atemorizada. Mi abuela me da una palmada en la pierna como reprimenda por mi actitud.

—No vine a por el príncipe.

—Ah, ¿no? —Ella niega— ¿entonces a qué viniste, niña?

—La reina me envió para que diera un mensaje.

Espero a que continúe:

—El reino de hielo fue tomado por la hermandad, y ella es prisionera.

—¿Por qué debería ayudarla? —mi abuela me recrimina con los ojos. Ayudar a la reina de invierno significa volver a Encantus, e involucrarme mucho más con la hermandad. Lo que ella intenta evitar.

—Ella está arrepentida, su intención nunca fue entregar a tus hermanos a la hermandad. Todo lo hizo para que la hermandad confiara en ella, y poder ponerlos a salvo cuando fuera el momento. Hace mucho que está en contra de la hermandad, pero tu madre se llevó a los niños. Ella no me envió para que la ayudaras sino para que recuperes el reino, y el príncipe pueda tomar su lugar…

—¿No son tus hermanos muy chicos para gobernar? —pregunta Shema.

—Por supuesto que lo son —le afirmo anonadada con su declaración.

¿Será posible que la reina de hielo, nunca haya querido hacerles daño a los gemelos? Eso solo puedo averiguarlos cuando estemos frente a frente.  

—Pero ellos son los únicos sucesores de la reina, y ella no cree que sobreviva a la hermandad, ya no confían en ella y… alguno de tus hermanos tiene que ser rey.

—No lo sé. No me parece razón suficiente. Mi único interés es salvar a mis hermanos, no…

—Por favor. La reina confía en ti. —No soy la única sorprendida, mi abuela ni lo puede creer—. Mi reina cree que eres la única que puede lograr que las cortes se unan, y luchen juntas. Cree que puedes hacer que las cosas cambien.

Bianca, me suplica con la mirada.

—Ese es mi hogar, y no quiero que sea destruido. Las cosas cambiarán si uno de tus hermanos toma el trono.

—No —dice mi abuela tajante. —Ninguno de mis nietos tomara esa responsabilidad. Ni siquiera tu María Fernanda.

Deja caer la carpeta. Las hojas se esparcen por el piso. Se levanta y se dirige a la cocina, sin voltear dice:

—Y nadie irá a Encantus.

Ya me visualizo escapando de casa como la última vez, sin despedidas. La hermandad está cada vez más cerca de romper las defensas lo que significa que regresarán a Encantus, con mis hermanos, así que no tengo otra opción que regresar al mundo de las hadas, a mi mundo porque soy parte él también.

—¿Y ahora? —inquiere Shema en voz baja.

—Ya puedes volver a tu mundo y decirle a tu reina que acepto ayudar —digo tan bajo como me es posible.

—No puedo.

Ahora todos estamos susurrando.

—¿Por qué?, tampoco te puedes quedar aquí.

—Yo sé que no soy parte de la guardia de invierno, y que no soy exactamente un guerrero, pero quiero ayudar. Además, no puedo volver, me he fugado y las puertas funcionan en una sola dirección. No tengo forma de volver por donde he venido.




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