Saliendo del oscuro bosque vieron la luz de la ciudad contemplaron la cuidad frente a sus ojos. Anyer le presto su abrigo a Adele porque ya había está empezando a hacer mucho frio.
— Por cierto, mi nombre es Anyer, no recuerdo habértelo dicho perdona, sabes … mejor comencemos de nuevo que dices.
— Vale, comencemos de nuevo, me llamo Adela y soy la hija mayor de la familia Lacourt, pienso ser escritora y quiero estudiar Artes también. – dijo tiritando de frio – Anyer conoces alguna cafetería cercana está haciendo algo de frio.
—Claro ven yo invito, ven entra yo llamare a que nos traigan uno a cada uno –Entraron a la cafetería mientras Anyer hizo el pedido. Adela tenía una extraña enfermedad, sus manos estaban azules, necesitaba calor.
—Ya los traerán… hey tus manos¡¡¡ ¿Que te sucedió? – Asustado por el color que tenían sus dedos. –Dame tus manos por favor tratare de hacerlas entrar en calor.
—Calmate por favor esto me sucedió desde hace mucho tranquilo solo es por el frio nada más. –Y escondió sus manos en el abrigo de Anyer.
—No me vas a convencer trae aquí tus manos que deben estar demasiado frías para que estén así. –Agarro las manos de Adela y las froto un poco y luego con su aliento trato de hacerlas entrar en calor, Adela estaba nerviosa pero no podía hacer nada.
—Ya llego el café, ahora cálmate veras que con el café estaré mejor– Sonreía Adela tratando de ocultar sus nervios.
—Creo que siquiera ayude un poco. – Asintió Anyer pensando en hacer algo después de salir de la cafetería.
—Claro no te preocupes estoy bien, ahora tomemos el café que se hermoso y no quiero que se enfrié.
Después de un buen rato en la cafetería Anyer decidió llevar a Adela a un lugar para comprar algo en especial. Adela ya estaba algo preocupada porque sabía que iba a regresar de muy noche a su casa.
—Ven Adela quiero llevarte a un lugar en especial– la tomo de la mano y fueron a una tienda.
—¿Que hacemos aquí? – preguntaba Adela a Anyer
Mientras Anyer se alejaba un poco para buscar algo que necesitaba. – Lo encontré ¡ven Adela, toma esto es para ti…
—¿Para mí? – sorprendida vio que era unos guantes, un gorrito y una bufanda. – ¡Gracias!Me los pondré de inmediato, enserio gracias, no se porque lo haces pero gracias.
—No seas tonta, te los doy por que te podrías enfermar y no me lo agradezcas, es un regalo y, espero que esos guantes te protejan del frio, ahora ven vamos te invitare algo.
—Y a donde iremos ahora…– pregunto Adela
—Sera una sorpresa solo sígueme – declaro
Anyer se dirigió a una pastelería, estaba buscando una pequeña torta de alguna manera sitio que le podría gustar a Adela.
—¿Puedes esperarme unos minutos aquí? Yo vuelvo enseguida –y entro a la pastelería sonriendo.
Adela se quedó esperando unos mientras contemplaba el cielo, la hermosa noche, las estrellas y la luna, especialmente hoy la vio más viva que nunca.
—Cómo puede la noche se tan magnifica, es como un lienzo oscuro, profundo, perfecto y junto con la luna y las estrellas hacen que este cobre vida, como puede un universo como este no ser elogiado como merece, parece que el arte no puede ser percibido por todos. – declaro Adela mirando la majestuosa noche.
Anyer salió de la pastelería con un pequeño pastel en mano. — Ahora ven Adela volvamos a la cafetería conozcámonos más y traigo algo que endulzara tu noche.
Por suerte de ellos la cafetería aún no había cerrado, pidieron unos dos cafés y empezaron a tener una gran charla. Pero Anyer hizo un comentario algo incómodo para Adela. —Ese vestido rosa te queda realmente hermoso, ¿hace cuánto te lo has comprado?– pregunto curioso —Este fue el vestido que use en mi graduación cuando tenía 16 años y mi padre lo compro– entristeció
Editado: 13.08.2021