— Mu… mucho gusto … — extendí mi mano y tomé la suya.
— Soy Oliver, hijo de su futuro esposo — El muy maldito ¿Quería provocarme o qué?, solo tenía una toalla que rodeaba su cintura; su pecho totalmente desnudo brillaba, su cabello poco alborotado le daba un toque sensual y su voz, esa voz ronca que me erizaba la piel, era tal y como la recordaba.
Tragué duro — Si creo que él me comentó que tenía un hijo y que estaría por la casa — solté mi mano y me giré, no era capaz de mantener la mirada fija hacia él, además su cuerpo era demasiada tentación para mí. Lo increíble era que no me hubiera reconocido. Incluso de los nervios hasta mi voz sonaba extraña.
— ¡Señorita! Veo que ya despertó — Priscila entró a la habitación — Noté que estaba demasiado cómoda así que no quise despertarla, ya es momento de quitarle la mascarilla.
¡Eso era! ¡La mascarilla! ¡La había olvidado por completo! Oliver no me reconocía por ese detalle.
— No te preocupes Priscila, lo haré en mi habitación — Dije de manera seria. Ajusté mi bata e intenté salir de la habitación, pero el brazo de Priscila me detuvo.
— No se preocupe, lo haré rápido. —insistió.
— No Prisicila no insistas, lo haré en mi habitación — Miré a Oliver quien aún tenía su mirada fija en mí y lo hacía de manera extraña. No esperé ni un segundo más, salí de aquella habitación y caminé hasta la casa, era una distancia bastante larga. Llegué agotada, subí a mi baño y me lave la cara.
Esto me había salvado, no quería imaginar lo que hubiera sucedido si Oliver me llegara a descubrir. Cada minuto era un peligro para mi vida estaba en juego y no podía seguir tentando a la suerte. Así que decidí quedarme el resto del día en mi habitación, para no toparme con él otra vez, solo hasta que tuviera un plan de cómo escapar.
Después de un rato Priscila llegó a acompañarme — Quiero que me disculpen si le falte al respeto hace un momento, solo quería que usted se sintiera cómoda.
— No fue tu culpa, es que estaba un poco sorprendida por el hijo de mi novio, no imaginé encontrarlo ahí.
— El joven Oliver, quería un lugar para relajarse y por eso también lo llevé al Spa, nunca pensé que le fuera a incomodar, fue mi error y lo lamento.
— Él y yo aún no nos conocemos y fue algo que no me esperaba — mencioné —creo que no fue una buena impresión.
— Lo lamento señorita nunca fue mi intención... — Agachó su cabeza.
— Todo está bien Priscila, no te aflijas, ahora solo quiero descansar un poco. No quiero que nadie me moleste, por favor.
— No se preocupe, yo estaré pendiente y nadie va a molestarla —. Priscila salió de la habitación dejándome sola. Me lancé a la cama, abracé una almohada en espera que las horas pasaran, faltaba tan poco para salir de aquí, me sentía derrotada por no cumplir la misión a la que me asignaron, pero mi vida era más importante. Solo tenía que encontrar el teléfono.
(...)
Besos en mi cuello, provocaron que despertara — ¡Despierta mi reina! — susurraron en mi oreja. Abrí mis ojos de manera lenta y me encontré con el rostro de Siegel — Incluso dormida eres hermosa — se acercó y unió nuestros labios en un beso lento. De verdad que intentaba hacer un mejor papel, pero la sola presencia de Siegel me provocaba náuseas, más aún sus besos. Esto estaba por acabar, contaba las horas para que esto acabara de una vez por todas.
— ¿Qué hora es? — Pregunté, mientras me separaba de él
— Son las siete, me comentó Priscila que pasaste la tarde completa durmiendo. ¿Te sientes bien?
— Si, me sentía cansada y por eso decidí quedarme en la habitación.
— Deberías seguir conociendo la casa, si no estás complacida con Priscila puedo asignarte a alguien más.
— ¡No! Ella está bien. —La verdad que Priscila era una chica agradable y no creí poder acomodarme con alguien más.
— Me comentó Oliver que se conocieron — mencionó. Solo de escuchar su nombre mi humor cambiaba de manera instantánea, para mi era un traidor lo lamentaba por julie, pero su amigo no era lo que ella pensaba.
— Algo así, la verdad creo que no le di una buena impresión, me encontró en el Spa y apenas y lo saludé.
— Tendrás una segunda oportunidad para que lo conozcas, está abajo esperándonos para la cena—. Al parecer querer evitarlo era una misión imposible y la excusa de que estaba enferma no iba a servir en esta oportunidad, de lo contrario terminaría en un hospital —. Además la hija del alcalde está de nuevo en casa, al parecer pronto tendremos boda, sería magnífico que lo hicieran el mismo día que nosotros
— ¡Oh sí! ¡Sería maravilloso! — dije con hipocresía.
— Te esperamos abajo — Siegel se despidió con otro beso y salió de la habitación, mientras tanto me preparé para la dichosa cena.
Si iba a hacer esto lo haría con orgullo, me recogí el cabello y me maquillé. Me puse uno de mis mejores vestidos, porque no soportaba a la hija del alcalde y quería verme mucho más bella que ella. Era una chiquilla pretenciosa que se cree la corona de la reina de Inglaterra. Si moría esta noche al menos lo haría de manera elegante o cruzaba los dedos para que Oliver no me reconociera.
Estando ya preparada, frente al espejo, inhalé profundamente, era una mujer valiente y nadie iba a intimidarme ni siquiera Oliver, mucho menos él, yo luchaba por la justicia y lo seguía haciendo. Antes de despedirme mi madre me dijo algo muy importante “Las mujeres somos más fuertes que los hombres, cuando pelees contra alguien hazlo con inteligencia, ya que es el arma más poderosa que una pistola”
Tenía que ser una mujer inteligente y actuar como una, quedaban pocas horas para estar en esta casa y no podía echar a perder esto, tenía que salir viva y regresar junto a mi familia. Pero si moría; si esta noche mi corazón dejaba de latir, lo haría con orgullo y peleando por la justicia.