Enemigos… ¿y algo más?

Capítulo uno.

Thiago no podía creer la soltura con que Stefanía Valdez lo humilló, y por segunda vez en la vida, en su propia cara.

La rabia por el pasado, y no menos importante, por el encuentro en la cafetería, hizo que pasara toda una semana con un humor que ni su padre lo soportó.

Motivo, por el cual, se encontraba en una fiesta en la que no tenía ganas de estar. Pero, dado que necesitaba distraerse, no solo del recuerdo de Stefanía, sino también, de la noticia de que Jennifer se iba a casar con un Valdez.

—¿Es que no tengo nada de suerte? —se preguntó indignado, con la mirada clavada en la entrada, en donde vio llegar a su tercer problema sin resolver—. ¿No se suponía que solo iban a estar los conocidos?

Se jactó sin humor, mientras volvió la mirada a su amigo, que le sonrió indolente por la falta de lealtad en la amistad.

—En este tipo de eventos, no tengo control de quiénes pueden o no venir.

—Se trata de tu maldita casa, Joe. —Le recordó molesto, cuando, al otro lado de la sala, encontró a Stefanía—. ¿Es en serio?

—Vino con Fanny…

—Ah, mira, qué interesante —comenzó a decir, con falsa amabilidad—. ¡¿Y a mí qué carajos me importa si vino con tu novia, Toto o si ya es parte de la aburrida decoración de tu casa?!

Señaló, dado que a la chica, poco le faltaba para formar parte del extraño gusto de su amigo, por las estatuas femeninas que había por cada rincón de la propiedad.

—Tuviste que haber avisado, cuando te mandé el maldito mensaje antes de venir.

—Para ese momento, Fanny no iba a venir. —Thiago señaló, entonces, a la amante de su padre—. Como ves, su presencia, también es una sorpresa para mí.

—No me digas, ¿Fanny también la invitó?

Se burló con una risa sarcástica, en lo que apuró hasta el fondo, el primer vaso de cerveza. Pues, eso era mejor que mantenerse sobrio toda la noche, y soportar a dos mujeres que, por distintas razones, nacieron solo para complicar su existencia.

—No te pongas así. —El consejo de su amigo, lo animó a recoger otro vaso sobre la mesa que estaba detrás de él—. A menos que decidas mudarte, vas a tratar con ellas hasta el día en que te mueras.

—¡Ay, pero qué palabras tan conmovedoras! —dijo sarcástico, mientras en el vaso, optó por mezclar otras bebidas—. Ni que se te ocurra decir nada al respecto. Estoy muy molesto.

—Y eso solo te perjudica a ti.

—Lo sé —admitió luego de unos minutos, y se vio reflejado en el interior del líquido, que no dudó en beberlo todo de un solo trago—. Pero es todo lo que sé hacer por ahora.

—¿Por qué no lo dejas pasar y ya? —Joe sabía todo de su amigo, razón suficiente, para que Thiago negara con la cabeza—. Sé que, con Jenny y Britney, es un caso perdido. Pero arréglate con Stefi. Ella también la pasa muy mal.

—Culpa de ella, por delatarme. —Le recordó, con rabia—. Y por faltar a su promesa de no hacerlo.

—Si hubiera sido ella, también lo hubiera hecho.

—Pero, ¿tú de qué lado estás? —preguntó, para al segundo, reír con sarcasmo—. No, claro. Se me olvidaba que ahora, por salir con Fanny, te convertiste en un santo más, ¿no?

—Que esté enamorado de ella, no implica que esté del lado de Stefi ni de nadie. —Se defendió Joe—. Además, deberías ser más subjetivo, y entender la decisión de la chica… Hubieras acabado muy mal, de seguir por ese camino, Thiago.

—Nadie le pidió que cuidara de mí. —Testarudo como él solo, hizo que Joe alzara los brazos, para pedir una tregua—. ¡Ah, no! Esta vez, me vas a escuchar hasta el final.

—¿Y qué solucionaría eso? Si no es a mí al que debes convencer todos los días de culpar a otros, para eximirse de responsabilidades que son solo tuyas.

Concluyó para dejarlo e irse con su novia, con el fin de intentar que Stefanía se sintiera cómoda, y disfrutara de la fiesta.

A la cual aceptó asistir, por insistencia de sus familiares, cuando Fanny la visitó para que la acompañe. Hasta se sintió animada, al saber que Thiago no iba a estar presente.

Sin embargo, en el momento en que los dos tuvieron contacto visual, Stefanía deseó convertirse en una decoración más de la excéntrica casa, antes de cruzar palabra con él.

Después de todo, los últimos siete días fueron un martirio para su conciencia. No era de dejarse llevar y decir lo primero que se le pasaba por la cabeza. Era muy meticulosa, hasta el punto que su propia familia, admitía que la debían presionar para que les hablara.

Y el motivo de eso, era muy claro. Cada vez que lo hacía, tenía que enfrentarse con la culpa. Tal como pasó en el último encuentro con Thiago. En que, para colmo, repitió lo que Britney dijo en la fiesta de fin de año sobre él.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.