Hoy he abierto los ojos. Me he dado cuenta de que las personas no son para siempre, que las personas no están para ti. He notado que por más que des el cien por ciento de ti, jamás recibirás el cien de las demás personas. Esa frase que dice: "El que da recibe". No es más que una simple mentira, una persona nunca recibirá lo que ha dado. Por más que sacrifiques y escondas tu sufrimiento por otra persona, centrándote en ayudar estando ahí siempre, nunca será suficiente. Y siempre pasa que cuando explotas y necesitas ayuda... Jamás están para ti como tú lo estuviste para ellos. El ser humano es egoísta y codicioso, y al final siempre velará por su propio pie. Las personas son crueles, si estás por debajo te pisan y si estás por encima tratan de hundirte. Vivimos en un mundo donde el que da más cariño es el que más daño recibe. No vale da nada culpar a Dios del dolor, por qué al final somos nosotros mismos quienes lo infligimos.