En las sombras

La oscuridad se apodera de mí, envolviendo cada rincón de mi mente en un manto de desesperación y duda. Siento su peso aplastante, como una sombra persistente que se niega a disiparse. Cada pensamiento se tiñe de negro, cada esperanza se desvanece en la penumbra. La luz que una vez daba claridad y calidez se ha apagado, dejándome sumido en un abismo donde el tiempo parece detenerse. Los días y las noches se entremezclan en un gris perpetuo, sin señales de consuelo o alivio.

En este mar de tinieblas, me encuentro luchando por mantenerme a flote, por encontrar un rayo de esperanza que me guíe hacia la superficie. La soledad se convierte en mi única compañía, susurrándome al oído que el fin está cerca y que no hay escapatoria. Pero, en lo más profundo de este vacío, algo dentro de mí se niega a rendirse. Una chispa diminuta, casi imperceptible, sigue ardiendo con la fuerza de una estrella lejana.

Es en estos momentos de profunda oscuridad donde la lucha por encontrar esa chispa se vuelve más crucial. Cada pequeño esfuerzo, cada acto de valentía, es una batalla contra la desesperación. Y aunque la luz parece haberse extinguido, recuerdo que incluso en la noche más oscura, las estrellas aún brillan. Me aferro a esa verdad, sabiendo que la claridad puede regresar, que la oscuridad no es eterna, y que dentro de mí reside la fortaleza para encontrar la salida de este laberinto de sombras.