Enmascarada

Capítulo 6

Castiel

 

Sé que he sido cruel.

Al momento de pronunciar esas palabras los pelos de sus brazos se le erizaron. Ella le miraba sin ninguna emoción en sus ojos, aquello le aterraba.

Una pequeña ventisca comenzó a surgir a su alrededor extendiéndose con intensidad convirtiéndose en un vendaval. Las ramas de los árboles se movían de un lado a otro, los pequeños animales nocturnos se escondían en sus refugios.

La joven sonreía con sorna al ver como el hombre peleaba contra el viento para poder llegar hacía ella y parar aquel desastre que había provocado. Comenzó a caminar dándole la espalda escuchando como la llamaba a gritos.

Una lágrima se asomó por su ojo pero fue rápidamente eliminada. No podía permitirse llorar, no por aquel sujeto que le había provocado tantas desgracias desde el primer momento que le conoció.

 

 

Abrí mis ojos de golpe con respiración irregular. Las sábanas y todo mi cuerpo estaban llenos de sudor. Me levanté y tuve que agarrarme a la mesilla para no caer, mis piernas temblaban como gelatina. Con duras penas llegué al baño y me di una ducha caliente.

Después de estar más tranquilo me preparé una taza de café y empecé a especular que significaba ese sueño y el porqué lo había tenido.

El rostro de la joven era pálido y se veía borroso; en cambio el hombre tenía la piel de color chocolate y una pequeña barba de días. Los ojos eran de color avellana y una complexión musculada. Rondaría sobre los cuarenta aproximadamente.

Una llamada entrante interrumpió el momento reflexivo y silencioso del lugar. Era de un número desconocido. Sin más dilación lo cogí.

 

— Hola.

— Hola, disculpa. ¿Quién eres?

— Soy yo, Caltha.

— Oh, ¿cómo te va? ¿Todo bien?

— Sí.— después de unos largos segundos —. ¿Estás ocupado hoy?

— No, ¿por qué? ¿La señorita me extraña?

— No te hagas ilusiones es por si puedes ayudarme con algo.

— ¿Qué es?

— Necesito que compres medicina para mi hermano. ¿Puedes?

— Claro, dime el qué y tu dirección. 

— Te lo envío por mensaje, no hace falta que vengas hasta mi casa. 

— Entonces nos vemos en 30 minutos frente a la estación de tren.



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En el texto hay: misterio y amor

Editado: 02.02.2019

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