Enredada con Lucifer

Charlas con un ángel en la oscuridad

CAPÍTULO 2

CHARLAS CON UN ÁNGEL EN LA OSCURIDAD

Llegué a la conclusión de que quedarme despierta por las noches era la única manera racional, o al menos eso pensaba yo, de lograr encontrar al ángel nocturno y poder hablar con él, tal vez llegarlo a conocer un poco y descubrir que la abuela no estaba loca.

Las dos noches que siguieron me quedé en vela, leyendo y aventurándome a mundos desconocidos con personajes increíbles, hasta que ese ángel espía entrara en la habitación.

La primera noche, después de cenar, me acomodé en la silla del estudio, me acurruqué entre algunas mantas y me puse a leer mientras esperaba ansiosa la llegada del ángel.

  • ¿Pretendes matarte de sueño por esperarme? – me dijo cuando apareció frente a mí, sonreí de inmediato.
  • No, esto para mí es lectura ligera mientras espero una charla contigo.
  • ¿Lees mucho? – preguntó lo obvio, ¡interesante!
  • Sí… ¿A ti te gusta leer? – pregunté.
  • Bueno, no es que lo ame, pero tras siglos de vida, es una excelente manera de mantenerse actualizado de las últimas tendencias humanas.
  • Comprendo… - dije sin poder hacer más conversación.
  • Viviste la guerra ¿cierto?
  • Fue duro para todos, está siendo un momento complicado, es decir, no pasó mucho desde que se inició la paz, pero parece que la guerra ahora la libran los hombres y mujeres en su interior.
  • ¿Lees por eso, huyes? – preguntó intrigado.
  • Es una forma de decirlo, hace algún tiempo conocí a un viejo marino, un ruso que escapó durante la revolución, él me enseñó mucho, con él aprendí a ver más allá, al menos en libros.
  • Conozco ese sentimiento, no tener alternativa y lo más cercano a huir de la existencia misma… no es real y cuando piensas que lo es, simplemente despiertas.
  • Exactamente… mis padres no lo comprenden…
  • Tienes suerte, conozco muchas muchachas que perdieron a sus padres en la guerra.
  • Bueno, mi mamá dice que el accidente que le dejó cojeando a mi papá fue una bendición de Dios… Ella dice que Él siempre sabe cómo  por qué obrar.
  • ¿Eso dice? – dijo riendo con burla – pues está equivocada, Padre solo piensa en sus creaciones más amadas, ustedes… La única especie que dotó de libre albedrio, de LIBERTAD Farah, allá en el firmamento, todo es vana esclavitud camuflada por un amor que él dice sentir – renegó levantándose de la silla.
  • Hablas… como si él te hubiese hecho daño, Dios no lastima, estoy segura de ello.
  • No lo conoces como yo – dijo mirando al suelo con una tristeza totalmente sincera.
  • ¿Te caíste cierto?, ¿Cuál es tu nombre? – pregunté con dulzura y suavidad.
  • Si te lo digo, te alejarás de mí y probablemente ya no te desveles por esperarme y la verdad es… que no quisiera eso – musitó con una voz tan sincera y humana, que me conmovió.
  • Está bien – sí, era un ángel caído, lo que no sabía era cuál… pero no descansaría hasta saberlo.
  • Sé que ese marino, amigo tuyo, te ha contado historias y en vista de que estamos aquí y no tendremos una sesión de terapia, cuéntame alguna Farah.
  • ¿Cómo sabes sobre el Señor Dimitrov? – pregunté sonriendo.
  • Solo lo sé, de la misma forma que sé que te intriga saber sobre mí, de la misma forma que sé todo sobre ti.
  • Está bien ángel misterioso, empecemos entonces – me encantaba contar e inventar historias y las de mi amigo el marino eran increíbles de relatar – El señor Dimitrov dice que en la Rusia de los Romanov la vida en las calles no era la mejor, la situación siempre estaba peligrando y mientras el rey estaba en la guerra y la reina tenía una estrecha relación con un brujo, el pueblo hervía de ira y las ideas comunistas se cocinaban en ese enojo.
  • Claro que sí – rio a carcajadas – tengo a ese brujo por ahí abajo, ¿Cuál es su nombre? Ah sí… Rasputín, viejo brujo, toda una farsa el hombre.
  • Una… ¿Farsa? – pregunté.
  • Significa una mentira, una imagen… no sé como explicarte.
  • Sé lo que significa ángel, pero no entiendo por qué lo es, ¿No tenía él acaso el poder que todos en Rusia decían que tenía?
  • No – rio aun más fuerte – era un triste hombre que sólo deseaba poder, riqueza y por supuesto mujeres, solía hipnotizar de lo mejor, bueno… hay tantas historias sobre él, te asombrarías de la cantidad de ellas que son mentira.
  • ¿Sigo? – pregunté dudosa.
  • Sigue.
  • Bueno, es en este escenario que el señor Dimitrov, junto a su mujer y a su esposa, cansados del abuso, pensaron en escapar de Rusia, con lo poco que habían ahorrado, iniciar una nueva vida… tal vez en Inglaterra o España, ninguno de esos planes funcionó. No me sé todos los detalles, pero, después de que los monarcas fueron asesinados brutalmente por los revolucionarios, Dimitrov y su familia se habían decidido quedar, es solo que ocurrieron cosas horribles en el proceso… y es aquí donde me gusta fantasear, aunque mi amigo me dijo que su esposa y su hija murieron enfermas, pienso que fueron llevados al gulag, después de que Dimitrov desertara a las ideas comunistas del nuevo gobierno, pienso que su hija y su mujer murieron en el gulag y él pudo escapar, lo veo en sus ojos, Dimitrov sufre cada día, tiene una batalla interna cada mañana al despertar, estoy segura.
  • Murieron Farah. Su esposa murió enferma, bajo las más tristes y precarias condiciones, y Nastia, su única hija murió tras una violación de los guardias del gulag, fue abandonada en el frío invernal, donde la recogieron los ángeles, quienes, te alegrará saber, la llevaron al paraíso con Padre, Él las cuida ahora, Dimitrov debe estar tranquilo, las ví cuando subían. Tranquila los hombres que las lastimaron tienen un hermoso lugar para disfrutar ahí abajo.




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