"Un lugar para pensar"
Habíamos llegado a nuestro destino. Tyler se bajó del auto y yo copie su acción, me guio hasta un pequeño lago que se encontraba por el lugar. Todo parecía ser muy hermoso; las aguas cristalinas, las flores de distintos colores las cuales aportaban vida al paisaje y un hermoso árbol que resaltaba por su color verde intenso. Entonces no dude en tomarle una foto ni un segundo, literal, tenía en este instante la boca abierta del asombro. Cerré los ojos para sentir como el viento daba contra mi rostro.
-Es hermoso ¿verdad?- preguntó mi maestro y yo embobada con el lugar, asentí sin prestarle toda mi atención.
-Si... es un lugar muy bello- digo finalmente- pero ¿Para qué traerme aquí?
-Sabes, yo solía venir mucho para acá con mi abuelo- evadió mi pregunta por completo, pero no le di importancia ya que me dio más curiosidad escuchar lo que tenía para decir.
-¿Ah, sí? ¿Y qué hacían? Digo, usted y su abuelo...- la curiosidad y la intriga me mataban.
-El me traía aquí a pensar en la vida, pasábamos el rato juntos; de hecho, yo era el más unido de mis hermanas con él.- toda mi atención se centraba en aquel chico, el cual había conocido hace solo un día y con el cual, casi, no había entablado una conversación normal.- me enseñó muchas cosas... gracias a él lo sé todo. No tan literal, sino que he aprendido bastante de él. Este es uno de los lugares que más amo en todo el mundo, corrección, este es el lugar que más amo. Él me decía que nunca es tarde para aprender algo nuevo, solo tienes que estar dispuesto a comprometerte y tener tu objetivo bien claro.
-¿Y usted me cuenta esto, porque...?- arqueo una ceja en señal de buscar respuesta. Me parecía algo raro que le estuviera contando esto a una total desconocida.
-Porque, hoy pude notar que estaba algo distraída y me pareció buena idea ensenarte este lugar.
-Si... pero eso no responde a mi pregunta- esta vez lo mire fijamente- ¿Por qué?- me atreví a preguntar.
-¿Quieres saber por qué? Bueno... todos en la vida queremos aprender algo nuevo, tal y como lo decía mi abuelo. Solo necesitamos de otra persona para que nos dé un pequeño empujón. Mi deber como maestro es ayudarte a alcanzar tus expectativas, además yo quiero ser esa persona, ya que te noto muy cerrada al mundo. Me gusta ayudar a mis alumnos, Emma. Y hoy pude observar que deseas algo. Algo más allá del ser humano, algo que no tienes ni la menor idea de cómo lograrlo y que va más allá de tus capacidades.—me quede algo impactada con sus palabras—si me permites, ¿se puede saber qué es eso que tanto anhelas tener o aprender en el mundo?
-Yo...- no sé si contarle o no, pero opto por hacerlo a fin de cuentas. No sé por qué me estoy abriendo tanto a él, ni porque confiaría en una persona la cual no conozco del todo- a mí... Me gustaría aprender a amar- hubo un pequeño silencio- ¿eso se podría enseñar?- pregunto mirando a la nada.
-Se podría...
-¿Cómo?
-No lo sé, hay cosas que ni yo siendo maestro sé, y que tendremos que descubrirlas por nosotros mismos.
-Gracias- digo sin más.
-¿Por qué?
-Por mostrarme todo esto- alzo las manos señalando mí alrededor con fascinación. El asiente y nos quedamos un rato más allí. No hablamos más, solo nos quedamos observando el paisaje. Le mande un mensaje a Ginger diciendo que hoy llegaría un poco más tarde de lo normal.
En un momento inesperado Rickson se levanta del suelo y yo copio su accion y nos dirigimos al auto, sin pronunciar palabra.
El trayecto de vuelta a la ciudad dura menos, a mi parecer. Casi no noto cuando llegamos a la Universidad.
-Iré a buscar algunos folletos que se quedaron en el aula. Puedes esperar aquí, cuando llegue te llevare a tu casa.
-No hace falta, profesor Rickson, vivo cerca y aún no ha oscurecido.
-Está bien, hasta luego Emma, fue un gusto charlar contigo.
-Lo mismo digo- dije, mientras daba la vuelta para ir a mi departamento.
Seguí mi trayecto a casa. Al llegar a mi departamento me asuste al encontrar a Ginger sentada en el sofá, al parecer con un gato de peluche en sus piernas.
-Te estaba esperando- dice con cara seria acariciando al muñeco.
-No me digas que volviste a ver una de esas tontas películas de gatos.- digo arqueando una ceja y colocando las manos a cada costado de mi cintura.
-No me culpes, tú te fuiste con el profesor Rickson y me dejaste aquí sola sin nada que hacer; así, que para matar el tiempo, tuve que ver algo y esto fue lo único que encontré- dice alzando un CD en manos- hablando de eso, ¿Cómo te fue con el señor Rickson?
-No pasó nada fuera de lo normal...- digo mintiéndole mientras alargo la palabra, pero ella no es estúpida e insiste en que le cuente.
-Emma, por Dios, tú y un tipo que esta mas bueno que la madre, SOLOS, y... ¿no ocurrió nada? No lo creo.
-Te recuerdo que ese tipo es tu profesor de matemáticas y ¡Asco!, nada pasara entre nosotros.- pongo una cara de repulsión. ¿Cómo siquiera podría pensar eso?
Editado: 02.08.2019