*Maya*
Pasajeros con destino a la ciudad de sur, favor de abordar por la puerta 2, sala 3A.
Aborde el avión que me llevaría a mi nuevo destino, donde comenzaría de nuevo; tome mi lugar, la azafata me ofreció una bebida, pero estaba muy nerviosa, así que lo rechacé. Después de un par de horas había llegado a mi destino, llegar aquí a un lugar extraño sin amigos ni familiares, lo primero que hice fue comunicarme con la casa de reposo donde esta el abuelo, hable con él, estaba feliz que a fin ya estoy aquí, aun todavía no se cual es mi destino final eso depende de la institución.
Sali del aeropuerto y solicite un taxi, mi equipaje dos maletas grandes y una pequeña, así como mi bolsa mochila, donde tenia todos mis documentos. El taxista subió el equipaje y luego me pidió.
─ ¡Buenas tardes!, señorita ¿A dónde la llevo?
─ La verdad, señor necesito un hotel a donde quedarme.
─ ¿Alguno en especial?
─ Sería tan amable de llevarme a un hotel reconocido, pero no muy caro, un de 3 a 4 estrellas estaría bien.
─ Si, claro, señorita, la llevaré a un que está en céntrico.
─ ¡Gracias! ─ y enseguida el amable taxista me llevo a un hotel ubicado en el centro de la ciudad.
El hotel se veía decente y estaba en buena ubicación, el mozo de la entrada ayudo al taxista a bajar mi equipaje.
─ ¡Buenas tarde!, sea usted Bienvenida ─ saludo una agradable recepcionista.
─ ¡Hola!, Buenas tardes, tendrá una habitación disponible, no tengo reservación, porque acabo de llegar a la ciudad.
─ Si un momento por favor ─ después de unos minutos la joven me asigno una habitación.
La habitación como todas las del hotel era muy cómoda, y alegre, tenia una vista al balcón, que daba a la plaza.
*Diego*
Un mes después…
El tiempo pasa muy rápido, ya había pasado un mes desde que abril tuvo el accidente y un mes que la tengo en casa, ya no deje que regresará al colegio internado, no quería dejar a mi hija con extraños.
Mi madre, su abuela la consintió de todas las formas posibles, mientras yo tenia que buscar una alternativa para que abril continue sus estudios y no era el único de estos rumbos que tenia ese problema, la falta de una escuela de educación básica era un problema que teníamos que resolver lo que vivimos en esta región.
El gobierno de cierto modo desea cumplir con esta necesidad, pero desafortunadamente sin el apoyo económico y la lejanía hacia esta misión imposible, algunos becarios del programa llamado CONAFE (consejo nacional de fomento educativo) eran los encargados de medio educar a los niños de la zona, pero por falta experiencia y preparación académica profesional, dejaban a medio ciclo escolar abandonada la misión, aunque trataban de ejercer esta hermosa labor, eran pocos lo jóvenes becarios que aguantaban esta situación.
Solo algunos pocos afortunados, podían mandar a sus hijos a estudiar a escuelas públicas o privadas, pero el costo era alto y no me refiero a lo económico sino a lo emocional, ya que los niños tenían que alejarse de su casa y familia (padres, hermanos) como el caso de mi pequeña hija que estuvo recluida dos años en el internado.
Mi casa, es decir, mi rancho estaba ubicado a 10 kilómetros del pueblo más cercano, cada 15 días iba a comprar la despensa necesaria con mi madre, así como cada domingo asistíamos a misa.
─ ¡Mamá! ─la llamé ─ te gustaría volver al pueblo, digo a vivir ahí de nuevo ─ ella me miró tenia muchos años que se había traslado al rancho junto a mi padre e incluso había decido vender la casa.
─ ¡Hijo! ─ me miro con ternura, moviendo sus espejuelos ─ ¡pero te dejaría solo!
─ Bueno, pero yo puedo ir cada tercer día y los fines de semana, y ustedes pueden ir al rancho.
─ Lo haces por ella, ¡verdad!
─ una parte, no lo negaré, mamá desde que ella tuvo el accidente, no dejo de pensar que quizás si no la hubiera sido tan terco, además ella tiene que socializar con otros niños, tener amigos de su edad, y no crecer como un animalito de campo.
─ En eso tiene razón hijo, pero en donde viviremos ¿tu padre vendió la casa hace ya tantos años?
─ Por eso no se preocupe, yo tengo amigos que nos ayudaría a buscar alguna disponible e incluso podemos recuperar su casa.
─ Seria lindo, regresar a la casa de tus abuelos.
─ Y porque la vendió, papá
─ Le traía malos recuerdos, y él pensó que era mejor establecerse en un solo lugar.
─ Ah, ya veo, entonces que decide madre.
─ Por mi estaría bien.
─ No se diga más a regresar de villa San Juan, hablaré con mi amigo Roberto, para que nos rente la casa.
─ Ojalá no esté muy abandonada.
─ La otra vez, pase y la estaban arreglado el jardín.
Al día siguiente salí hacia la capital del estado Villa San Juan, estaba aproximadamente a 5 horas de camino desde mi rancho por lo que era imposible regresar el mismo día, mi hija me acompañaba ya que le toca su cita médica, y vería el proceso de sanidad de su brazo roto. Y yo tenia que ir a la SECRETARÍA DE DESARROLLO AGROPECUARIO, en la última asamblea me había elegido como representante local de nuestra comunidad, y como yo iba a la ciudad por ver a mi hija acepté, de forma ayudaba a mi comunidad, para informar de los programas y apoyos destinados al campo. En mi caso yo era productor de carne y derivados de la misma, otros compañeros eran agrícolas, pero todos vivíamos de las tierras heredades de generación en generación.