Azael
Cuando llegamos al lugar, noto que no se ve ningún humano vigilando los alrededores, pero hay olor a vampiros por todo el lugar, indico con una seña a Gabe que rodee el lugar con su grupo para evitar que alguno escape he informe a los demás que están bajo ataque, él se va con diez licántropos y un elfo que lleva mala cara, observo a los demás miembros de mi manada y algunos de las manadas vecinas, todos están en posición, listos para atacar a la primera señal.
Me posiciono al frente, todo mi cuerpo esta en tención, mis sentidos están totalmente activados, siento todo a mi alrededor, el sonido, el olor, todo; a unos pocos metros esta mi hermano, pero nada me asegura que este vivo, con solo ese pensamiento un escalofrió me recorre la espalda, mi hermano, el que siempre puede sonreír cálidamente en cualquier situación no puede estar muerto.
Dejo salir a mi parte animal, desconecto mi mente y dejo a mi otro yo tomar el control, inmediatamente el miedo me abandona y una descarga de adrenalina me recorre por completo, levanto la mano izquierda y con un aullido, la manada entera entra en batalla, mis huesos se quiebran, reacomodándose en la forma de un lobo, mi vista mejora, me crese un suave pelaje plateado y todo eso en cuestión de segundos, a mi alrededor dejaron de haber personas para transformarse en un grupo de furiosos lobos dispuestos a matar a todo el que se encuentren, el grupo de Gabe esta peleando al fondo con un grupo de vampiros que trataron de escapar cuando oyeron mi aullido.
Corro a toda velocidad, el viento acaricia mi pelaje, y de un solo golpe derribo la puerta que protegía a la vieja estructura de la fábrica.
Inmediatamente me golpea el olor a muerte que tanto caracteriza a los vampiros, me sorprende la intensidad del olor, eso quiere decir que hay más de los que me informaron, pero no me acobardo, vine a recuperar a mi hermano y eso pretendo hacer.
Trato de buscar el olor de mi hermano, mientras lucho con un par de vampiros que vienen en mi dirección, veo como algunos humanos, tratan de escapar mientras les dejan la pelea a los vampiros, pero sé que no llegaran muy lejos.
Farid es un elfo, y uno muy poderoso, es quien dirige uno de los bosques más grandes de los alrededores, y aunque admito que no nos llevamos demasiado bien, sé que en secreto está enamorado de mi hermano, por lo que estoy seguro de que puedo contar con él y su grupo para asegurarnos de que nadie escape o logre pedir ayuda.
Sigo luchando con cuanto vampiro o humano se me atraviese, pero siento que no avanzo, abro las puertas a mi alrededor, pero aparte de un olor a podrido y muchos frascos con órganos en diferentes estados de descomposición, que me provocan ganas de vomitar, no logro encontrar nada.
Sigo avanzando, cuando siento que me clavan algo al costado, volteo a ver y un vampiro tiene una daga clavada en mi costado, sale mucha sangre, pero no sé si a causa de la adrenalina o de las ansias por encontrar a mi hermano, no siento nada. Cuando estoy a punto de clavar mis garras en su pecho, Gabe aun en su forma de lobo, salta por detrás y le arranca la cabeza de un mordisco.
-busca a tu hermano, nosotros los detendremos.
Con un asentimiento le indico que estoy de acuerdo y sigo mi camino, abro puertas al azar tratando de encontrar cualquier rastro de mi hermano, mientas mi manada se encarga de eliminar a todos los que se atraviesen en mi canino.
Llego a una escalera que desciende a un sótano y por primera vez me llega un olor familiar, es Zander, estoy seguro.
Sigo avanzando y veo muchas puertas, todas con candados, oigo llantos y lamentos provenientes de las habitaciones, y al abrir una mi presentimiento se hace realidad, cuando un niño muy lastimado me recibe dentro de la mugrienta habitación, maldición, un instinto asesino me entra y tengo ganas de perseguir a Reidar hasta el fin del mundo si es necesario y arrancarle la cabeza.
El niño me ve asustado, y se aleja lo más que puede de mí, maldición.
-Gabe, en el sótano están los rehenes, envía a alguien a que los libere y pídele a Farid que le diga a una elfa que venga a tranquilizarlos y convencerlos de salir.
-Entendido, ¿encontraste a tu hermano?
-Estoy en eso.
Sigo avanzando, tratando de perseguir el aroma de mi hermano, que cada vez se hace más fuerte, junto con el olor a su sangre.
La adrenalina corre por mis venas, junto con las ganas de destruir todo a mi alrededor al imaginarme a mi hermanito herido, al imaginarme todo el dolor que tuvo que soportar.
Finalmente llego una de las ultimas puertas, puedo distinguir su olor al otro lado, junto con el latido de su corazón que, aunque está débil, lucha por seguir mandando sangre a todo su cuerpo.
El aire vuelve a mis pulmones y el alivio me inunda al saber que está bien, que está vivo, detrás de mí, escucho como poco a poco las pisadas de los que estaban cautivos empiezan a moverse, mi manada los está ayudando a salir de este infierno.
Con un suspiro dejo a mi cuerpo cambiar lentamente, mis huesos vuelven a su lugar, mi pelaje va desapareciendo, y mis sentidos se calman poco a poco, la batalla está terminando, todavía puedo escuchar cómo los últimos atisbos de resistencia comienzan a caer, necesito agarrar a mi hermano y salir de aquí lo más pronto posible, antes de que llegue la segunda ronda de ataques.
Abro la puerta lentamente, preparándome mentalmente para lo que pueda haber al otro lado, sé que mi hermano está vivo, pero no sé en qué estado se encuentra.
Escaneo la habitación, esta oscura y sucia, veo moho y humedad en cada pared, y al ver en la esquina contraria a la puerta, ahí está, corro a su lado, y lo examino, esta inconsciente, lo mantiene colgado con unas esposas del techo, tiene muchas heridas, y la sangre escurre de varias partes de su cuerpo, pero está vivo.