entre cada mirada y cada café.

Capitulo 8

Marcos, un hombre de 40 años con una chica de tan solo 20 años;  sus labios junto a los míos era todo como un sueño, sus besos repletos de pasión hacían que todo mi cuerpo temblara de emoción y de un sentimiento que aún no podría descifrar.

***

— ¿Qué va a pensar la gente?— le susurre al oído separándome un poco de su lado.

—Quizás piensen que soy un pervertido—dijo sonriendo y sacando un cigarrillo

— ¿No te importa lo que piensen? ¿Verdad?

—Realmente no, porque debería de importarme, a mi lo único que me importa es estar contigo

—tal vez lo que digas sea verdad; pero tengo mucho miedo

—No tienes nada que temer—dice el abrazándome con mucha fuerza.

El me hacía sentir con seguridad, su madurez y cada palabra me daban una sensación de paz indescriptible, pasamos un par de horas más charlando hasta que decidimos irnos, él se ofreció llevarme hasta a mi casa así que acepte.

Durante todo el camino todavía no podía créeme de que el me haya besado; ese beso dulce y apasionado hacían que mi corazón se sintiera extraño ¿será posible que llegue a enamorarme de el?

Sentir que él estaba a mi lado era una sensación única, su forma de ser cada vez me cautivaban más, su sonrisa me parecía hermosa, su mirada llena de madurez aumentaban mis ganas de estar junto a él, y lo que me encantaba de él es que en algunos momentos parecía un niño con ganas de bromear y de comerse al mundo.

Caminamos un largo trecho hasta llegar a casa.

— ¿No te has preguntado ni si quiera una vez quien realmente soy? Pregunta el en un tono serio

—La verdad, por mucho tiempo me lo he estado preguntando desde la primera vez que te vi causaste en mi mucha curiosidad.

—Creo que te he mostrado un poco de lo que soy, aunque quisiera contarte algún día sobre mi pasado.

—En realidad no me importa lo que fuiste en el pasado. Le digo esto mirándolo a los ojos mientras caminamos.

— ¿Te cuento un secreto? Dice el mientras suelta una pequeña sonrisa. A decir verdad soy divorciado.

— ¿Divorciado? ¿Qué clase de persona era ella? Pregunto curiosa.

—era una de esas mujeres que son como una daga al corazón. Dijo mirando a la nada

—Entiendo lo que dices marcos ¿pero por qué buscas a una chica como yo para tener un romance?

—porque realmente me gustas, ¿te puedo pedir un favor?

— ¡por favor nunca me dejes!

Marcos Dijo todo esto mientras me abrazaba  como si fuera un niño, no me esperaba que un hombre como el me fuera a decir estas palabras de una forma tan sincera. En poco tiempo llego la hora de despedirnos el uno del otro, yo me despedí con un beso en la mejilla como siempre.

—Espera me grita marcos de una manera muy chistosa

— ¿sí?

—no te has despedido de la manera correcta.

En ese momento el me tomo de la cintura y me robo nuevamente un beso.

—Ahora si te puedes ir. Dice el mirándome con una expresión malvada.

Sin más nada  que decir entre a casa.

Mis mejillas estaban enrojecidas cuando me mire al espejo de mi habitación, me recosté un rato mirando fijamente hacia el techo, por momentos sentía que estaba soñando despierta aunque tenía la sensación de que todo no sería tal y como me lo había imaginado.

 

***

Sin darme cuenta caí en un profundo sueño hasta el día siguiente,  eran ya las 6:00 am de la mañana, me tocaba trabajar ese día a las nueve de la mañana; pensé si marcos iría a tomar su café así como lo acostumbraba hacerlo todos los días.

Me bañe, me vestí tome mi desayuno y Salí para el trabajo.

Llegue, salude a todos mis compañeros y en un momento uno de ellos me dijo que me habían dejado un regalo en la oficina, yo estaba un poco desconcertada  ¿Quién se atrevería a dejarme un regalo en la oficina de esa manera?

Rápidamente corrí a la oficina invadida por la curiosidad, al ver vi un  ramo de rosas blancas, que hizo que todo mi cuerpo  se paralizara de la emoción, al acercarme agarre una nota dentro de un sobre color blanco que decía: “Gracias por entrar en mi vida, bienvenida a mi corazón” atentamente marcos al ver su nombre en a aquella nota sentí una sensación que nunca había sentido, sentí como aquel hombre se ganaba mi corazón y me sentí que ya no podía hacer nada ante esa situación impredecible.

Toda la mañana estuve pensando en  ese detalle que hacía que me enamorara cada vez más de él, cuando lo vi llegar por la puerta del lobby, lo vi llegar con una actitud muy diferencia, su rostro reflejaba más alegría que la de costumbre pidió lo de siempre y yo obviamente le prepare su café de todas las mañanas, pero ahora algo era diferente ya conocía mucho más de él, ya él no era un sueño inalcanzable sino más bien que el ya formaba parte de mi realidad y eso me parecía fascinante.



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En el texto hay: adultojoven, un amor imposible, amor

Editado: 16.04.2019

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