Levaba ya 20 minutos dentro de la cafetería y Nick ni sus luces, ¿No que la puntualidad es muy importante? Si yo fuera Tobías o los otros empleados, le reclamaría por ser tan estricto siendo que ni el respeta sus propias reglas. Mi nuevo amigo y compañero –Tobías- me había dado un recorrido por las instalaciones y conforme llegaban los demás, me los iba presentando, empezando por el mas gruñón y serio de todos, si, el pelinegro de piel pálida y ojos negros llamado Scott, es un buen nombre, pero el que lo porta hace que suene horrible, Scott es el encargado del dinero, y según, la mano derecha de Nick. También está el simpático de Henry, quien también es camarero, es el mejor amigo de Tobías y él es quien se encarga de que el ambiente de los clientes sea el mejor. Y no olvidar a Shane, el chico irlandés encargado de la cocina, me hizo probar uno de sus pastelillos y realmente saben a gloria, para ser hombre, cocina demasiado bien diría yo.
--…Y aquí es donde te cambiaras, tienes tu propio casillero y tendrás tu mandil… ¿Aspen? – el castaño me llamaba y yo estaba en las nubes.
--A sí, lo siento… ¿Y qué tengo que hacer? – dije avergonzada y seguramente estaba sonrojada.
--Bueno, por ahora ayudaras a Shane con los platos sucios, después ya te irás integrando a tu puesto – dice regalándome una sonrisa.
Haciendo un esfuerzo por recordar donde estaba cada lugar, me encamine a la cocina encontrándome obviamente a Shane, quien ya estaba preparando los pequeños platillos, me acerque al fregadero, no tenia aun nada que hacer así que para matar el tiempo le saque platica al rubio que estaba de espaldas entretenido en lo suyo.
--Entonces… ¿Cómo te llevas con los demás?
--Bien, todos son buenas personas – musita sin dejar de decorar los pastelillos.
--¿Todos? ¿Sin excepciones? – digo sorprendida.
--Por supuesto que sí, inclusive Nick y Scott – se limpia las manos en el mandil y se gira a verme – se que te contaron como es el jefe, pero Tobías suele ser un exagerado, Nick es… simpático, trabajador, es amable, cuando tenemos un día ajetreado, nos invita la comida y Scott a pesar de ser muy serio y frio al principio, siempre se termina preocupando por los demás – sonríe de lado.
--Me acabas de quitar un peso de encima, creí que iba a ser un infierno con esos dos – bromeo fingiendo secarme el sudor de la frente.
--No te preocupes tanto por eso, ya verás que te irás encariñando con cada uno de ellos.
El resto del día pasa de lo más tranquilo, no hubo mucha clientela ya que era entre semana y muy pocos venían a pasar el rato aquí. Nick nunca se presento y fue un gran alivio para mí, me sentía n tanto presionada al saber que iba a ser observada constantemente por él, pero cuando Scott nos aviso a todos que el jefe tenía un compromiso importante que atender y no se iba a presentar, pude respirar tranquila, incluso mis movimientos fueron fluidos y ayude un poco a Shane en la cocina.
Cerca de las 4:30 de la tarde, ya estábamos cerrando el local, solo los fines de semanas –que era cuando se llenaba mas- cerraban hasta en la noche. Jase ya nos esperaba en el auto, subiéndome yo en la parte trasera, me despedí de Shane y Henry con un “hasta luego” que me respondieron con una bonita sonrisa al contrario de Scott que se fue sin decirle adiós ni a sus propios amigos.
--¿Qué tal te fue en tu primer día? – cuestiona Jase concentrado en la carretera.
--Fue muy tranquilo, hubo poca gente – comento feliz mientras miro por la ventana.
--¿Y cómo te fue a ti, amor? – le pregunta a su novio, volteando a verle con una mirada tan dulce que me incomoda estar presenciando algo tan intimo.
--Mal – contesta haciendo un puchero – te extrañe demasiado.
--Yo también – dice con voz melosa.
--Puaj, dejen de actuar tan dulce frente a mí, me hacen sentir…sola – espeto y ellos ríen.
--No estás sola, nos tienes a nosotros, además aun eres muy joven, pronto encontraras a tu terroncito de azúcar – música Tobías girándose a verme.
--Terroncito de azúcar – reprimo una carcajada – ustedes usan palabras demasiado dulces, eso no va conmigo.
--Ya te quiero ver, el día que estés con un chico diciéndose apodos absurdos, te molestare para toda la vida, es más, graba lo que está diciendo ahora Tobías.
--Par de tontos, eso nunca va a pasar.
--Aja, lo que digas – dice Jace burlándose.
(…)
--¡Aspen!... ¡la mesa 8 se está quejando de que les diste una orden incorrecta!... ¡Aspen! – vocifera Nick con voz molesta.
--Lo siento – corro hacia la mesa antes mencionada retirando los platos con nerviosismo disculpándome en el proceso.
Había pasado una semana, una semana muy cómoda escondida en la cocina solo fregando los platos, hasta que Nick se decidió probarme de camarera.
Un grave error.
Todo era un caos completo, había quebrado al menos dos tazas y un plato, me había equivocado tres veces en los pedidos y había tirado café encima de un cliente. Lo que más me molestaba era que Scott tenía el fantasma de una sonrisa en sus labios, me miraba burlón desde la caja registradora, Nick se la pasaba regañándome y Tobías junto a Henry se compadecía de mí, ayudándome a atender unas cuantas de mis mesas. Extrañaba estar junto a Shane.