Entre cámaras

Capítulo cinco: Definición de diversión y oportunidades

13 de enero del 2017

Miré de nuevo mi vestimenta, no quería impresionar a nadie pero sentía que llevar falda y tacos decía lo contrario. Rápidamente opté por cambiar de vestimenta y me puse unos jeans gastados y unas botas. Agarré mis lentes del sol pese al tremendo frío que hacía por si acaso, ya había aprendido la lección que en este mundo de famosos tenías que llevar algún objeto o prenda si no querías ser el centro de atención o ser fotografiaba para después crear historias. Ya conforme, agarré mi bolso y me despedí de Rossana que tenía día libre. Por si no les había contado mi madre era doctora, por lo que a veces llegaba en la madrugada y no sentía tanto su presencia en el departamento. Supongo que como no voy a estar pasará junto Fernando para no sentir la falta de Miranda en su vida. ¿Qué será de ella? Ni idea, pero por ahora no quiero saberlo.

Tomé un taxi y le dije la dirección de la cafetería en donde habíamos acordado con Romain para reunirnos. El motivo de este encuentro era porque ayer nos habían dado los guiones de "Matrimonio de tres" y me tome todo el día en leerlo. Tengo que admitir que Brenda era muy parecida a mí y eso era un punto a mi favor pero Josh...dioses... él era un hombre intenso, misterioso y romántico. Por lo tanto las escenas que teníamos juntos eran casi iguales. La escritora sí que fue muy apasionada al escribir cada escena. Romance y lujuria podía llegar a describir el libro a la perfección. Era algo parecido a "Cincuenta sombras de Grey", pero apto para un público en general, poco sexo y besos profundos.

Me sonrojé levemente al pensar cómo haríamos cada escena, esto era un reto y tenía que superarlo. Hasta ahora no comprendo cómo Marcus me llegó a convencer para audicionar en este proyecto. No me quejo, solo que hasta ahora no entiendo cuántas agallas tendré para realizar cada movimiento.

Al ver que ya había llegado a "Coffee Nous" le pagué al taxista con una propina. Me puse los lentes para no ser vista y entré. Busqué con la mirada a Romain y en efectivo ahí estaba con una bufanda. Me acerqué a lo suficiente para que notase mi presencia.

- ¡Hey! – Moví la mano a modo de saludo y hablé más alto para que oyese. Él alzó la vista y me sonrió, hubiese llamado mi atención aquella sonrisa con hoyuelos que casi siempre reluce cuando sonríe, pero esta vez fue diferente ya que en su rostro había ojeras. Eso me alarmó.

- Hola Levina – se paró y movió la silla para que me siente. Me senté y lo miré mientras alzaba una ceja preocupada. Se veía cansado.

- ¿Qué te pasó?

- Uhm... larga historia.

Ladeé la cabeza mientras lo miraba y él me sostuvo la mirada.

- Teníamos que hablar ¿no? Para eso vine.- Me moví un poco después de haber estado unos largos segundos en silencio. Suspiré, si le preguntaba cuál era el motivo de su cansancio, seguro no me diría nada. Yo no era quien para preguntarle, apenas lo conocía... aún así me preocupaba.

<< ¿Leíste el guion?

- Algo...

- Entonces sabes el por qué estamos aquí hablando ¿no?

- Ajá

- Mejor aún, a lo que me refiero que hay escenas un poco ¿lujuriosas? – Traté de buscar la palabra adecuada – y nosotros tenemos que interpretarlas y... no quiero que tu novia lo malpiense o algo por el estilo.- Noté como Romain abría y cerraba la boca constantemente, como si quisiera decir algo- Por ello quiero aclarar que nuestra relación será estrictamente profesional para que salga mejor la película.

- Me parece perfecto.

Y así señores y señoras es como Levina Davis se auto declara mata rompecorazones.

- Genial y ahora de que ya aclaramos todo, creo que me tengo que ir.

- ¿Tan rápido? Disculpa por mi respuesta tan cortante, solo que... no estoy pasando por un buen momento– Dijo y noté cierta confusión y tristeza en su oscura y profunda mirada. Eso llamó mi atención.

- ¿Puedo saber lo que te pasa? – me atreví a decir- No nos conocemos mucho, pero de algún modo me preocupo.

- ¿Acaso no sabes? ¿No lees las revistas y periódicos? Porque mi nombre está en el titular de todos.– Negué mi cabeza como señal.

- Terminé con mi novia.

Fue tan rápida la manera en que lo había dicho que todavía mi cerebro no procesaba la información.

<< Y ella lo hizo público en la noche mediante sus redes.

- Muy buenos días, ¿qué desean ordenar? – interrumpió una joven de apenas diecinueve años. ¿Por qué la gente tenía que ser tan inoportuna en los momentos más interesantes?

- Deseo una delicia de limón, por favor. – respondí rápidamente.

- ¿Y usted joven?

- Igual que la señorita.- Anotó algo en su libreta y después de decir que ya traían los pedidos se fue. Después de unos treinta minutos regresó con los postres.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.