Cosette estaba orgullosa de sus amigos. Le hacía feliz que ellos le dedicaban una sonrisa desde la cancha y celebraran con ella al final de los partidos.
Ser amiga y vecina de Andrew Davis le había aportado cierto aumento de nivel en la cadena de popularidad dentro de la comunidad escolar pero Cosette no buscaba ser “popular”. Ella disfrutaba de la compañía de sus amigos fuera de sus círculos de admiradores.
Debido al apoyo que les daba a ambos, terminó arrastrando a Katsumi a los partidos, volviéndola una aficionada más de los equipos escolares.
Katsumi era la única chica a quien Cosette consideraba una amiga. Tenían gustos musicales parecidos y eran las mejores en la clase de francés además de tener esa pasión y habilidad por aprender más de un idioma. Compartían el ser hijas cuyos padres nunca estaban en casa pues el de Katsumi pertenecía a la marina y el suyo era piloto de la fuerza aérea.
Ese verano habían pasado separadas pues el padre de Katsumi le envió a Japón para quedarse con sus abuelos. Así que al volver tenían mucho que contarse.
Uno de los temas relevantes era: Jack. No había día en que Cosette no hablara sobre él o sobre haberlo visto el domingo o sobre lo excelente jugador que era y su buen desempeño en el último partido.
Katsumi insistía en que debían dar el siguiente paso si se gustaban tanto. Pues por lo que veía en aquellos dos y escuchaba por boca de Cosette consideraba más que evidente que sentían algo real y recíproco.
—¿Pero, qué pasos? Ni siquiera hemos dado uno solo.
Era lo que Cosette siempre respondía con cierta resignación en la voz y su amiga volvía a darle el discurso sobre el valor y la confianza. Recordándole que no debía dejar escapar el amor ahora que por fin vivía en un solo lugar sin miedo a tener que destrozarse el corazón así misma por tener que marcharse.
Cosette razonaba dándole la razón. Desde que tenía memoria, el trabajo de su padre les obligaba a mudarse constantemente dos o tres veces al año. Fue así hasta que Franklin, su hermano mayor, consiguió la regencia como médico de cabecera en el hospital distrital. Decidieron comprar una casa y permanecer ahí. De eso ya hace tres años.
—Es una pena que Andrew ya tenga novia — dijo Katsumi apoyada contra el casillero al lado del de Cosette observando a Andrew hablando con su novia.
—Tardaste mucho en volver. Si hubieras regresado un par de semanas antes te lo habría presentado.
—Bueno. No importa. De todas formas ya me tendrán por ahí a un nuevo “pretendiente” — dijo agregando un ademán para incluir las comillas en la frase.
—¿Otro? ¿Qué pasó con el ingeniero o era economista?
—A mi madre no le gustó y mi abuelo dijo que no traería ningún beneficio. Así que ya llegará otro.
—Vaya — respondió alzando las cejas.
Era curioso como su amiga que tenía su misma edad, ya había estado comprometida dos veces y en ambas ocasiones los compromisos fueron disueltos por sus padres o su abuelo. Eran más que tradicionalistas.
Por el momento Katsumi disfrutaba de asistir a una escuela pública en lugar de una privada. Siempre y cuando mantuviera las notas altas y un récord de conducta intachable. Pues al llegar el momento de ir a la universidad estudiaría en la que sus padres eligieran.
—¿Nos veremos esta noche chicas? — Preguntó Andrew quien se había acercado a ellas.
—Claro que sí. Cosette no se perdería por nada del mundo ver a su jugador estrella — dijo con una sonrisa.
Cosette no pudo evitar sonrojarse y Andrew contuvo una risa.
—Pasaré por ustedes a las 6.
—¿Pasarás? ¿Pero, que hay de Julieth? ¿No se pondrá…? Ya sabes.
—No. Ella… No podrá. Bueno nos vemos después — se despidió de ellas.
“¿Problemas en el paraíso?”. Pensó Cosette. Julieth no siempre comprendía la importancia que Andrew le daba a su familia y sus amigos en ese preciso orden. Y eso provocaba en ocasiones enfados por parte de ella.
Esa noche, dispuestos a disfrutar, se encaminaron al estadio con sus camisetas del equipo esperando que nadie de la escuela los viera o no se librarían de ser linchados.
Buscaban sus asientos cuando de pronto Kate les saludó con la mano indicándoles que había asientos libres junto a ella. Pero Andrew los rechazó de inmediato diciendo que ya tenían sus lugares reservados.
Cosette y Katsumi intercambiaron una mirada. Era más que obvio que esa chica buscaba siempre una excusa para estar cerca de Andrew. Tenía una especie de súper poder para estar en el mismo sitio donde se encontrase él.
El partido dio inicio y los jugadores peleaban arduamente por su victoria. Ellos animaban entusiastas a Jack quien corría de un lado a otro y con ayuda del entrenador coordinaban las jugadas a emplear.