Capitulo II – ¡Sorpresas!
¡Continuemos con Santiago!
Una noche completa sin poder dormir, o por lo menos el comienzo de ella, me sentía tan feliz, tan pleno, tan vivo, que estaba completamente seguro que ni los comentarios mal intencionados de mi padre me arrebatarían la felicidad tan grande que ahora podía demostrar. Susana había aceptado casarse conmigo, solo eso podía pensar e imaginar, recordar ese bello momento de la cena, de la propuesta, y es que en cierto aspecto era solo lo que quería recordar, su sonrisa, su mirada de asombro, de sorpresa, pero a la vez de felicidad, de alegría y mucho amor.
¡Ella es mi luz!
Cuando sonríe, cuando calla, cuando baja su mirada,
cuando me dice que me ama.
Toda ella, entera, me enamora.
Eran con exactitud las tres de la mañana, y yo seguía allí, observando fijamente el techo de mi habitación, sin poder caer en definitiva a los brazos de Morfeo. En vista a que no podía dormir por esa noche no me quedaba de otra que recompensar el tiempo, en ocuparme en algo interesante y de provecho, como el C.C. aún mantenía vivo el pensamiento de poder agrandarlo, contaba con espacio suficiente para hacer algo alucinante, y quería sorprender al señor Daniel Mora.
Toda mi vida he trabajado con planos, como nos enseñaron, solo cálculo y diseño desde una perspectiva distinta, en digital, pero en esa oportunidad quería hacer algo diferente, una maqueta, quería construir el modelo de lo que podía ser el C.C. en físico, cada planta por separado. Las horas pasaban y mi creatividad se elevaba, cuando sonó mi despertador a las 6:00am, había concluido mi proyecto, no fue fácil debo admitirlo, pero me sentía orgulloso de lo que pude crear, y para ser mi primera vez ¡No me fue tan mal!
Me duche, desayune mucho antes de que mis padres despertaran y partí rumbo a la obra, tuve un pequeño retraso pues casi arroye a una chica, nunca fue mi intensión y soy muy cuidadoso al manejar, pero en esta oportunidad me distraje mirando la maqueta.
- ¿Estas ciego? Casi me matas.
- Lo siento yo no te vi.
- Eso fue muy obvio, ¿y ahora que, te quedaras allí? Por lo menos recompénsame con algo.
No es muy común que una chica te pida recompensa por haberla casi atropellado, pero como no estaba acostumbrado, me pareció quizás cortés llevarla a su destino.
- ¿Quieres dinero? – Le pregunté
- No te estoy pidiendo limosnas, llévame a la universidad – Mencionó ella.
- ¿Universidad? Bueno, está bien.
Al comienzo pensé que estaba loca, ninguna mujer se subiría al coche de un hombre sin conocerlo, pero ella no tuvo problemas, y además estaba muy molesta.
- ¿No tienes miedo al estar conmigo? Es decir, yo podría ser un violador.
- ¿Y eres un violador? – Preguntó.
- Claro que no – Respondí.
- Entonces asunto arreglado, por cierto, mucho gusto me llamo Paola Luna.
¡La vida y sus sorpresas!
Mi ruta culmino, resolví mi asunto con “Paola Luna” y volví a la construcción, me sorprendió lo rápido que trabajan los obreros, estaban haciendo un excelente trabajo, así que me tome la molestia de facilitarles el almuerzo a todos.
- Santiago hermano ¿cómo estás?
- Cristian, que sorpresa, ¿Qué me traes de nuevas?
- Esta noche, en el bar, tenemos que celebrar tu compromiso ¿No lo crees?
Cristian Coronel, no solo es mi mejor amigo si no mi hermano, maduramos juntos, estudiamos juntos y con suerte en oportunidades trabajamos juntos, lo único que nos diferenciaba, es que yo tenía un futuro planeado, y él no pensaba en su futuro, si no en su presente y el cómo saber vivirlo. No me opongo a la idea de poder disfrutar nuestro presente de la mejor manera, incluso en mi época era igual de extrovertido que Cristian, y me encantaba ser así, pero desde que Susana apareció en mi vida todo cambio, me volví un poco más preocupado y capaz. Una noche en el bar, de copas, no sonaba nada mal, inclusive me caería de maravilla. Luego de haber organizado todo el almuerzo de los obreros, concurrí al restaurante con Cristian, nosotros teníamos muchas cosas de las cuales conversar, y por supuesto uno de esos temas seria mi futura esposa.
- Acabas de dar un gran paso, ¿Estás seguro de lo que hiciste? – Preguntó él.
- Claro, completamente Cristian, Susana es la mujer a la cual amo.