Capítulo VI – Soluciones.
Ya saben con exactitud que paso anteriormente, ahora la incógnita se centra en un solo punto ¿Por qué le di el ramo de rosas? Bien, primero ante todo fue una necesidad, así como cuando sientes esas ganas enormes de besar a esa persona o abrazarla y decirle que es realmente importante en tu vida, o simplemente hacerle saber lo especial que es, bueno yo sentí la necesidad de todos esos aspectos juntos pero ninguno podía ponerlos en prácticas, y creí que sería más fácil llegar con unas rosas, sus favoritas y darle las gracias por todo, por hacerme ver la vida de una manera diferente, por demostrarme que todo puede cambiar en un segundo, y el amor puede llegar en donde menos lo esperamos.
Al inicio de la historia creí que mi mundo completo, giraba en torno a Susana, y que ella iba a ser la mujer de mi vida, pero… nunca conté con la llegada de Bianca, sinceramente no creí nunca que ella volvería a parecer en la etapa de una vida tan lejana, y ahora estoy tan confundido, pero a la vez muy claro en lo que de verdad quiero, por lo que aspiro luchar y obtener, que básicamente es ella.
Ahora muy bien, la historia de la famosa “Impotencia” no fue en ningún momento mentira alguna, realmente si me comenzó a suceder desde que llego Susana, que por cierto fue una total sorpresa para mí, pues se adelantó a la fecha pautada para la cual sería su regreso, pensé que estando con ella físicamente olvidaría la idea de estar con Bianca quizás en la misma situación, pero no fue así, porque en el momento, y aunque me da mucha vergüenza admitirlo, no pude funcionar como hombre, y opte por disculparme y decirle simplemente que no podía, y otro cuento para justificar lo que me estaba ocurriendo. Al día siguiente quise volver a intentarlo, pero siguió ocurriendo lo mismo, ¡NADA! E increíblemente ella mencionó:
– Deberías ir con tu amiga, tal vez pueda orientarte, no es una especialista en el asunto, pero quizás tenga algo que aportar –
Al inicio creí que estaba loca, ¿Cómo le iba a contar algo así a Bianca? Es que no podía, pero pensándolo bien, era una excusa para verla, así que accedí, y el resto ya está dicho.
Había transcurrido una semana exactamente cuando mi padre comenzó a inquietarse, no es un secreto para nadie el saber que no tenemos muy buena relación, pero muy a pesar de eso no deja de ser mi padre y de preocuparme; en cada desayuno lo observaba más callado y distanciado, ya ni siquiera discutía conmigo, simplemente me mantenía al margen de todo lo referente a la empresa de seguros, no me insistía ni reñía por ignorarlo, simplemente callaba y se marchaba, pero tampoco tenía la fuerza para preguntarle que ocurría a él directamente, y preferí preguntarle a mamá.
- ¿Qué tiene Miguel mamá?
- Se encuentra angustiado porque las cuentas de la empresa no cuadran, tiene miedo de aceptar que lo están estafando, y si eso ocurre hijo, estaremos en quiebra total.
- ¿Y qué necesita para solucionar el problema?
- Un socio, alguien que le consiga el dinero a invertir en los gastos que fueron apareciendo, pero… hijo es demasiado.
Soy parte de la familia, por lo tanto soy parte de la empresa aunque no lo quiera aceptar, y saber que dependemos de ella y que en estos momentos está al borde de la quiebra me preocupa realmente, no por el hecho monetario, pues para eso me he preparado tanto estos años y yo sé que podría sacar a mi familia adelante, sino porque esa empresa es el sueño de Miguel y el de mi madre, y le ha dedicado su vida a lo largo del tiempo, estoy más que seguro que ellos no resistirían el hecho de que otra persona se apodere de tan grande sucursal. Y de pronto se me ocurrió.
Solo existía una persona capaz de conseguir el capital y la experiencia necesaria para manejar una empresa y ayudar a mi padre sin ningún inconveniente, un viejo amigo de años atrás, y el padre de la persona más increíble, Ricardo Luna; llegue hasta la casa de los Luna y afortunadamente me dio chance de conseguir hablar con Ricardo quien justo iba saliendo.
- Buenos días Santiago, ¿qué te trae por acá?
- Buenos días Ricardo, quiero hablar contigo de negocios, de una situación muy substancial para nosotros los Castillo.
- Y… ¿Qué será eso?
Afortunadamente luego de una larga conversación, Ricardo accedió a brindarme una mano para solucionar el problema de mi padre, y nos dirigimos hasta la compañía de Miguel Castillo para plantearle la posible solución a sus problemas; mi padre nunca se lo llego a imaginar, y en el momento que nos miró entrando a su oficina, se levantó rápidamente con cara de sorprendido pero respiro al verme, pues muy en el fondo él sabía que yo no lo dejaría solo en estos momentos, y le conseguiría cualquier solución a sus problemas.