Entre el odio y el amor

Capítulo veinticinco

♛ᑕᗩᑭITᑌᒪO ᐯᗴIᑎTIᑕIᑎᑕO♛

Un fuerte escalofrío recorrió sin compromiso alguno, la médula de Sasha. Un frío helado, hostil y abrazador, colmó a su cuerpo. Las luces de las lámparas de la gran terraza, se disiparon ante él, el tiempo colapsó ante sus pupilas, sus oídos, escuchaban una y otra vez, el eco de la las palabras de Osgur.

Su corazón se requesbrajó, su alma dio un grito de dolor y su piel se erizó. En su garganta, un nudo fuerte y colosal, impedía engullera palabra. Parecía que caían a un lago de ácido que habitaba en su traquea y se disolvían al instante, como si fuesen nada.

En su mente, se reflejó, se proyectó, se hizo presente, el peor de los escenarios, mismo que retorcía y hacía debilitar con entusiasmo y severidad, sus fuerzas y sus ganas de vivir.

Sus pies tropezaban, se topaban entre sí y lo hacían tener un torpe paso, a medida que se acercaba a Osgur, con lágrimas en los ojos, lágrimas que parecían gritar, que parecían suplicar, gritar y retorcerse en aquel dolor iracundo, en aquel ardor indomable y puro, que reinaba como un monarca, a su pueblo.

—Dime que no es cierto, Osgur.— Echó a su rostro, con lánguidas fuerzas, aquellas dolorosas palabras, que mantenían en él, una débil esperanza.

—Si es cierto, si es cierto, Sasha. Laia está muy delicada. Mi estrellita de mar está al borde de la muerte.— Respondió, con su garganta sumida, apresada y amarga de un indomable nudo.

El rostro de Sasha, dio una señal, antes de que su garganta, soltara un grito desgarrador y luego, empezara a correr hacia su camioneta que permanecía estacionada a unos metros de él.

Osman también corrió y le hizo una señal a Osgur de que subiese a la camioneta y así lo hizo.

—Yo manejaré, Sasha.— Le avisó, Osman y entró a la camioneta, luego, Sasha dio la vuelta a esta y se introdujo al asiento del copiloto, bañado por un profundo llanto que le impedía hablar.

La camioneta arrancó y salió disparada del lugar.

—¿Cómo te enteraste de que Laia tuvo un accidente?— Le preguntó Osman a Osgur, mientras lo veía por el retrovisor y su cuerpo iba casi pegado al volante, por comodidad al estar manejando de una manera bárbara.

—Cuando me despedí de ella aquí en la mansión, le escribí mi nuevo número de celular en un papel y se lo di sin que nadie se diera cuenta, creo que ni ella misma. Yo estaba en un bar cercano, a su mansión. Nunca me fui con mi familia, porque quería cuidarla, fue ahí que me llamaron desde el hospital de Estambul. No sé por qué razón mi hermanita no estaba en la mansión.—

Osman puso una cara de molestia, torció su boca, al recordar el porqué Laia no se hallaba en la mansión.

—Al parecer el carro en el que iba, se desvió hacia un acantilado. No sé más, solo me dijeron eso, luego, fui a pie hasta su mansión, quería morir, me sentía desesperado, por eso lo hice y porque sé que Sasha la quiere.—

—¿No dijeron cuál es su estado?—

—Solo me dijeron que estaba muy grave y que necesitaba cuatro pintas de sangre.— Respondió, pasando con pena, sus manos por el rostro.

Osman volteó a mirarlo, preso de la impresión.

—¡¿Por qué no habías dicho nada, Osgur?!—

—Porque su tipo de sangre es muy escasa, solo mi madre y hermano Kemal la tienen, aparte de Laia, pero no querrán hacerlo, la odian.—

—¿Y cuál es el tipo de sangre?, tenemos contactos en toda Turquía, podemos ayudarla a conseguirla.—

—Es AB negativo.—

Sasha volteó a mirarlo de inmediato.

—Sasha es AB negativo.— Volteó a ver a Sasha, bosquejando un rostro de alegría.

—Seguirían faltando pintas.—

—No hay inconvenientes con eso. Tenemos muchos contactos en Turquía. ¡¿En qué hospital de Estambul se encuentra?!—

—En el local.— Respondió

—No llegaremos a tiempo, ni siquiera si manejo al máximo de velocidad.—

—Podemos irnos en helicóptero. Llama al piloto.— Intervino, Sasha, un poco más calmado.

—No hay un helipuerto cerca, Sasha.— Dijo, Osman.

—No importa si tiene que aterrizar en medio de la carretera. Llámalo y dile que es una orden de Sasha Meier.—

—Nos multarán, Sasha.— Se quejó, Osman.

—¡Por un carajo! ¡Llama al maldito piloto!— Gritó, arremetiendo golpes de rabia contra el tablero de la camioneta.

Osman se estacionó de inmediato a un lado de la carretera y se comunicó con el hombre, que parecía reacio en un principio, pero al mencionar el nombre de Sasha, este accedió de manera inmediata.

—Hay un banco de sangre privado en Bursa, somos socios de algunas de las empresas de los dueños.—

—¿Y crees que tengan el tipo de sangre de Laia?—

—No lo sé, pero intentaremos.— Respondió, con un severo rostro de preocupación.

—Se va a morir, Osman, se va a morir, Laia morirá por mi culpa. Yo debí cuidarla y no lo hice, ¡no lo hice!— Empezó a lamentarse y a medida que formulaba sus palabras, estas, se convertían en un pesado grito que se mezclaba con los golpes que le daba al suelo.

♕♕♕

Un fuerte zumbido hizo acto de presencia en el gran patio del hospital, alertando a los hombres armados que se encontraban custodiando al señor que se había llevado a Laia.

Todos voltearon a ver hacia el cielo, en donde se originaba el apabullante sonido y ráfagas de vientos que hacían levantar el polvo.

Un helicóptero, color negro, bajaba de manera formidable al patio del hospital.

Las miradas de ajenos, no se hicieron esperar y al poco tiempo, este aterrizó sobre el neutro suelo y las hélices que giraban con fuerzas, lentamente, empezaron a cesar aquel giro que agobiaba la tranquilidad que habitaba el hospital.

Las grandes puertas del helicóptero se abrieron y sin esperar que las hélices terminaran de frenar, bajó de este, de forma dramática y firme, Sasha, junto a Osman y Osgur.

Las lágrimas se habían secado, Osman los había calmado un poco y ahora se hallaban un poco más tranquilos, gracias a las palabras de aliento de la mano derecha de Sasha.



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En el texto hay: amor secretos drama odio

Editado: 23.11.2024

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